Fed: misoginia y dólar femenino

El premio Nobel de Economía Paul Krugman denunció la existencia de una campaña sexista en contra de Janet Yellen, una de las candidatas mejor posicionadas para suceder a Ben Bernanke al frente de la Fed.

5 agosto, 2013





Desde su columna del New York Times, Krugman señaló el jueves pasado que “no hay en marcha una, sino dos campañas sexistas en contra de Yellen”, una de las cuales calificó como “implícita” y otra que involucra “misoginia directa”, liderada por diarios como el Wall Street Journal y el New York Sun.

  

Sobre esta última variante, Krugman detalla la mención en esos matutinos de la llegada de un “dólar femenino” con el arribo de Yellen a la Fed, seguido de una eventual escalada inflacionaria que el Premio Nobel consideró “equivocada”.

  

“Ambas (campañas) se las arreglan para combinar sexismo con un mal análisis económico”, ironizó.

  

La versión más implícita, según indica, contempla la invocación de la “falta de gravitas” en alusión a una de las virtudes de la Antigua Roma- por parte de Yellen.

  

“No fue hace tanto que a cualquiera del bando de la `gravitas`, interrogado sobre quién poseía esa cualidad mística en su forma más pura, hubiera respondido con certeza: Alan Greenspan. ¿Qué tan bien resultó?”, expresó Krugman.

  

Para el Premio Nobel, Yellen “no solamente está a la altura del trabajo”, sino que es “la persona mejor calificada en Estados Unidos para asumir” el cargo de Bernanke.

  

El mismo día que Krugman escribió su alegato, la titular del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, dijo que Yellen era “su amiga” y la calificó como “una mujer muy competente”.

 

Luego de conocerse los últimos datos de PBI y de empleo, la conclusión es que la economía no ha estado creciendo tan rápidamente como creía la Reserva Federal, aunque se especula que probablemente este magro resultados no será suficiente para afectar su decisión de comenzar a reducir sus compras de bonos en septiembre.

 

Sin embargo, ya no puede sentirse tan cómoda con ese plan como hasta ahora.

 

El Departamento de Comercio de Estados Unidos informaba el miércoles que el producto interno bruto registró un crecimiento interanual de 1,7% en el segundo trimestre, una cifra superior a la expansión de 0,9% que anticipaban economistas. Pero la cifra se vio ensombrecida por advertencias.

 

La acumulación de inventarios representó 0,4 de punto porcentual de la expansión, lo que podría reducir el crecimiento en el tercer trimestre a medida que las compañías reduzcan sus existencias. El gasto de gobierno no disminuyó tanto como estimaba la mayoría de los economistas en el segundo trimestre, lo que solo podría significar que los efectos del ajuste fiscal sobre el crecimiento serán prolongado. Finalmente, datos revisados mostraron que el PIB creció solo 1,1% en el primer trimestre, en vez de la expansión informada previamente de 1,8%.

 

En junio, cuando el comité de fijación de política de la Fed se refirió a su plan de reducir las compras de títulos del Tesoro y bonos hipotecarios, sus proyecciones para el PIB de 2013 parecían optimistas, pero posibles. Ahora parecen inalcanzables: La economía tendría que haber crecido a un ritmo de 3,5% en el segundo semestre para alcanzar la proyección de la Fed.

 

La Fed ajustó su comunicado el miércoles en relación al emitido en junio, rebajando levemente su descripción de expansión económica y destacando las crecientes tasas hipotecarias y la baja tasa de la inflación como áreas de preocupación. Pero los cambios no fueron suficientemente sustantivos como para indicar que está repensando su plan de reducir las compras de bonos.

 

La principal razón por la que los funcionarios de la Fed no se han puesto realmente nerviosos por el débil dato del PIB es que el mercado laboral ha tenido un desempeño bastante bueno a pesar de ello. La economía incorporó un promedio de 202.000 empleos al mes en el primer semestre del año, con la tasa de desempleo cayendo de 7,8% a 7,6%. Los economistas estiman que el informe de empleo del viernes mostrará un incremento de 183.000 empleos en julio, lo que haría caer la tasa de desempleo a 7,5%.

 

La interpretación actual de la “Ley de Okun”, la regla de oro acuñada por el economista Arthur Okun en la década de los años 60, dice que por cada dos puntos porcentuales que crece el PIB sobre su tendencia anual a largo plazo, el desempleo cae un punto porcentual. Lo contrario es verdad cuando el PIB se sitúa por debajo de la tendencia, como ha ocurrido en el último año.

 

Al tomar el 2,4% que los funcionarios de la Fed estiman es la tendencia del PIB, la Ley de Okun sugiere que la tasa de desempleo debería haber aumentado a 8,7% en junio, frente a 8,2% un año antes, en vez de caer a 7,6%.

 

Un posible factor de esta aparente desconexión: Las compañías que despidieron demasiado durante la crisis decidieron aumentar su personal, dice Mike Feroli, economista de J.P. Morgan. Y las empresas también podrían haber subinvertido en tecnología, lo que las llevó a contratar trabajadores extra para lograr lo que de otra manera habrían obtenido con una mayor productividad.

 

Pero esperar que el mercado laboral siga moviéndose al ritmo reciente sin que el PIB se acelere mucho, es ser demasiado optimista. O la economía comienza a mostrar algunas señales reales de mejora, o las esperanzas de la Fed de comenzar a reducir sus compras de bonos serán cosa del pasado.

 


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