Crecen los riesgos de las compras apalancadas, hoy en boga

Eufóricas, hordas de gurúes prometen para este año bolsas en alza –tecnológicas en especial-, excelentes balances y auge de derivativos. Pero algunos heterodoxos prevén saturación en materia de compras apalancadas.

3 enero, 2007

Al parecer, la primera señal de alarma está en el convenio por el cual dos fondos especulativos toman Harrah’s Entertainment, un grupo dedicado a casinos y afines. No justamente una actividad esencial para economías en serio.

Según presume el ”Wall Street journal” en la web, ”este tipo de operaciones depara señales relevantes para el futuro de las compras apalancadas”. Hace algunos días, Harrah’s aceptó una oferta de US$ 17.000 millones, presentada por Texas Pacific Group y Apollo Management. Dadas las características de estas transacciones (se financian con nueva deuda de la firma tomada, no por aportes de los adquirentes), el casino emitirá US$10.000 millones en papeles.

Este monto lleva a US$ 20.700 millones el endeudamiento total de Harrah’s. La compañía, cuyo flujo anual de efectivo no pasa de 2.500 millones, tendrá un endeudamiento total ocho veces mayor. “Este monto significa una relación exagerada y peligrosa, cualquiera sea el parámetro de evaluación”, sostiene la consultoría especializada CreditSights.

En general, los analistas serios -no los gurúes que andan promoviendo cualquier clase de F&A- se fina bien en las relaciones deuda/flujo de caja. Vale decir, las utilidades operativas antes de deducir intereses, impuestos y amortizaciones. En realidad, ello indicado que una firma está asumiendo un grado de endeudamiento superior al su capacidad de repago. En último análisis, tal vez el rey esté desnudo, pues ¿a quién benefician estos negocios, si no a los propios fondos especulativos?

En este plano, las últimas compras apalancadas en Estados Unidos demuestran que ese tipo de acuerdos está creciendo en cantidad y, lo que es peor, en volumen. En otros términos, las empresas adquiridas por fondos especulativos de ese tipo asumen montos cada vez más altos de deuda.

Por su parte, los fondos (designados con un eufemismo, ”de capital privado”) toman el control de paquetes para después recolocarlos haciendo diferencia vía salida a bolsa o reventa. Sus retornos se deben, en verdad, a las bajas tasas y la excesiva tolerancia de los mercados en Nueva York y Londres. Es un fenómeno retroalimentado y explica el auge de ambas bolsas durante la segunda mitad de 2006.

No obstante, en muchos casos, las compañías adquiridas deberán destinar por lo menos la mitad de los flujos de efectivo al servicio anual de la deuda. Sólo en el cuarto trimestre del año pasado, las empresas tomadas por ese conducto promediaban –según Standard & Poor’s- una relación de 5,7 veces de deuda sobre flujo de caja. Un año antes, la cifra era 5,3 veces.

Esos números quieren decir que “las compañías han de marchar a toda máquina”, señala un analista de Morgan Stanley. “Eso pone su propio modelo de negocios en riesgo y no deja margen para errores. Mientras tanto, a medida que las compras apalancadas avanzan, accionistas e inversores exigen precios más altos para vender paquetes. Por tanto, los fondos asumen más deudas –es decir, elevan la de las firma tomadas- y los bancos prestan alegremente”. Cuando la calesita se pare, puede quedar un tendal.

Al parecer, la primera señal de alarma está en el convenio por el cual dos fondos especulativos toman Harrah’s Entertainment, un grupo dedicado a casinos y afines. No justamente una actividad esencial para economías en serio.

Según presume el ”Wall Street journal” en la web, ”este tipo de operaciones depara señales relevantes para el futuro de las compras apalancadas”. Hace algunos días, Harrah’s aceptó una oferta de US$ 17.000 millones, presentada por Texas Pacific Group y Apollo Management. Dadas las características de estas transacciones (se financian con nueva deuda de la firma tomada, no por aportes de los adquirentes), el casino emitirá US$10.000 millones en papeles.

Este monto lleva a US$ 20.700 millones el endeudamiento total de Harrah’s. La compañía, cuyo flujo anual de efectivo no pasa de 2.500 millones, tendrá un endeudamiento total ocho veces mayor. “Este monto significa una relación exagerada y peligrosa, cualquiera sea el parámetro de evaluación”, sostiene la consultoría especializada CreditSights.

En general, los analistas serios -no los gurúes que andan promoviendo cualquier clase de F&A- se fina bien en las relaciones deuda/flujo de caja. Vale decir, las utilidades operativas antes de deducir intereses, impuestos y amortizaciones. En realidad, ello indicado que una firma está asumiendo un grado de endeudamiento superior al su capacidad de repago. En último análisis, tal vez el rey esté desnudo, pues ¿a quién benefician estos negocios, si no a los propios fondos especulativos?

En este plano, las últimas compras apalancadas en Estados Unidos demuestran que ese tipo de acuerdos está creciendo en cantidad y, lo que es peor, en volumen. En otros términos, las empresas adquiridas por fondos especulativos de ese tipo asumen montos cada vez más altos de deuda.

Por su parte, los fondos (designados con un eufemismo, ”de capital privado”) toman el control de paquetes para después recolocarlos haciendo diferencia vía salida a bolsa o reventa. Sus retornos se deben, en verdad, a las bajas tasas y la excesiva tolerancia de los mercados en Nueva York y Londres. Es un fenómeno retroalimentado y explica el auge de ambas bolsas durante la segunda mitad de 2006.

No obstante, en muchos casos, las compañías adquiridas deberán destinar por lo menos la mitad de los flujos de efectivo al servicio anual de la deuda. Sólo en el cuarto trimestre del año pasado, las empresas tomadas por ese conducto promediaban –según Standard & Poor’s- una relación de 5,7 veces de deuda sobre flujo de caja. Un año antes, la cifra era 5,3 veces.

Esos números quieren decir que “las compañías han de marchar a toda máquina”, señala un analista de Morgan Stanley. “Eso pone su propio modelo de negocios en riesgo y no deja margen para errores. Mientras tanto, a medida que las compras apalancadas avanzan, accionistas e inversores exigen precios más altos para vender paquetes. Por tanto, los fondos asumen más deudas –es decir, elevan la de las firma tomadas- y los bancos prestan alegremente”. Cuando la calesita se pare, puede quedar un tendal.

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