Durante la transición, el mercado intenta prolongar la era Paulson-Bernanke

A primera vista, la mala situación de los bancos norteamericanos juega en favor de Barack Obama y su proyecto. Pero ¿le permitirán Timothy Geithner y Paul Volcker abandonar la ortodoxia? ¿o el presidente se impondrá aunque rueden cabezas?

30 enero, 2008

El sector financiero se encamina a la primera declinación trimestral (octubre-diciembre) desde la década anterior. Según la agencia federal de seguro sobre depósitos (FDIC en inglés), tras sumar magras utilidades por US$ 1.700 millones en el tercer trimestre -94% de retroceso en un año-, el actual cerrará negativo. Entretanto, proliferan las carteras de morosos e incobrables y los activos tóxicos (derivados en derrape).
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<p> Las cifras cubren unas 8.300 entidades auditadas por la FDIC. De ellas, casi 25% declaraban quebrantos netos al 30 de septiembre. En cuanto a octubre-diciembre, a la tendencia se sumar&aacute;n bancos tan grandes como JPMorgan Chase, Citigroup y otros. Ello explica por qu&eacute; el secretario de hacienda y el presidente de la Reserva Federal tratan de acelerar los rescates del megapaquete por US$ 694.000 millones.</p>
<p> Pero Barack Obama insiste en que el dinero de los contribuyentes tenga otra prioridad: las clases media, media baja y baja. Esto en un clima cada vez m&aacute;s hostil a los malos banqueros cuyo salvamento preocupa a Henry Paulson, su operador Neel Kashkari (ex Golman Sachs, hoy en la agencia federal de estabilizaci&oacute;n, todo un eufemismo) y Benjam&iacute;n Bernanke.</p>
<p> Como se&ntilde;ala la canadiense Naomi Klein, &ldquo;Washington manej&oacute; el megarrescate no s&oacute;lo en forma incompetente, sino delictiva&rdquo;. De ah&iacute; que la idea de juicio pol&iacute;tico est&eacute; amargando la retirada de George W.Bush, Richard Cheney, Paulson, etc. Seg&uacute;n recuerda la analista &ldquo;a fines de septiembre, hacienda forz&oacute; unilateralmente una dr&aacute;stica reforma tributaria atinente a fusiones y adquisiciones de entidades financieras privadas y paraestatales&rdquo;.</p>
<p> Reci&eacute;n m&aacute;s tarde, varios legisladores de ambos partidos &ldquo;descubrieron que el truco restar&aacute; al fisco ingresos por US$ 140.000 millones. Consultados desde el Capitolio, una decena de letrados expertos en impuestos coincidieron: Paulson hab&iacute;a usurpado facultades tributarias ajenas&rdquo;. Al mismo tiempo, un acuerdo de dudosa licitud entre el tesoro y muchos bancos impidi&oacute; su quiebra&rdquo;. A juicio de Barry Frank, cerebro de ese pacto, &ldquo;todo uso de fondos ajenos al previsto, por ejemplo para remunerar ejecutivos, repartir dividendos o tomar entidades ser&aacute; ilegal&rdquo;, No obstante, &eacute;se ha sido el destino de ese dinero.</p>
<p> En tercer lugar, aparecen casi dos billones otorgados por la Reserva Federal en prestamos de emergencia para impedir bancarrotas que, tal vez, acaben siendo inevitables. Bernanke no ha revelado qui&eacute;n se beneficiaron con esos cr&eacute;ditos. Este secreto transgrede las leyes, por lo cual la agencia especializada Bloomberg ha exigido la divulgaci&oacute;n &iacute;ntegra de los datos. Pero, extra&ntilde;amente, varios legisladores dem&oacute;cratas se abroquelan en torno de Bush, Paulson y Bernanke. De paso, crean un contexto muy dif&iacute;cil para las reformas sociales que pretende Obama y puede obligarlo a actitudes rupturistas. Tal vez el detonante sea la estafa de US$ 50.000 millones cometida por el clan Madoff, mientras la SEC, hacienda y la RF miraban para otra parte.</p>

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