El carbón amenaza las energías limpias

El carbón, el combustible fósil más sucio y más contaminante de todos, está haciendo su retorno. Crece la producción en China a pesar del impresionante empuje a las energías renovables.

22 enero, 2013

A pesar de los límites puestos a las emanaciones de dióxido de carbono en Europa para amortiguar el calentamiento global y de las inmensas inversiones en energía renovable en China, la demanda de esta antiquísima fuente de energía es más grande que nunca.

En realidad, el año pasado el carbón fue la forma de energía que más creció fuera de las renovables, con 6% de crecimiento en la producción frente a 2010, una tasa que duplica el crecimiento del gas y cuadruplica la del petróleo. Los datos del consumo pintan un panorama similar y las cifras para este año podrían ser similares.

Los datos concretos sobre el carbón dicen que es responsable de 40% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono por combustibles. Genera casi la mitad de toda la electricidad producida en Estados Unidos. Emite casi un tercio más de dióxido de carbono por unidad de energía que el petróleo y 70% más que el gas natural.  Cubre casi la cuarta parte de las necesidades energéticas del mundo y genera casi 40% de la electricidad mundial. Casi 70% de la producción mundial de acero  también depende de la quema de carbón.

¿Todo esto por qué? Porque es barato y se abarata cada día más. Debido a los malos momentos económicos, se cayó la demanda industrial de energía, lo cual terminó en una sobreoferta de carbón y bajó su precio. También generó un gran exceso de permisos para emisiones CO2 que también bajó el precio del carbón y su producción.

Otro factor: hubo en Europa una gran entrada de carbón barato estadounidense, donde el descubrimiento de shale gas aportó una fuente alternativa de energía todavía más barata. El carbón tenía que ir a alguna parte y fue exportado a Europa.
Finalmente, el alto precio del gas natural (no shale)  hizo más atractiva la alternativa del carbón.
En Europa, entonces, el carbón ha vuelto a ser el combustible base de muchas industrias. Alemania decidió abandonar la energía nuclear y construir más usinas a base de carbón para aumentar la producción.

Una de las grandes contras que arrastran las energías alternativas es su alto costo. En estas circunstancias y mientras dure la crisis europea, es lógico que se detengan las inversiones para encontrar energías más limpias y verdes cuando el viejo carbón permite ahorrar costos..

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