Con pagos de premios, AIG consterna a Washington

American International Group fue agraciada por el Tesoro y la Reserva Federal de EE.UU., con un salvamento que pasó velozmente de US$ 50.000 a 170.000 millones. Ahora, el gobierno interviene para frenar bonos y premios por casi mil millones a los ejecutivos superiores.

16 marzo, 2009

<p>Tanto el rescate como las bonificaciones involucran dinero de los contribuyentes. D&iacute;as atr&aacute;s, los capitostes de AIG estaban a punto de asignar U$S 165 millones a los ejecutivos que manejan la misma divisi&oacute;n que llev&oacute; la firma al borde del colapso en 2008.<br />
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Al trascender esa primera &ldquo;cuota&rdquo;, Barack Obama y parte de su equipo se sintieron consternados. A rega&ntilde;adientes, Timonthy Geithner (Tesoro) le advirti&oacute; a la aseguradora que sus planes remuneratorios eran inaceptables y exigi&oacute; renegociarlos. Pero esos premios, sostienen los abogados, son contractualmente obligatorios. <br />
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El asunto tiene ribetes de esc&aacute;ndalo. Los pagos en la unidad de &ldquo;productos financieros&rdquo; (en realidad, instrumentos derivativos) se a&ntilde;aden a US$ 121 millones a ejecutivos superiores. Si esta fiesta se extendiera a los 6.400 empelados de la compa&ntilde;&iacute;a, la factura alcanzar&iacute;a casi mil millones. <br />
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Estas remuneraciones leoninas benefician a una empresa que estuvo en el centro del colapso y las crisis subsiguientes. Ante la indiferencia de Benjam&iacute;n Bernanke (RF) y la agencia que maneja el programa de activos t&oacute;xicos (TARP), la reacci&oacute;n pol&iacute;tica compromete los esfuerzos del gobierno para apuntalar Wall Street. <br />
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El caso es que, en este momento, el Estado controla casi 80% del paquete AIG, pero sus abogados se aferran a contratos de dudosa &eacute;tica. Con el apoyo de Edward Liddy, presidente nombrado por el Estado, seg&uacute;n el cual esas bonificaciones son necesarias para retener operadores capaces.<br />
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Entre todas las entidades financieras socorridas con dinero del contribuyente, ninguna ha recibido tanto como AIG. Esto saca de las casillas al Congreso, que tacha a la compa&ntilde;&iacute;a y sus directivos de suma imprudencia. En realidad, la aseguradora encarna lo peor en un negocio de suyo poco di&aacute;fano. </p>
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