FMI: exigencias que no son y opinión de los suizos

Economía quitó relevancia a la nueva campaña basada en presuntas condiciones del Fondo Monetario. “Pueden muy bien vivir sin él”, señala la Union des Banques Suisses y lo mismo creen en Washington.

4 julio, 2005

Héctor Torres, representante argentino ante el Fondo, le restó importancia a un presunto informe donde constan “reclamos” para tramitar la renegociación de deudas. Torres sostuvo que no se exige determinado superávit primario. En realidad, este tipo de trascendidos se orienta a medios que, a su vez, operan para la coalición de derechas con vistas a las elecciones locales de octubre.

Si bien en agosto habrá vacaciones estivales en el FMI y otros organismos –una “prebenda anacrónica e inexplicable”, según Paul Wolfowitz, nuevo presidente del Banco Mundial-, “están adoptándose recaudas para no interrumpir tratativas”, sostuvo el funcionario argentino. Por cierto, técnicamente el receso se aplica a reuniones de directorio y de gobernadores.

Otro “documento” atribuido al Fondo incursiona directamente en la política interna del país. Al parecer, pide eliminar retenciones a la exportación (tema obsesivo del ruralismo), el impuesto al cheque y la intervenció del banco central en los cambios, resorte común alrededor del mundo. El propio Torres, aludiendo a versiones publicadas en Buenos Aires, sostiene que “ese 4,5% de excedente primario carece de convalidación oficial alguna”. Eso, sí, lleva el sello de Anup Singh.

Casi por casualidad, Union des Banques Suisses (UBS) se mostraba “cómoda con el panorama financiero argentino para 2005. Inclusive, será buena aunque no se reciban desembolsos multilaterales”. Ante esto, resulta llamativo que, a medida como aparecen números positivos (recaudación, exportaciones, actividad industrial, baja del riesgo soberano), se hable de “ingobernabilidad”, sólo porque los peronistas siguen siendo, como decía Jorge Luis Borges, incorregibles y atraviesan internas borrascosas.

En lo tocante a UBS, estima que Argentina debe cubrir unos US$ 7.600 millones durante este semestre. De ese total, 2.600 millones podrían salir del superávit fiscal primario, 1.700 millones de transferencias de entes públicos y 2.100 millones de bonos colocables entre bancos y AFJP (un total de US$ 6.500 millones).

El resto, podría originarse en cobro de deuda a provincias y reservas del central. Sea como fuere, Joseph Stiglitz recordaba hace un tiempo que, en 2003, el propio Fondo desconoció un acuerdo contingente subscripto con Argentina. Pese a que el país hubiera sobrecumplido las metas impuestas, Anne Krueger –vicepresidente de la entidad, hoy en virtual retiro- congeló el tercer desembolso, entre los aplausos de varios columnistas locales. Hasta el momento, nadie pidió disculpas, pero tampoco se vino el mundo abajo.

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Héctor Torres, representante argentino ante el Fondo, le restó importancia a un presunto informe donde constan “reclamos” para tramitar la renegociación de deudas. Torres sostuvo que no se exige determinado superávit primario. En realidad, este tipo de trascendidos se orienta a medios que, a su vez, operan para la coalición de derechas con vistas a las elecciones locales de octubre.

Si bien en agosto habrá vacaciones estivales en el FMI y otros organismos –una “prebenda anacrónica e inexplicable”, según Paul Wolfowitz, nuevo presidente del Banco Mundial-, “están adoptándose recaudas para no interrumpir tratativas”, sostuvo el funcionario argentino. Por cierto, técnicamente el receso se aplica a reuniones de directorio y de gobernadores.

Otro “documento” atribuido al Fondo incursiona directamente en la política interna del país. Al parecer, pide eliminar retenciones a la exportación (tema obsesivo del ruralismo), el impuesto al cheque y la intervenció del banco central en los cambios, resorte común alrededor del mundo. El propio Torres, aludiendo a versiones publicadas en Buenos Aires, sostiene que “ese 4,5% de excedente primario carece de convalidación oficial alguna”. Eso, sí, lleva el sello de Anup Singh.

Casi por casualidad, Union des Banques Suisses (UBS) se mostraba “cómoda con el panorama financiero argentino para 2005. Inclusive, será buena aunque no se reciban desembolsos multilaterales”. Ante esto, resulta llamativo que, a medida como aparecen números positivos (recaudación, exportaciones, actividad industrial, baja del riesgo soberano), se hable de “ingobernabilidad”, sólo porque los peronistas siguen siendo, como decía Jorge Luis Borges, incorregibles y atraviesan internas borrascosas.

En lo tocante a UBS, estima que Argentina debe cubrir unos US$ 7.600 millones durante este semestre. De ese total, 2.600 millones podrían salir del superávit fiscal primario, 1.700 millones de transferencias de entes públicos y 2.100 millones de bonos colocables entre bancos y AFJP (un total de US$ 6.500 millones).

El resto, podría originarse en cobro de deuda a provincias y reservas del central. Sea como fuere, Joseph Stiglitz recordaba hace un tiempo que, en 2003, el propio Fondo desconoció un acuerdo contingente subscripto con Argentina. Pese a que el país hubiera sobrecumplido las metas impuestas, Anne Krueger –vicepresidente de la entidad, hoy en virtual retiro- congeló el tercer desembolso, entre los aplausos de varios columnistas locales. Hasta el momento, nadie pidió disculpas, pero tampoco se vino el mundo abajo.

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