Crudos a US$ 82, oro a 722 la onza y euro ya en US$ 1,395

La Reserva Federal abandonó sus obsesiones inflacionarias y redujo el tipo básico de 5,25 a 4,75% anual, sin generar mucha euforia. Estimulados, los tejanos ligeros saltaron a US$ 82, séptimo máximo seguido, y el dólar tornó a debilitarse.

20 septiembre, 2007

En un mercado volátil, recrudecen los temores sobre abastecimiento de aceite para calefacción y refinados en Estados Unidos. Hay un aspecto curioso en esta corrida: se sabía –como señaló este sitio hace diez días- que la Reserva Federal rebajaría medio punto la tasa básica, tras no tocarla desde 2005 (cosa que hizo y por un margen no registrado desde 2002). Algunos creen que ese gesto bastará para superar las crisis hipotecaria y de liquidez global –una expresión de deseos-, por lo que la demanda de petróleo continuaría firme.

En el plano real, huracanes y otros riesgos al abastecimiento de combustibles en EE.UU. se combinan con el menor flujos de fondos bursátiles al negocio del petróleo y derivados. Esta peculiar mezcla ya ha empujado los crudos tejanos dulces más de 32% en cuanto va del año.

El arbitraje vespertino en la plaza de futuros y opciones (Nueva York) marcaba US$ 82 el barril de 161 litros con entrega en octubre e inicios de noviembre, tras picos de 82,20. Esta vez, el Brent nórdico logró un récord en Londres: US$ 78,50 el barril de 159 litros. Por primera vez en año y medio, ahora el oro acompañaba registrando hasta US$ 722 la onza troy al contado. Entretanto, el euro subía hasta US$ 1,395 (pico absoluto) y se proyectaba en más de 1,40 para fin de mes.

En Wall Street, claro, hubo el mièrcoles rebotes de 2,5% (Dow Jones industrial), 2,7% (Nasdaq compuesto) y 2,9% (Standard&Poor’s 500). En este clima, lo más extraño es que algunos columnistas retomen el discurso ahora descartado por Benjamin Bernanke: “persisten las presiones inflacionarias”. Por supuesto, la crisis hipotecaria –ahora contagiada a Gran Bretaña- y su efecto clave (la ola de iliquidez financiera global- son factores antinflacionarios.

No obstante, ahora el petróleo pasa a primer plano. Por una parte, la Opep reclama porque la divisa usaba para tarifar crudos (el dólar) sigue perdiendo terreno ante el euro. Por la otra, el alza de combustibles en EE.UU. –rozan 57 centavos por litro- pone en peligro la incipiente recuperación del negocio aerocomercial.

En un mercado volátil, recrudecen los temores sobre abastecimiento de aceite para calefacción y refinados en Estados Unidos. Hay un aspecto curioso en esta corrida: se sabía –como señaló este sitio hace diez días- que la Reserva Federal rebajaría medio punto la tasa básica, tras no tocarla desde 2005 (cosa que hizo y por un margen no registrado desde 2002). Algunos creen que ese gesto bastará para superar las crisis hipotecaria y de liquidez global –una expresión de deseos-, por lo que la demanda de petróleo continuaría firme.

En el plano real, huracanes y otros riesgos al abastecimiento de combustibles en EE.UU. se combinan con el menor flujos de fondos bursátiles al negocio del petróleo y derivados. Esta peculiar mezcla ya ha empujado los crudos tejanos dulces más de 32% en cuanto va del año.

El arbitraje vespertino en la plaza de futuros y opciones (Nueva York) marcaba US$ 82 el barril de 161 litros con entrega en octubre e inicios de noviembre, tras picos de 82,20. Esta vez, el Brent nórdico logró un récord en Londres: US$ 78,50 el barril de 159 litros. Por primera vez en año y medio, ahora el oro acompañaba registrando hasta US$ 722 la onza troy al contado. Entretanto, el euro subía hasta US$ 1,395 (pico absoluto) y se proyectaba en más de 1,40 para fin de mes.

En Wall Street, claro, hubo el mièrcoles rebotes de 2,5% (Dow Jones industrial), 2,7% (Nasdaq compuesto) y 2,9% (Standard&Poor’s 500). En este clima, lo más extraño es que algunos columnistas retomen el discurso ahora descartado por Benjamin Bernanke: “persisten las presiones inflacionarias”. Por supuesto, la crisis hipotecaria –ahora contagiada a Gran Bretaña- y su efecto clave (la ola de iliquidez financiera global- son factores antinflacionarios.

No obstante, ahora el petróleo pasa a primer plano. Por una parte, la Opep reclama porque la divisa usaba para tarifar crudos (el dólar) sigue perdiendo terreno ante el euro. Por la otra, el alza de combustibles en EE.UU. –rozan 57 centavos por litro- pone en peligro la incipiente recuperación del negocio aerocomercial.

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