En demanda de materias primas, India va a la zaga de China

La disparidad entre Beijing y Delhi, como usuarios de insumos –en total y por habitante-, tardará varios años en reducirse. Eso incluye el consumo de hidrocarburos y energía. Así señalan cifras de Citigroup y UBS.

24 enero, 2006

En demanda “per caput”, las diferencias son abismales en acero (198 kilogramos en China, apenas 33,4 en India), cobre (2,8 contra 0,3), aluminio (5,2 contra 0,7) y cinc (2,1 contra 0,3). Parecen menos marcadas en energía eléctrica: 1.200 kilovatios/hora porhabitante en China, 600 en India. No obstante, debe considerarse que la población china es “apenas 30%” superior a la india.

En otras palabras, un estudio difundido por el mayor grupo financiero del mundo transmite un mensaje básico: 2006 no alcanzará, ni de lejos, a cerrar las brechas de demanda entre los dos países más poblados. Aunque haya crecido a firme ritmo desde fines del siglo XX, el uso de productos primarios y el consumo eléctrico en India siguen demasiado por debajo de las cifras chinas.

Ello se debe a que la economía del subcontinente continúa muy dominada por los servicios. En particular, por influencia del sector tecnológico y la tercerización laboral. O sea, un efecto de los exiguos salarios que cobran los profesionales indios en relación con sus colegas occidentales.

En otros términos, la industria propiamente dicha no se ha desarrollado al sur de los Himalaya en la medida alcanzada por China. Aun si la manufactura –como estiman otros analistas- remonta vuelo, el uso de insumos se mantendrá en una fracción respecto del chino. Esta disparidad tomará mucho tiempo para disminuir o, siquiera, compararse con la diferencia en número de habitantes.

India, en verdad, “muestra diez a quince años de retraso, si no más”, sostiene Noble Group, empresa distribuidora de insumos primarios basada en Singapur y experta en hierro, acero y metales. “Pero esto no quiere decir que Delhi no sea relevante en el mercado mundial de materias primas”, acota.

Después de todo, India contiene algo más de mil millones de habitantes y es una de las economías en desarrollo más dinámicas del mundo. “Tarde o temprano, generará presiones alcistas en varios rubros básicos, hidrocarburos inclusive”, subraya un informe de Union des Banques Suisses. Por ejemplo, la venta de automotores nuevo y usados o la influencia de los ferrocarriles fomentan la demanda de refinados petroleros. En parte, porque India no hace casi nada para promover combustibles no fósiles. Sin ir más lejos, carece de un desarrollo hidroeléctrico comparable al chino.

Expertos de UBS y Morgan Stanley creen, empero, que muchos inversores y consultores subestiman el ritmo de expansión en sectores intensivos en empleo de materia primas. Ahí pesa un síntoma chino: el incremento de costos laborales –se trata de valores asiáticos, no occidentales-, que puede hacer a India más atractiva para las empresas industriales. Sin embargo, estas tendencias se sentirán en el largo plazo; salvo quizás en hidrocarburos y derivados.

En demanda “per caput”, las diferencias son abismales en acero (198 kilogramos en China, apenas 33,4 en India), cobre (2,8 contra 0,3), aluminio (5,2 contra 0,7) y cinc (2,1 contra 0,3). Parecen menos marcadas en energía eléctrica: 1.200 kilovatios/hora porhabitante en China, 600 en India. No obstante, debe considerarse que la población china es “apenas 30%” superior a la india.

En otras palabras, un estudio difundido por el mayor grupo financiero del mundo transmite un mensaje básico: 2006 no alcanzará, ni de lejos, a cerrar las brechas de demanda entre los dos países más poblados. Aunque haya crecido a firme ritmo desde fines del siglo XX, el uso de productos primarios y el consumo eléctrico en India siguen demasiado por debajo de las cifras chinas.

Ello se debe a que la economía del subcontinente continúa muy dominada por los servicios. En particular, por influencia del sector tecnológico y la tercerización laboral. O sea, un efecto de los exiguos salarios que cobran los profesionales indios en relación con sus colegas occidentales.

En otros términos, la industria propiamente dicha no se ha desarrollado al sur de los Himalaya en la medida alcanzada por China. Aun si la manufactura –como estiman otros analistas- remonta vuelo, el uso de insumos se mantendrá en una fracción respecto del chino. Esta disparidad tomará mucho tiempo para disminuir o, siquiera, compararse con la diferencia en número de habitantes.

India, en verdad, “muestra diez a quince años de retraso, si no más”, sostiene Noble Group, empresa distribuidora de insumos primarios basada en Singapur y experta en hierro, acero y metales. “Pero esto no quiere decir que Delhi no sea relevante en el mercado mundial de materias primas”, acota.

Después de todo, India contiene algo más de mil millones de habitantes y es una de las economías en desarrollo más dinámicas del mundo. “Tarde o temprano, generará presiones alcistas en varios rubros básicos, hidrocarburos inclusive”, subraya un informe de Union des Banques Suisses. Por ejemplo, la venta de automotores nuevo y usados o la influencia de los ferrocarriles fomentan la demanda de refinados petroleros. En parte, porque India no hace casi nada para promover combustibles no fósiles. Sin ir más lejos, carece de un desarrollo hidroeléctrico comparable al chino.

Expertos de UBS y Morgan Stanley creen, empero, que muchos inversores y consultores subestiman el ritmo de expansión en sectores intensivos en empleo de materia primas. Ahí pesa un síntoma chino: el incremento de costos laborales –se trata de valores asiáticos, no occidentales-, que puede hacer a India más atractiva para las empresas industriales. Sin embargo, estas tendencias se sentirán en el largo plazo; salvo quizás en hidrocarburos y derivados.

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