¿Cuánta inversión se quemó en los primeros diez meses de 2008?
Hasta el crac de este lunes, según dos bancos privados y una ex banca de inversión, US$ 10.000 invertidos el 2 de enero oscilan entre rindes exiguos y pérdidas. Se acabó la revolución conservadora, que duró demasiado, afirma Fukuyama.
7 octubre, 2008
Inversores y especuladores recordarán este año –salvo que el último trimestre deparara milagros- como el de una espectacular quemazón de activos financieros. No reales, cabe aclarar. Los peores ejemplos son las acciones en Wall Street, tomando la cartera Standard&Poor’s 500 (US$ 10.000 valen sólo 9.150, o sea -19,2%), los papeles emergentes (US$ 7.570, -24,3%) y los fondos bursátiles en Occidente (US$ 7.465, -25,4%).
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<p> Mejor librados salen el oro en Londres (+7,8%), los bonos estatales internacionales (+6,25%) o los fondos monetarios (+1,9%). Pero, aun con 42,7% de caída desde el máximo absoluto de US$ 147,25 (13 de julio, Brent londinense) a los 84,40 de ahora, al petróleo le falta mucho para llegar, como el pobre Dow Jones 30, al nivel de 2004.</p>
<p> Esta catástrofe ha puesto contra las cuerdas a las variantes conservadoras (o republicanas) de la “revolución Reagan”. Remisos al rescate “socialdemócrata” de George W. Bush y Henry Paulson –una bicoca de US$ 843.000 millones contando reembolsos impositivos que Barack Obama piensa ampliar-, los republicanos tradicionales y los neoconservadores explotan la histeria de Wall Street para “castigar a un presidente que los traicionó” (Paul Krugman).</p>
<p> Restan como opciones el “capitalismo creativo” de William Gates, el “capitalismo regulatorio en versión norteamericana (Jacob Weisberg) o europea (Nicolas Sarkozy, o sea Charles de Gaulle). A esta altura, el mercantilismo inglés no parece alternativa seria. Ni siquiera para Francis Fukuyama, ex apóstol de la “nueva economía” y el fundamentalismo globalizador. Pensador astuto, abandonó ese barco en vísperas de la doble crisis –malas hipotecas, iliquidez) desatada hace catorce meses.</p>
<p> La historia, en efecto, no terminó con la licuación de la Unión Soviética. Hoy, sostiene Fukuyama, “debemos archivar la revolución reaganiana”. Desde mediados de los años 80, en efecto, Occidente “le explicaba al mundo que la receta justa para crecer era tasas bajas, poca regulación y mercados físicos totalmente abiertos”. La versión para “emergentes” se llamaba Consenso de Washington, apareció en 1989 y murió cuando Estados Unidos invadió Irak, sin notar que China, India y Rusia iban en vías de liquidar el mundo unipolar soñado por los neoconservadores y el Pentágono.</p>
<p> Francis Fukuyama, el influyente politólogo norteamericano de origen japonés, señala lo que sus malas copias latinoamericanas callan: “el modelo auspiciado por el Fondo Monetario y el Banco Mundial fue deshecho por las crisis de 1997/8. Las economías dirigistas –Rusia, China, India- superaron esos problemas, pero las que habían comprado la receta del FMI (Tailandia, Surcorea, Malasia, Indonesia, Argentina) fueron muy golpeadas”. Ahora, el derrumbe de los mayores mercados alcanza “las bases mismas del modelo Reagan: preeminencia del capital financiero sobre la economía real”. Como predica el papa Benedicto Ratzinger, “ese dinero ha muerto”. </p>
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