FMI, G-7, EE.UU. y la CE insisten en que se reabra el canje

Contactos en reserva, iniciados el martes por la noche en Bruselas, reflejan el sumo interés de la CE y otras instancias en reabrir por breve lapso el canje. Algunos funcionarios argentinos ven con buenos ojos esa flexibilización.

9 marzo, 2005

Hasta el miércoles al mediodía, se trataba de versiones circulantes en Italia, Suiza y Gran Bretaña. Pero, aunque ninguno de los involucrados haya tocado el tema en público, Roberto Lavagna, dos miembros de su equipo, Rodrigo Rato (director gerente del Fondo Monetario), subalternos suyos y John Taylor –subsecretario norteamericano de Hacienda- analizaron la cuestión.

Tanto el FMI como Estados Unidos, el Grupo de los 7, la CE y la Consob italiana tratan de reabrir el canje por unos días, según lo admite la “ley cerrojo”. En otro plano, el “Financial Times” prosigue una campaña contra la presunta “tolerancia crediticia” del Fondo hacia la Argentina.

A su vez, Lavagna concluyó contactos formales para analizar la futura relación con el Fondo. Los secretarios de Finanzas (Guillermo Nielsen) y Coordinación (Leonardo Madcur), más el subsecretario de Financiamiento, Sebastián Pallá, proseguian tratativas que pueden durar semanas.

A partir de ellas –y antes de lo que sostienen medios locales allegados al “comité global”-, los argentinos avanzarán hacia un nuevo acuerdo contingente o la continuidad -con modificaciones- del suspendido unilateral y arbitrariamente por el FMI en septiembre pasado. En realidad, fue un intento de la burocracia fondista para abortar al canje de deuda que acaba de terminarse en forma exitosa.

Ahora, la táctica es demorar todo cuanto sea posible, según aconsejó en privado un dirigente conservador argentino a Anup Singh. Pero el objetivo inmediato es que la Argentina reabra por algunos días el canje. Sería la mejor forma de que entrasen miles de bonistas italianos y, al mismo tiempo, desactivar la nueva estrategia de Charles Dallara, Nicola Stock y otros gestores de fondos buitres, basada en una ola de litigios judiciales.

“Hemos resuelto con el presidente Kirchner no hacer declaraciones para que esto no sea considerado como un partido de fútbol”, reiteró Lavagna por lo menos dos veces. El ministro se reunía este miércoles con John Snow, secretario de Hacienda, y Taylor. Cabe consignar, al respecto, que el equipo económico de George W. Bush no simpatiza precisamente con la gente del FMI.

No por casualidad, el “Financial Times” se ha sumado a las diatribas contra el canje lanzadas ya por “The Economist”, diarios rioplatenses y varios voceros ocasionales del sector financiero. En efecto, un comentario editorial sostiene que el canje de deuda argentino “reescribió las reglas del juego en los mercados financieros emergentes” (término que en realidad no significa mucho).

Sostiene el artículo que el Fondo “debe exigir reformas estructurales y pagos anuales de la deuda por US$ 1.000 millones, pues la Argentina ha sentado un precedente peligroso”. Sin parar mientes en la disminución del riesgo sobre bonos soberanos, el FT estima que “el triunfo argentino potencia los riesgos asociados a préstamos y podría promover alzas de tasas sobre deudas de esos países”.

Por ende, el medio recomienda al Fondo Monetario “poner en claro que sólo le prestará a la Argentina bajo estrictas condiciones”. A continuación detalla un programa de exigencias –muy parecido a las formuladas hace meses por Anne Krueger-, tales como superávit primario, aplicación de reformas estructurales (especialmente en el sector bancario, léase “privatizar el Nación y el Provincia”) y un compromiso de pagar la deuda con el FMI a razón de US$ 1.000 millones anuales.

Según el periódico, “Argentina puede afrontarlo” y, aunque el ministro Lavagna entiende que son necesarias esas reformas, el FT cree que no sucede lo mismo con el Presidente. El tiro por elevación es tan poco sutil que José Octavio Bordón, embajador argentino en Washington, recordó el lunes mismo que “desde hace dos años, el Financial Times viene defendiendo la posición y los intereses de algunas bancas y fondos de inversión”.

El diplomático sostuvo que el medio no asumía exactamente los intereses de la mayoría de bonistas que aceptó antes del 25 de febrero, cuando se cerró el programa de reestructuración. Pero sí los de “fondos buitres”, representados por el Institute of International Finance, cuyo director –Dallara- controla un par. Además, les pasa letra a Stock, Hans Humes y dos columnistas del periódico inglés.

Hasta el miércoles al mediodía, se trataba de versiones circulantes en Italia, Suiza y Gran Bretaña. Pero, aunque ninguno de los involucrados haya tocado el tema en público, Roberto Lavagna, dos miembros de su equipo, Rodrigo Rato (director gerente del Fondo Monetario), subalternos suyos y John Taylor –subsecretario norteamericano de Hacienda- analizaron la cuestión.

Tanto el FMI como Estados Unidos, el Grupo de los 7, la CE y la Consob italiana tratan de reabrir el canje por unos días, según lo admite la “ley cerrojo”. En otro plano, el “Financial Times” prosigue una campaña contra la presunta “tolerancia crediticia” del Fondo hacia la Argentina.

A su vez, Lavagna concluyó contactos formales para analizar la futura relación con el Fondo. Los secretarios de Finanzas (Guillermo Nielsen) y Coordinación (Leonardo Madcur), más el subsecretario de Financiamiento, Sebastián Pallá, proseguian tratativas que pueden durar semanas.

A partir de ellas –y antes de lo que sostienen medios locales allegados al “comité global”-, los argentinos avanzarán hacia un nuevo acuerdo contingente o la continuidad -con modificaciones- del suspendido unilateral y arbitrariamente por el FMI en septiembre pasado. En realidad, fue un intento de la burocracia fondista para abortar al canje de deuda que acaba de terminarse en forma exitosa.

Ahora, la táctica es demorar todo cuanto sea posible, según aconsejó en privado un dirigente conservador argentino a Anup Singh. Pero el objetivo inmediato es que la Argentina reabra por algunos días el canje. Sería la mejor forma de que entrasen miles de bonistas italianos y, al mismo tiempo, desactivar la nueva estrategia de Charles Dallara, Nicola Stock y otros gestores de fondos buitres, basada en una ola de litigios judiciales.

“Hemos resuelto con el presidente Kirchner no hacer declaraciones para que esto no sea considerado como un partido de fútbol”, reiteró Lavagna por lo menos dos veces. El ministro se reunía este miércoles con John Snow, secretario de Hacienda, y Taylor. Cabe consignar, al respecto, que el equipo económico de George W. Bush no simpatiza precisamente con la gente del FMI.

No por casualidad, el “Financial Times” se ha sumado a las diatribas contra el canje lanzadas ya por “The Economist”, diarios rioplatenses y varios voceros ocasionales del sector financiero. En efecto, un comentario editorial sostiene que el canje de deuda argentino “reescribió las reglas del juego en los mercados financieros emergentes” (término que en realidad no significa mucho).

Sostiene el artículo que el Fondo “debe exigir reformas estructurales y pagos anuales de la deuda por US$ 1.000 millones, pues la Argentina ha sentado un precedente peligroso”. Sin parar mientes en la disminución del riesgo sobre bonos soberanos, el FT estima que “el triunfo argentino potencia los riesgos asociados a préstamos y podría promover alzas de tasas sobre deudas de esos países”.

Por ende, el medio recomienda al Fondo Monetario “poner en claro que sólo le prestará a la Argentina bajo estrictas condiciones”. A continuación detalla un programa de exigencias –muy parecido a las formuladas hace meses por Anne Krueger-, tales como superávit primario, aplicación de reformas estructurales (especialmente en el sector bancario, léase “privatizar el Nación y el Provincia”) y un compromiso de pagar la deuda con el FMI a razón de US$ 1.000 millones anuales.

Según el periódico, “Argentina puede afrontarlo” y, aunque el ministro Lavagna entiende que son necesarias esas reformas, el FT cree que no sucede lo mismo con el Presidente. El tiro por elevación es tan poco sutil que José Octavio Bordón, embajador argentino en Washington, recordó el lunes mismo que “desde hace dos años, el Financial Times viene defendiendo la posición y los intereses de algunas bancas y fondos de inversión”.

El diplomático sostuvo que el medio no asumía exactamente los intereses de la mayoría de bonistas que aceptó antes del 25 de febrero, cuando se cerró el programa de reestructuración. Pero sí los de “fondos buitres”, representados por el Institute of International Finance, cuyo director –Dallara- controla un par. Además, les pasa letra a Stock, Hans Humes y dos columnistas del periódico inglés.

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