Crecimiento global: sigue amenazado por dos crisis

Pese al súbito optimismo de Alan Greesnpan, EE.UU. continúa sembrando inestabilidad. A medida como avancen las crisis hipotecaria y financiera, se trabará la expansión en Asia oriental y Europa occidental. Esas economías ya no son inmunes.

3 octubre, 2007

La diferencia es que, ahora, el bajón rebota en el mercado inmobiliario fuera de Estados Unidos y llega a gente que compra importaciones de compañías como Toyota Motor. El aumento de costos financieros, originado en el colapso de malas hipotecas y la subsiguiente iliquidez internacional, encarece el crédito alrededor del mundo.

Si el ritmo de crecimiento del producto bruto interno (PBI) norteamericano cediese a 1,8% anual en 2008, contra una media de 2,3% en 2007, otras economías grandes sufrirán un desaceleramiento. Quizá del 5% mundial (promedio del Fondo Monetario, que disimula techos como los de China o India y pisos como el de la Eurozona) a 4,5%, presumen Morgan Stanley y Global Insight. Si lo de EE.UU. pasase a recesión, ese crecimiento cedería a 3,5% anual o menos.

Ante perspectivas inquietantes, los bancos centrales de la Eurozona, Gran Bretaña, Canadá, Australia y Surcorea seguían sin tocar las tasas referenciales. En EE.UU., la Reserva Federal rebajó los tipos claves de 5,25 a 4,75% anual (tasa básica) y de 6,25 a 5,75 (redescuento).

Los riesgos mundiales suben cuando, como sucedió en las corridas petroleras de 1973/4 y 1979/81, quedan expuestas al mismo tiempo varias economías principales, no sólo la estadounidense. Así puntualizaba otro análisis del Fondo Monetario que, con vistas a la asamblea conjunta semestral con el Banco Mundial (esta semana), olvida el optimismo pro mercado manifiesto en el encuentro anterior. El organismo teme que actualmente esté operándose una convergencia hacia la cautela entre inversores y prestamistas vis-à-vis deudores de antecedentes dudosos.

A diferencia de meses anteriores, existe hoy consenso en cuanto a que peligra el crecimiento. Inclusive entre influyentes gurúes de mercado que sostienen una teoría oportunista: el resto del planeta puede desengancharse de EE.UU. en caso de recesión. Dos de ellos, James O’Neill (Goldman Sachs) y Stephen Jen (Morgan Staney), comienzan a abrigar dudas.

A medio camino, el monetarista Jean-Claude Junker (Luxemburgo) no vislumbra sacudones este año en los trece miembros de la Eurozona. Pero no los descarta para 2008. En Gran Bretaña, un grupo de prestamistas –incluso las divisiones hipotecarias locales de Merrill Lynch y Deutsche Bank- enduren ya los términos de créditos residenciales y elevan los intereses para deudores por debajo de la mejor calificación.

En Alemania, la confianza de los empresarios tocó en septiembre el piso de once meses. En Asia oriental, las economías son más vulnerables a la menor demanda que a las tasas. Tienen motivos: el gasto del público, que representa casi 70% de la demanda agrega en EE.UU., se expandió apenas a razón de 1,4% anual en el tercer trimestre.

La diferencia es que, ahora, el bajón rebota en el mercado inmobiliario fuera de Estados Unidos y llega a gente que compra importaciones de compañías como Toyota Motor. El aumento de costos financieros, originado en el colapso de malas hipotecas y la subsiguiente iliquidez internacional, encarece el crédito alrededor del mundo.

Si el ritmo de crecimiento del producto bruto interno (PBI) norteamericano cediese a 1,8% anual en 2008, contra una media de 2,3% en 2007, otras economías grandes sufrirán un desaceleramiento. Quizá del 5% mundial (promedio del Fondo Monetario, que disimula techos como los de China o India y pisos como el de la Eurozona) a 4,5%, presumen Morgan Stanley y Global Insight. Si lo de EE.UU. pasase a recesión, ese crecimiento cedería a 3,5% anual o menos.

Ante perspectivas inquietantes, los bancos centrales de la Eurozona, Gran Bretaña, Canadá, Australia y Surcorea seguían sin tocar las tasas referenciales. En EE.UU., la Reserva Federal rebajó los tipos claves de 5,25 a 4,75% anual (tasa básica) y de 6,25 a 5,75 (redescuento).

Los riesgos mundiales suben cuando, como sucedió en las corridas petroleras de 1973/4 y 1979/81, quedan expuestas al mismo tiempo varias economías principales, no sólo la estadounidense. Así puntualizaba otro análisis del Fondo Monetario que, con vistas a la asamblea conjunta semestral con el Banco Mundial (esta semana), olvida el optimismo pro mercado manifiesto en el encuentro anterior. El organismo teme que actualmente esté operándose una convergencia hacia la cautela entre inversores y prestamistas vis-à-vis deudores de antecedentes dudosos.

A diferencia de meses anteriores, existe hoy consenso en cuanto a que peligra el crecimiento. Inclusive entre influyentes gurúes de mercado que sostienen una teoría oportunista: el resto del planeta puede desengancharse de EE.UU. en caso de recesión. Dos de ellos, James O’Neill (Goldman Sachs) y Stephen Jen (Morgan Staney), comienzan a abrigar dudas.

A medio camino, el monetarista Jean-Claude Junker (Luxemburgo) no vislumbra sacudones este año en los trece miembros de la Eurozona. Pero no los descarta para 2008. En Gran Bretaña, un grupo de prestamistas –incluso las divisiones hipotecarias locales de Merrill Lynch y Deutsche Bank- enduren ya los términos de créditos residenciales y elevan los intereses para deudores por debajo de la mejor calificación.

En Alemania, la confianza de los empresarios tocó en septiembre el piso de once meses. En Asia oriental, las economías son más vulnerables a la menor demanda que a las tasas. Tienen motivos: el gasto del público, que representa casi 70% de la demanda agrega en EE.UU., se expandió apenas a razón de 1,4% anual en el tercer trimestre.

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