Denuncias por corrupción en las bolsas chinas

Un informe revela la ilegalidad de los negocios que se registran en las bolsas de Shanghai y Shenzhen, con alzas espectaculares en lo que va del año, pero que sólo favorecen a un grupo de "peces gordos".

23 noviembre, 2000

(EFE).- La bolsa china, la más lucrativa del mundo este año con fuertes subas en todos sus índices, está en manos de un grupo de financieros implicados en toda clase de irregularidades y delitos, según un reciente informe.

El documento, publicado en la edición de octubre de la prestigiosa Revista de Finanzas de este país, revela que las transacciones ilegales, colusiones para alterar los precios de las acciones y el tráfico de información privilegiada son hechos diarios en los mercados de valores chinos.

La “ley de la selva” impera en las dos bolsas nacionales, situadas en las ciudades de Shanghai (este) y Shenzhen (sur), de acuerdo con el informe, que estudia en detalle la gestión de los fondos de valores que operan en los recintos, bajo control de una decena de firmas que actúan como un oligopolio.

La caótica situación de las bolsas chinas había llamado anteriormente la atención del gobierno chino, después de que varios expertos denunciaran el peligro de que su descontrol legal provocara una grave crisis financiera, puesto que sus índices subieron espectacularmente en lo que va de año, marcando récords mundiales.

Los dos índices de los dos diferentes mercados actualmente en funcionamiento (el “A” sólo para inversores chinos y el “B” abierto a los extranjeros) crecieron 50% y 90% desde enero, respectivamente, alimentando una euforia compradora desconocida desde la apertura de los recintos, a principios de los ´90.

La estrategia gubernamental de reforma económica se basa en gran medida en el éxito de estos mercados, donde decenas de millones de chinos (52 millones según algunas estimaciones) invirtieron parte de sus ahorros, por lo que el reciente informe cayó como una bomba en el sector financiero local.

Uno de los detalles más significativos revelados en el documento es la extendida costumbre de los gestores de los fondos de valores de reunirse para negociar en saunas, a pesar del clima semitropical de Shanghai y Shenzhen, con el fin de asegurarse de que nadie lleva micrófonos que puedan registrar sus tratos.

En un mundo financiero inundado por el favoritismo, la concesión a dedo y los contactos privilegiados con el Partido Comunista, los fondos de valores chinos se caracterizan por un desprecio absoluto de los clientes y las leyes, y un interés máximo por engordar artificial y temporalmente el valor nominal de sus carteras, que pueden ser utilizadas como garantías de préstamos bancarios.

El sector bancario, corrupto e inundado de préstamos a fondo perdido concedidos por razones políticas, es cómplice voluntario o involuntario de estos delitos, severamente penados por las leyes chinas, que están traduciéndose en pérdidas para los pequeños inversores a pesar de la bonanza de los índices.

Según una reciente encuesta telefónica llevada a cabo por el Diario de Shanghai, más de la mitad de los inversores individuales, que suman 89% de la capitalización de las bolsas chinas, pueden haber registrado pérdidas este año.

De acuerdo con el informe de la Revista de Finanzas, esta contradicción sólo puede explicarse por las enormes ganancias acumuladas por un pequeño grupo de “peces gordos” que controlan el mercado, y saben diferenciar las auténticas compañías rentables de las firmas estatales en bancarrota que falsifican sus cifras.

“Los mercados de valores chinos contienen a algunas compañías terribles. Ninguna regla es sagrada. Ningún truco es demasiado sucio para obtener la importante cotización (en los mercados). Una vez ahí, las más atrevidas mienten para abrirse paso mientras sus deudas secretas se acumulan”, escribió el analista Stephen Green, en un estudio difundido en la publicación China Online/i>.

Ante esta situación, millones de inversores confían en los fondos de valores, esperando que les mantengan alejados del peligro, que caen en manos de un grupo de gestores que se compran y venden las acciones, provocando subas de precio ficticias, e incluso adquieren acciones de otros a cambio de dinero en metálico, entre US$ 0,12 y 1,21 por título.

(EFE).- La bolsa china, la más lucrativa del mundo este año con fuertes subas en todos sus índices, está en manos de un grupo de financieros implicados en toda clase de irregularidades y delitos, según un reciente informe.

El documento, publicado en la edición de octubre de la prestigiosa Revista de Finanzas de este país, revela que las transacciones ilegales, colusiones para alterar los precios de las acciones y el tráfico de información privilegiada son hechos diarios en los mercados de valores chinos.

La “ley de la selva” impera en las dos bolsas nacionales, situadas en las ciudades de Shanghai (este) y Shenzhen (sur), de acuerdo con el informe, que estudia en detalle la gestión de los fondos de valores que operan en los recintos, bajo control de una decena de firmas que actúan como un oligopolio.

La caótica situación de las bolsas chinas había llamado anteriormente la atención del gobierno chino, después de que varios expertos denunciaran el peligro de que su descontrol legal provocara una grave crisis financiera, puesto que sus índices subieron espectacularmente en lo que va de año, marcando récords mundiales.

Los dos índices de los dos diferentes mercados actualmente en funcionamiento (el “A” sólo para inversores chinos y el “B” abierto a los extranjeros) crecieron 50% y 90% desde enero, respectivamente, alimentando una euforia compradora desconocida desde la apertura de los recintos, a principios de los ´90.

La estrategia gubernamental de reforma económica se basa en gran medida en el éxito de estos mercados, donde decenas de millones de chinos (52 millones según algunas estimaciones) invirtieron parte de sus ahorros, por lo que el reciente informe cayó como una bomba en el sector financiero local.

Uno de los detalles más significativos revelados en el documento es la extendida costumbre de los gestores de los fondos de valores de reunirse para negociar en saunas, a pesar del clima semitropical de Shanghai y Shenzhen, con el fin de asegurarse de que nadie lleva micrófonos que puedan registrar sus tratos.

En un mundo financiero inundado por el favoritismo, la concesión a dedo y los contactos privilegiados con el Partido Comunista, los fondos de valores chinos se caracterizan por un desprecio absoluto de los clientes y las leyes, y un interés máximo por engordar artificial y temporalmente el valor nominal de sus carteras, que pueden ser utilizadas como garantías de préstamos bancarios.

El sector bancario, corrupto e inundado de préstamos a fondo perdido concedidos por razones políticas, es cómplice voluntario o involuntario de estos delitos, severamente penados por las leyes chinas, que están traduciéndose en pérdidas para los pequeños inversores a pesar de la bonanza de los índices.

Según una reciente encuesta telefónica llevada a cabo por el Diario de Shanghai, más de la mitad de los inversores individuales, que suman 89% de la capitalización de las bolsas chinas, pueden haber registrado pérdidas este año.

De acuerdo con el informe de la Revista de Finanzas, esta contradicción sólo puede explicarse por las enormes ganancias acumuladas por un pequeño grupo de “peces gordos” que controlan el mercado, y saben diferenciar las auténticas compañías rentables de las firmas estatales en bancarrota que falsifican sus cifras.

“Los mercados de valores chinos contienen a algunas compañías terribles. Ninguna regla es sagrada. Ningún truco es demasiado sucio para obtener la importante cotización (en los mercados). Una vez ahí, las más atrevidas mienten para abrirse paso mientras sus deudas secretas se acumulan”, escribió el analista Stephen Green, en un estudio difundido en la publicación China Online/i>.

Ante esta situación, millones de inversores confían en los fondos de valores, esperando que les mantengan alejados del peligro, que caen en manos de un grupo de gestores que se compran y venden las acciones, provocando subas de precio ficticias, e incluso adquieren acciones de otros a cambio de dinero en metálico, entre US$ 0,12 y 1,21 por título.

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