Crisis hipotecaria, ¿apenas un preludio de cosas más graves?

Por un lado, el viernes Wall Street recobraba un poco de lo perdido. Por el otro, la crisis hipotecaria puso en evidencia prácticas poco clara entre prestamistas, que pueden contagiarse a otros sectores de economías centrales.

18 enero, 2008

Si datos claves sobre ingresos de deudores potenciales se subestimaban en materia de créditos inmobiliarios, es probable que lo mismo haya sucedido o suceda en otros segmentos financieros minoristas. La obsesión por aumentar ganancias de papel bien podría haber enceguecido en cuanto a evaluación de riesgos.

“Cada vez más inversores y accionistas se preguntan si el crédito al consumo no será la próxima víctima de prestamistas irresponsables”, reflexiona Stephen Gallagher, analista principal de Société Générale. Se trata de un segmento que preocupa, máxime en vísperas de una recesión o una estanflación en Estados Unidos y Gran Bretaña.

El total de fondos movilizados por ese sector en EE.UU. terminó 2007 alcanzando US$ 2,5 billones. Vale decir, un quinto del producto bruto interno. Por tanto, la inquietud dista de ser trivial.

De ese monto, alrededor de US$ 800.000 millones está convertido en bonos. Como ocurrió con las hipotecas de baja calidad, esos títulos se reempaquetan para revender como bonos agrupados en el mercado secundario. Esto deja a deudores e inversores en posición vulnerable.

Una sorpresiva baja de 0,4% en las ventas minoristas de la reciente temporada denota que ya hay usuarios y consumidores en problemas. Eso los obligó a reducir gastos –en particular, vía tarjetas- en una época cuando la gente suele comprar más. Ese ajuste de cinturones recuerda a varios expertos el inicio de la crisis hipotecaria.

La posibilidad de un desastre como el inmobiliario se hizo probabilidad la semana pasada. Entonces, dos gigantes del dinero plástico, American Express y Capital One, revelaron que esperan utilidades en baja. ¿Causas? Pérdidas originadas en el financiamiento del consumo por el enfriamiento económico.

En lo tocante a Wall Street, el leve repunte del viernes no cambia el fondo de las cosas. Verbigracia, el jueves el Standard&Poor’s 500 estaba en 1.333.3 puntos, el mínimo en 2007 y cuanto va de 2008. A 2.346,9, el Nasdaq compuesto casi toca el piso del año pasado (2.340,7, el 30 de marzo). Similar perfil muestra el Dow Jones 30: 12.159,2 el jueves, 12.080,3 el 20 de mayo de 2007.

Si datos claves sobre ingresos de deudores potenciales se subestimaban en materia de créditos inmobiliarios, es probable que lo mismo haya sucedido o suceda en otros segmentos financieros minoristas. La obsesión por aumentar ganancias de papel bien podría haber enceguecido en cuanto a evaluación de riesgos.

“Cada vez más inversores y accionistas se preguntan si el crédito al consumo no será la próxima víctima de prestamistas irresponsables”, reflexiona Stephen Gallagher, analista principal de Société Générale. Se trata de un segmento que preocupa, máxime en vísperas de una recesión o una estanflación en Estados Unidos y Gran Bretaña.

El total de fondos movilizados por ese sector en EE.UU. terminó 2007 alcanzando US$ 2,5 billones. Vale decir, un quinto del producto bruto interno. Por tanto, la inquietud dista de ser trivial.

De ese monto, alrededor de US$ 800.000 millones está convertido en bonos. Como ocurrió con las hipotecas de baja calidad, esos títulos se reempaquetan para revender como bonos agrupados en el mercado secundario. Esto deja a deudores e inversores en posición vulnerable.

Una sorpresiva baja de 0,4% en las ventas minoristas de la reciente temporada denota que ya hay usuarios y consumidores en problemas. Eso los obligó a reducir gastos –en particular, vía tarjetas- en una época cuando la gente suele comprar más. Ese ajuste de cinturones recuerda a varios expertos el inicio de la crisis hipotecaria.

La posibilidad de un desastre como el inmobiliario se hizo probabilidad la semana pasada. Entonces, dos gigantes del dinero plástico, American Express y Capital One, revelaron que esperan utilidades en baja. ¿Causas? Pérdidas originadas en el financiamiento del consumo por el enfriamiento económico.

En lo tocante a Wall Street, el leve repunte del viernes no cambia el fondo de las cosas. Verbigracia, el jueves el Standard&Poor’s 500 estaba en 1.333.3 puntos, el mínimo en 2007 y cuanto va de 2008. A 2.346,9, el Nasdaq compuesto casi toca el piso del año pasado (2.340,7, el 30 de marzo). Similar perfil muestra el Dow Jones 30: 12.159,2 el jueves, 12.080,3 el 20 de mayo de 2007.

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