Euro en récords: se cree que Washington no hará nada para frenarlo

Cunde la impresión de que Estados Unidos ya no podrá detener el largo deterioro del dólar. Virtualmente, cierra la semana en ¥ 103,70 y FS 1,144. Por su parte, el euro roza US$ 1,35 y las bolsas operan lo menos posible.

23 diciembre, 2004

Amén del pesimismo entre operadores cambiarios, síntomas e indicadores desfavorables en la economía norteamericana también presionaban contra la divisa referencial. Existe la idea de que, por lo menos hasta US$ 1,40 por euro, ni la Reserva Federal ni Hacienda intentarán retomar la iniciativa.

Simultáneamente, la proyección de este trimestre en materia de producto bruto interno promete un 2004 potencialmente pálido: poco más de 3%. Entretanto, las ventas de viviendas nuevas bajaron 12% en noviembre, el peor margen desde el 23,8% en enero de 1994.

La temporada de fiestas no augura muy bien para el comercio minorista. “Si esta debilidad en materia inmobiliaria continúa, comenzará a afectar las actitudes de los consumidores”, presumen analistas del propio departamento federal de Comercio.

En ese clima, el euro llegó a un pico de US$ 1,3505, aunque cerraba en poco menos de 1,35. Ambos son máximos absolutos. Ahora, varias bancas y operadores importantes creen que el reflujo iniciada hace algunos días era apenas una corrección técnica de posiciones. “Si el Banco Central Europeo ejerciese un papel activo y no se limitase a seguir los acontecimientos –opina Jeffrey Sachs, ex World Economic Forum-, podría haber aprovechado ese descenso para modificar su política de tasas. Ahora es tarde”.

Por el contrario, el columnista británico Martin Wolf teme que ni siquiera el BCE puede modificar tendencias. A su criterio, “el dólar refleja cabalmente la fasta de iniciativa en el gobierno estadounidense, respecto de su calamitosa combinación de déficit fiscal, comercial y de pagos externos. Esa economía ya no ataren capitales especulativos ni suficientesinversiones externas dkirectas para financiar tantos rojos”.

Amén del pesimismo entre operadores cambiarios, síntomas e indicadores desfavorables en la economía norteamericana también presionaban contra la divisa referencial. Existe la idea de que, por lo menos hasta US$ 1,40 por euro, ni la Reserva Federal ni Hacienda intentarán retomar la iniciativa.

Simultáneamente, la proyección de este trimestre en materia de producto bruto interno promete un 2004 potencialmente pálido: poco más de 3%. Entretanto, las ventas de viviendas nuevas bajaron 12% en noviembre, el peor margen desde el 23,8% en enero de 1994.

La temporada de fiestas no augura muy bien para el comercio minorista. “Si esta debilidad en materia inmobiliaria continúa, comenzará a afectar las actitudes de los consumidores”, presumen analistas del propio departamento federal de Comercio.

En ese clima, el euro llegó a un pico de US$ 1,3505, aunque cerraba en poco menos de 1,35. Ambos son máximos absolutos. Ahora, varias bancas y operadores importantes creen que el reflujo iniciada hace algunos días era apenas una corrección técnica de posiciones. “Si el Banco Central Europeo ejerciese un papel activo y no se limitase a seguir los acontecimientos –opina Jeffrey Sachs, ex World Economic Forum-, podría haber aprovechado ese descenso para modificar su política de tasas. Ahora es tarde”.

Por el contrario, el columnista británico Martin Wolf teme que ni siquiera el BCE puede modificar tendencias. A su criterio, “el dólar refleja cabalmente la fasta de iniciativa en el gobierno estadounidense, respecto de su calamitosa combinación de déficit fiscal, comercial y de pagos externos. Esa economía ya no ataren capitales especulativos ni suficientesinversiones externas dkirectas para financiar tantos rojos”.

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