Escandaloso apoyo de un tribunal federal a la especulación pura

Una corte federal de alzada declaró que la Securities & Exchange commission “carece de facultades para regular fondos de cubertura”. Esto pone en serio riesgo los esfuerzos para supervisar un canal que mueve US$ 1,1 billón en activos de aire.

28 junio, 2006

Un panel de tres magistrados, en el distrito de Columbia (Washington) falló con rara unanimidad que la comisión federal de valores “se excede al tratar los inversores en esos fondos como clientes de los respectivos gestores o administradores”. La SEC tenía hasta ahora autoridad reguladora sobre cualquier “manager” con no menos de quince clientes y estaba usándola para obligar a los gestores de esos fondos a registrarse.

El veredicto –que podría ser apelado ante la Corte Suprema- implica que se precisan acciones del congreso para otorgar a la SEC facultades de exigir la inscripción de esos administradores. En su defensa de millonarios especuladores –criticados por financistas como Warren Buffett o George Sörös-, el tribunal fue más lejos, negando a la comisión el derecho a regular esa actividad.

Estrictamente, el fallo no pone esos fondos del todo sobre la ley, pues admite que se trate a sus clientes como a cualquier otro inversor, al determinar si transgredieron leyes sobre títulos y valores. Por ende, no afecta una actual investigación de la SEC sobre presunto “insider trading” por parte de Pequot Caital Management, un fondo especulativo de primera magnitud.

Christopher Cox, presidente de la comisión federal de valores, dio a entender que persistirá en los esfuerzos para poner en caja esos fondos y su herramienta más peligrosa, los derivativos. Esto quizás involucre llegar nomás a la tercera instancia judicial, pues –en año de comicios parlamentarios- será muy difícil obtener una ley específica sobre el problema. “El fallo, según el cual la SEC actuó en forma arbitraria y contra las leyes, nos exige que afinemos nuestra política respecto de esos fondos”, señalaba Cox.

El tipo de especulación representado por los fondos de cubertura (derivativos, derivados sobre futuros y opciones) ha pasado ya por dos auges y algunos colapsos. En particular el del Long-Term, Capital Management en 2000. Los fraudes cometidos y la sobreexpansión de esas carteras –donde cada dólar de sustento puede multiplicarse hasta cien veces en activos volátiles- suelen generar presiones para ponerles coto. Por supuesto, gestores y administradores del sector sostiene que adoptan precauciones. Pero, hasta ahora, la más visible es un “lobby” muy poderoso –con medios adictos tan influyentes como el “Financial times”- que opera sobre legisladores y jueces.

La norma de la SEC objetada por el fallo data de diciembre de 2004 y fue adoptada por tres votos contra dos (ambos, republicanos). Requería a los gestores y administradores de fondos con activos superiores a los US$ 30 millones y no menos de quince clientes registrarse ante la entidad. El plazo vencía el 1 de febrero y casi mil “managers” lo cumplieron.

Curiosamente, el juez Arthur Randolph –miembro del tribunal- reconoce que “esos fondos con bastante difíciles de definir”. En la duda, pues, se adoptó un criterio farisaico, es decir formal, basado en un matiz: los gestores comparten con sus clientes ganancias resultantes de operar en el segmento. De paso, ello explica que algunos gestores sean acaudalados y, por lo menos dos (señala “Institutional investor”), hayan ganado más de mil millones sólo en 2005.

La aparición de “fondos proactivos”, que operan concertados entre sí y pueden convertirse en accionistas mayoritarios de empresas, acentúa hoy los riesgos del segmento y las presiones pro regulación y vigilancia. Los mismo sucede en la Eurozona, donde políticos alemanes y franceses denuncian a “esas langostas globales que arrasan con todo y, especialmente, fuentes de trabajo”. El tema alcanzó ya la Comisión Europea y pone en la mira a Luxemburgo, sede favorita de esos fondos.

A todo esto, el escandaloso fallo y las polémicas resultantes coinciden con señales de otra crisis entre fondos de cubertura, ligada a la creciente volatilidad financiera internacional. En medio de las turbulencias, un pequeños grupos de esas carteras ha cerrado- Esto va de KBC Alternative Investment (satélite de un banco belga, US$ 5.300 millones) a Saranac Capitalk Management (US$ 2.900 millones).

Un panel de tres magistrados, en el distrito de Columbia (Washington) falló con rara unanimidad que la comisión federal de valores “se excede al tratar los inversores en esos fondos como clientes de los respectivos gestores o administradores”. La SEC tenía hasta ahora autoridad reguladora sobre cualquier “manager” con no menos de quince clientes y estaba usándola para obligar a los gestores de esos fondos a registrarse.

El veredicto –que podría ser apelado ante la Corte Suprema- implica que se precisan acciones del congreso para otorgar a la SEC facultades de exigir la inscripción de esos administradores. En su defensa de millonarios especuladores –criticados por financistas como Warren Buffett o George Sörös-, el tribunal fue más lejos, negando a la comisión el derecho a regular esa actividad.

Estrictamente, el fallo no pone esos fondos del todo sobre la ley, pues admite que se trate a sus clientes como a cualquier otro inversor, al determinar si transgredieron leyes sobre títulos y valores. Por ende, no afecta una actual investigación de la SEC sobre presunto “insider trading” por parte de Pequot Caital Management, un fondo especulativo de primera magnitud.

Christopher Cox, presidente de la comisión federal de valores, dio a entender que persistirá en los esfuerzos para poner en caja esos fondos y su herramienta más peligrosa, los derivativos. Esto quizás involucre llegar nomás a la tercera instancia judicial, pues –en año de comicios parlamentarios- será muy difícil obtener una ley específica sobre el problema. “El fallo, según el cual la SEC actuó en forma arbitraria y contra las leyes, nos exige que afinemos nuestra política respecto de esos fondos”, señalaba Cox.

El tipo de especulación representado por los fondos de cubertura (derivativos, derivados sobre futuros y opciones) ha pasado ya por dos auges y algunos colapsos. En particular el del Long-Term, Capital Management en 2000. Los fraudes cometidos y la sobreexpansión de esas carteras –donde cada dólar de sustento puede multiplicarse hasta cien veces en activos volátiles- suelen generar presiones para ponerles coto. Por supuesto, gestores y administradores del sector sostiene que adoptan precauciones. Pero, hasta ahora, la más visible es un “lobby” muy poderoso –con medios adictos tan influyentes como el “Financial times”- que opera sobre legisladores y jueces.

La norma de la SEC objetada por el fallo data de diciembre de 2004 y fue adoptada por tres votos contra dos (ambos, republicanos). Requería a los gestores y administradores de fondos con activos superiores a los US$ 30 millones y no menos de quince clientes registrarse ante la entidad. El plazo vencía el 1 de febrero y casi mil “managers” lo cumplieron.

Curiosamente, el juez Arthur Randolph –miembro del tribunal- reconoce que “esos fondos con bastante difíciles de definir”. En la duda, pues, se adoptó un criterio farisaico, es decir formal, basado en un matiz: los gestores comparten con sus clientes ganancias resultantes de operar en el segmento. De paso, ello explica que algunos gestores sean acaudalados y, por lo menos dos (señala “Institutional investor”), hayan ganado más de mil millones sólo en 2005.

La aparición de “fondos proactivos”, que operan concertados entre sí y pueden convertirse en accionistas mayoritarios de empresas, acentúa hoy los riesgos del segmento y las presiones pro regulación y vigilancia. Los mismo sucede en la Eurozona, donde políticos alemanes y franceses denuncian a “esas langostas globales que arrasan con todo y, especialmente, fuentes de trabajo”. El tema alcanzó ya la Comisión Europea y pone en la mira a Luxemburgo, sede favorita de esos fondos.

A todo esto, el escandaloso fallo y las polémicas resultantes coinciden con señales de otra crisis entre fondos de cubertura, ligada a la creciente volatilidad financiera internacional. En medio de las turbulencias, un pequeños grupos de esas carteras ha cerrado- Esto va de KBC Alternative Investment (satélite de un banco belga, US$ 5.300 millones) a Saranac Capitalk Management (US$ 2.900 millones).

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