El BICE se pone en marcha

Tras adecuar su estatuto, el banco podrá financiar al capital humano. Su presidente, Diego Yofre, anuncia, entre otros temas, líneas para solventar estudios de posgrado.

3 septiembre, 2000

– ¿Por qué modificaron el estatuto?

– Porque el que estaba vigente desde la creación del banco, en 1991, nos daba muy pocos instrumentos para desarrollar productos, con lo que corríamos el riesgo de prolongar la situación actual. Este banco tiene $ 650 millones en cartera activa y un patrimonio de $ 490 millones, lo que equivale a una relación de 1,2. Este índice demuestra que la actividad comercial está atrasada con respecto a su potencial y a su capital. Y hoy el gobierno nacional demanda de un banco público de este tipo un papel más proactivo, lo que nos lleva a buscar formas de ampliar nuestra gama de productos.

– Entonces, ahora ya tienen las manos libres para avanzar en lo que quieren. ¿Se está pensando en un completo cambio de identidad?

– Seguimos siendo un banco cuya razón de ser es la financiación de operaciones de comercio exterior y de proyectos de inversión que ayuden al desarrollo de la economía. Pero ahora ampliamos el concepto de inversión, al incorporar la figura de proyectos de inversión en capital humano, para que no todo quede circunscripto a las máquinas.

– En términos prácticos, ¿qué significa esa modificación?

– Por ejemplo, que en poco tiempo vamos a poder ofrecer al mercado una línea para financiar la participación de profesionales en cursos de posgrado que se dicten aquí o en el exterior. Son créditos que vamos a canalizar a través de la banca privada. Estamos desarrollando las formas de garantías, porque de otro modo se corre el riesgo de que el spread que le ponga la banca privada sea muy alto. Habrá quienes podrán dar garantías personales y otros que entregarán el aval de su empresa; con un instrumento de este tipo se le quita a las empresas la presión de invertir en capacitación y se las ayuda a liberar recursos. La otra posibilidad es crear una sociedad de garantías para personas físicas.

– ¿Cuándo estarán estas líneas a disposición del público?

– Es arriesgado decirlo, pero creo que será en unos dos meses. Queremos hacer algo que cierre bien, por eso no estamos aún en condiciones de hacer un anuncio formal. Además, creo que el lanzamiento querrá hacerlo el Presidente, porque esta iniciativa se enlaza con el portal Educ.ar y el plan de ventas masivas de computadoras que lanzó el Banco de la Nación.

– Para aportar a las políticas activas del gobierno, ¿no se necesita un BICE minorista?

– Creo que es inteligente que el BICE siga siendo mayorista, porque tiene un enorme campo de complementariedad con la banca comercial. Pero también creo que tenemos que tener la inteligencia necesaria para buscar instrumentos que sean útiles al sistema y a la economía sin romper este principio.

– ¿Y cómo se logran ambas cosas?

– Por ejemplo, el cambio de estatuto, en su parte instrumental, ahora nos permite organizar, administrar e invertir en fondos fiduciarios. Antes sólo podíamos administrarlos. Además, podremos cofinanciar exportaciones, algo en lo que vamos a actuar con un pie en el primer piso. Esto significa que podremos compartir, junto con otro banco que califiquemos como socio, el riesgo de financiamiento. De hecho, ya estamos liderando con un banco oficial y otro privado líder un sindicato para financiar una exportación de equipos a Filipinas.
– En cuanto a los fondos fiduciarios, ¿cuál es el objetivo?

– Queremos generar oportunidades de crédito en las provincias. Partimos de una realidad: en la Argentina hay escasez de recursos, con lo que se hace necesario apalancar los existentes. No hay recursos para decir “yo te subsidio” y además una serie de normas del BCRA han dejado afuera a mucha gente.

– ¿Por qué apuntan a las provincias?

– Porque la desaparición de bancos pequeños y regionales se llevó consigo parte de la memoria crediticia del interior. Quien no tenga un buen balance ni una sociedad bien constituída, no califica. Para tratar de solucionar esto, buscaremos, con el fideicomiso, recrear la figura de una entidad financiera regional, que tenga un administrador local y se beneficie con un sistema de mayor permisividad para dar créditos, ya que el fondo fiduciario no entra en la regulatoria del BCRA.

– ¿Cómo lo van a constituir?

– Regionalmente. Esto va a empezar en Mendoza, donde constituiremos un fideicomiso de dinero por un total de $ 100 millones, pero al que vamos a poner en marcha por tramos de $ 20 millones. El aporte de 30% del capital de fondo (es decir, unos $ 6 millones, en principio) lo aportan entre la provincia, la Secretaría Pyme y el Ministerio del Interior, que suscriben títulos de participación que van a resultado. Otro 20% lo ponemos nosotros (nos quedamos con títulos con garantía subordinada) y el resto (50%) esperamos captarlo del mercado mediante la emisión de bonos, que son títulos preferidos.

Javier Blanco

Más información en MERCADO de septiembre de 2000.

– ¿Por qué modificaron el estatuto?

– Porque el que estaba vigente desde la creación del banco, en 1991, nos daba muy pocos instrumentos para desarrollar productos, con lo que corríamos el riesgo de prolongar la situación actual. Este banco tiene $ 650 millones en cartera activa y un patrimonio de $ 490 millones, lo que equivale a una relación de 1,2. Este índice demuestra que la actividad comercial está atrasada con respecto a su potencial y a su capital. Y hoy el gobierno nacional demanda de un banco público de este tipo un papel más proactivo, lo que nos lleva a buscar formas de ampliar nuestra gama de productos.

– Entonces, ahora ya tienen las manos libres para avanzar en lo que quieren. ¿Se está pensando en un completo cambio de identidad?

– Seguimos siendo un banco cuya razón de ser es la financiación de operaciones de comercio exterior y de proyectos de inversión que ayuden al desarrollo de la economía. Pero ahora ampliamos el concepto de inversión, al incorporar la figura de proyectos de inversión en capital humano, para que no todo quede circunscripto a las máquinas.

– En términos prácticos, ¿qué significa esa modificación?

– Por ejemplo, que en poco tiempo vamos a poder ofrecer al mercado una línea para financiar la participación de profesionales en cursos de posgrado que se dicten aquí o en el exterior. Son créditos que vamos a canalizar a través de la banca privada. Estamos desarrollando las formas de garantías, porque de otro modo se corre el riesgo de que el spread que le ponga la banca privada sea muy alto. Habrá quienes podrán dar garantías personales y otros que entregarán el aval de su empresa; con un instrumento de este tipo se le quita a las empresas la presión de invertir en capacitación y se las ayuda a liberar recursos. La otra posibilidad es crear una sociedad de garantías para personas físicas.

– ¿Cuándo estarán estas líneas a disposición del público?

– Es arriesgado decirlo, pero creo que será en unos dos meses. Queremos hacer algo que cierre bien, por eso no estamos aún en condiciones de hacer un anuncio formal. Además, creo que el lanzamiento querrá hacerlo el Presidente, porque esta iniciativa se enlaza con el portal Educ.ar y el plan de ventas masivas de computadoras que lanzó el Banco de la Nación.

– Para aportar a las políticas activas del gobierno, ¿no se necesita un BICE minorista?

– Creo que es inteligente que el BICE siga siendo mayorista, porque tiene un enorme campo de complementariedad con la banca comercial. Pero también creo que tenemos que tener la inteligencia necesaria para buscar instrumentos que sean útiles al sistema y a la economía sin romper este principio.

– ¿Y cómo se logran ambas cosas?

– Por ejemplo, el cambio de estatuto, en su parte instrumental, ahora nos permite organizar, administrar e invertir en fondos fiduciarios. Antes sólo podíamos administrarlos. Además, podremos cofinanciar exportaciones, algo en lo que vamos a actuar con un pie en el primer piso. Esto significa que podremos compartir, junto con otro banco que califiquemos como socio, el riesgo de financiamiento. De hecho, ya estamos liderando con un banco oficial y otro privado líder un sindicato para financiar una exportación de equipos a Filipinas.
– En cuanto a los fondos fiduciarios, ¿cuál es el objetivo?

– Queremos generar oportunidades de crédito en las provincias. Partimos de una realidad: en la Argentina hay escasez de recursos, con lo que se hace necesario apalancar los existentes. No hay recursos para decir “yo te subsidio” y además una serie de normas del BCRA han dejado afuera a mucha gente.

– ¿Por qué apuntan a las provincias?

– Porque la desaparición de bancos pequeños y regionales se llevó consigo parte de la memoria crediticia del interior. Quien no tenga un buen balance ni una sociedad bien constituída, no califica. Para tratar de solucionar esto, buscaremos, con el fideicomiso, recrear la figura de una entidad financiera regional, que tenga un administrador local y se beneficie con un sistema de mayor permisividad para dar créditos, ya que el fondo fiduciario no entra en la regulatoria del BCRA.

– ¿Cómo lo van a constituir?

– Regionalmente. Esto va a empezar en Mendoza, donde constituiremos un fideicomiso de dinero por un total de $ 100 millones, pero al que vamos a poner en marcha por tramos de $ 20 millones. El aporte de 30% del capital de fondo (es decir, unos $ 6 millones, en principio) lo aportan entre la provincia, la Secretaría Pyme y el Ministerio del Interior, que suscriben títulos de participación que van a resultado. Otro 20% lo ponemos nosotros (nos quedamos con títulos con garantía subordinada) y el resto (50%) esperamos captarlo del mercado mediante la emisión de bonos, que son títulos preferidos.

Javier Blanco

Más información en MERCADO de septiembre de 2000.

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