Con el sigilo habitual, los Rothschild se reunifican bajo égida gala

Los lejanos herederos de Mayer Amschel Rotschild (1744/1812, originalmente Grünschild) vuelven a juntarse, tras el retiro de la rama inglesa. Desde ahora, la banca París-Orleáns controla 51% de los activos totales y 100% de los familiares.

20 julio, 2007

A fines del siglo XVIII, surge la rama londinense. Al mando de Nathan (1777/1838), cuando Evelyn R. toma el cetro –tras la trágica muerte de otro Amschel- y llega a manejar 36,5% de los activos en manos del clan. Pero su titular se hace ahora a un lado para facilitar la reunificación.

La parte británica se transpasa por US$ 446 millones a la francesa, que, hace ya bastante tiempo, había absorbido la suiza. Originada en Jakob Rotschild (1792/1868), hoy reúne el 38,4% de Eric y el 25,1% de David – vale decir la ex rama helvética-, que suman 63,5%. Juntos, los tres aportes constituyen 100% del 51% que representa París-Orleáns, alrededor de US$ 1.220 millones.

Por supuesto, la casa del escudo rojo (Fráncfort), que substituyó hace más dos siglos a la del escudo verde (Viena) ya no ostenta el poder ni la influencia que la hicieron legendaria. A fines del 1700, en efecto, su red abarcaba la plaza originaria, Londres, París, Nápoles y Viena. Las dos últimas desaparecieron junto con los Borbones italianos y el imperio austrohúngaro, respectivamente. Zürich reemplazò a Viena, pero pagó por pecados de los años 70 y 80; entre ellos, el asunto de la pseudologia P-2.

La reunificación francesa tiene algo de justicia poética. Después de todo, los Rotschild llegaron en el siglo XIX a la “grande littérature”: Honoré de Balzac los cita en el ciclo “Comédie humaine”. Igual esas luengas novelas, la familia ya no brilla como otrora. Tampoco podría repetir una hazaña ya clásica: obtener en un solo día, en 1859, el financiamiento requerido para el canal de Suez.

A fines del siglo XVIII, surge la rama londinense. Al mando de Nathan (1777/1838), cuando Evelyn R. toma el cetro –tras la trágica muerte de otro Amschel- y llega a manejar 36,5% de los activos en manos del clan. Pero su titular se hace ahora a un lado para facilitar la reunificación.

La parte británica se transpasa por US$ 446 millones a la francesa, que, hace ya bastante tiempo, había absorbido la suiza. Originada en Jakob Rotschild (1792/1868), hoy reúne el 38,4% de Eric y el 25,1% de David – vale decir la ex rama helvética-, que suman 63,5%. Juntos, los tres aportes constituyen 100% del 51% que representa París-Orleáns, alrededor de US$ 1.220 millones.

Por supuesto, la casa del escudo rojo (Fráncfort), que substituyó hace más dos siglos a la del escudo verde (Viena) ya no ostenta el poder ni la influencia que la hicieron legendaria. A fines del 1700, en efecto, su red abarcaba la plaza originaria, Londres, París, Nápoles y Viena. Las dos últimas desaparecieron junto con los Borbones italianos y el imperio austrohúngaro, respectivamente. Zürich reemplazò a Viena, pero pagó por pecados de los años 70 y 80; entre ellos, el asunto de la pseudologia P-2.

La reunificación francesa tiene algo de justicia poética. Después de todo, los Rotschild llegaron en el siglo XIX a la “grande littérature”: Honoré de Balzac los cita en el ciclo “Comédie humaine”. Igual esas luengas novelas, la familia ya no brilla como otrora. Tampoco podría repetir una hazaña ya clásica: obtener en un solo día, en 1859, el financiamiento requerido para el canal de Suez.

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