Distensión con Rato. Los europeos embaten contra el Fondo (18-IV)

Mientras Rodrigo Rato bajaba el tono, este fin de semana Argentina se comprometió a renegociar con fondos buitres y otros tenedores de papeles en cese selectivo de pagos. Pero “a su debido tiempo” y dependiendo de la apelación en Nueva York.

18 abril, 2005

Parecen diluirse declaraciones más o menos desmedidas, versiones tremendistas de cierta prensa y otros ingredientes de la luenga campaña de opinión contra el canje, iniciada en 2003. El director gerente del Fonodo Monetario Internacional admitió que “las situacioned de ocnmlficto han dado paso a la normalidad de relaciones”.

No será porque Roberto Lavagna haya dado un paso atras. Por el contrario, en la reunión del FMI, volvió a criticarlo por “su intromisión en áreas fuera de su incumbencias, lo cual ha perjudicado y perjudica a países en desarrollo. En particular a la Argentina y desde hace décadas”. El funcionari aludía oblicvuamente a sugferencias inspuradas al Fondo por ciertos grupos de interés locales: dejar caer el dólar y el real a $ 2,30/40.

Poco después Gordon Brown, ministro británico de Hacienda, rechazaba de plano las “recetes del organismo para reformas estructurales en la Unión Europea y sus deficientes estadisticas. Por ejemplo, las que insisten en estimar 4,3% de aumento en el producto bruto global, este año, y apenas 2,6% en mi país”. Volviendo a Buenos Aires, Javier González Fraga –presidente del banco central antes caer en manos del grupo Cavallo- también se mostró concluyente: “El FMI siempre se ha equivocado en sus recomendaciones para Argentina. Por ejemplo, ahora no debiera apurar soluciones para quienes no ingresaron al canje”.

Sea como fuere, el gobierno aseguró a Washington y al Fondo la disposición a renegociar el tramo de la deuda –alrededor de US$ 19.500 millones- que quedó voluntaria –o especulativamente- al margen del canje cerrado en febrero. Pero antes sería preciso resolver los conflictos efectos del juez Thomas Griesa, su ambiguo fallo y, en un plano político, sus relaciones con el Institute for International Finance (IIF, “lobby” de los fondos buitres).

Buenos Aires también se manifestó dispuesta a tratar con el FMI un futuro acuerdo contingente “siguiendo una estrategia realista”. Otro aspecto político del asunto se detectó en corrillos madrileños, donde se hablaba de “advertencias en privado” a Rodrigo Rato por parte del gobierno español. Eso explica el súbito cambio de tono, al menos en público, del director gerente fondista (y de medios locales que lo apoyan).

No es casual que el compromiso asumido este fin de semana coincida con las ocho carillas leídas por Lavagna, el jueves, en la reunión del Banco Interamericano de Desarrollo (BID, Okinawa). De paso, el viernes se hizo llegar a la cancillería argentina un discreto pedido de disculpas por ciertas expresiones “algo desmedidas” de un ministro japonés en ese mismo ámbito.

Tras una ola de versiones, queda claro que “se continuará con el proceso de reducción de deudas pendientes”, que incluye el club de París. El objetivo es “reducir paulatinamente la relación entre deuda y producto bruto interno en los próximos años”, según los modelos de Tailandia y Malasia. Eso ya se ha logrado entre diciembre de 2001 y fines de 2004. Máxime luego de que la propia UE saliese contra el FMI y sus recetas contraprducentes.

Reiterando dichos de Lavagna y Néstor Kirchner (en su caso, con cierta dosis de agresividad), la declaración argentina –leída por el chileno Nicolás Eizaguirre y parte del mensaje conjunto con su país, Bolivia, Perú, Uruguay y Paraguay- apunta: “La continuidad de nuestra estrategia, sin admitir presiones, servirá para atender en tiempo y forma, dentro de las normas del canje, pasivos que quedaron fuera por su propia decisión” O mal aconsejados, como en el caso de los italianos, víctimas de bancas y otros intermediarios.

Parecen diluirse declaraciones más o menos desmedidas, versiones tremendistas de cierta prensa y otros ingredientes de la luenga campaña de opinión contra el canje, iniciada en 2003. El director gerente del Fonodo Monetario Internacional admitió que “las situacioned de ocnmlficto han dado paso a la normalidad de relaciones”.

No será porque Roberto Lavagna haya dado un paso atras. Por el contrario, en la reunión del FMI, volvió a criticarlo por “su intromisión en áreas fuera de su incumbencias, lo cual ha perjudicado y perjudica a países en desarrollo. En particular a la Argentina y desde hace décadas”. El funcionari aludía oblicvuamente a sugferencias inspuradas al Fondo por ciertos grupos de interés locales: dejar caer el dólar y el real a $ 2,30/40.

Poco después Gordon Brown, ministro británico de Hacienda, rechazaba de plano las “recetes del organismo para reformas estructurales en la Unión Europea y sus deficientes estadisticas. Por ejemplo, las que insisten en estimar 4,3% de aumento en el producto bruto global, este año, y apenas 2,6% en mi país”. Volviendo a Buenos Aires, Javier González Fraga –presidente del banco central antes caer en manos del grupo Cavallo- también se mostró concluyente: “El FMI siempre se ha equivocado en sus recomendaciones para Argentina. Por ejemplo, ahora no debiera apurar soluciones para quienes no ingresaron al canje”.

Sea como fuere, el gobierno aseguró a Washington y al Fondo la disposición a renegociar el tramo de la deuda –alrededor de US$ 19.500 millones- que quedó voluntaria –o especulativamente- al margen del canje cerrado en febrero. Pero antes sería preciso resolver los conflictos efectos del juez Thomas Griesa, su ambiguo fallo y, en un plano político, sus relaciones con el Institute for International Finance (IIF, “lobby” de los fondos buitres).

Buenos Aires también se manifestó dispuesta a tratar con el FMI un futuro acuerdo contingente “siguiendo una estrategia realista”. Otro aspecto político del asunto se detectó en corrillos madrileños, donde se hablaba de “advertencias en privado” a Rodrigo Rato por parte del gobierno español. Eso explica el súbito cambio de tono, al menos en público, del director gerente fondista (y de medios locales que lo apoyan).

No es casual que el compromiso asumido este fin de semana coincida con las ocho carillas leídas por Lavagna, el jueves, en la reunión del Banco Interamericano de Desarrollo (BID, Okinawa). De paso, el viernes se hizo llegar a la cancillería argentina un discreto pedido de disculpas por ciertas expresiones “algo desmedidas” de un ministro japonés en ese mismo ámbito.

Tras una ola de versiones, queda claro que “se continuará con el proceso de reducción de deudas pendientes”, que incluye el club de París. El objetivo es “reducir paulatinamente la relación entre deuda y producto bruto interno en los próximos años”, según los modelos de Tailandia y Malasia. Eso ya se ha logrado entre diciembre de 2001 y fines de 2004. Máxime luego de que la propia UE saliese contra el FMI y sus recetas contraprducentes.

Reiterando dichos de Lavagna y Néstor Kirchner (en su caso, con cierta dosis de agresividad), la declaración argentina –leída por el chileno Nicolás Eizaguirre y parte del mensaje conjunto con su país, Bolivia, Perú, Uruguay y Paraguay- apunta: “La continuidad de nuestra estrategia, sin admitir presiones, servirá para atender en tiempo y forma, dentro de las normas del canje, pasivos que quedaron fuera por su propia decisión” O mal aconsejados, como en el caso de los italianos, víctimas de bancas y otros intermediarios.

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