Citigroup, Union des Banques Suisses: golpeados por malas hipotecas

Por un lado, Wall Street y Alan Greenspan tratan de crear una burbuja accionaria, arguyendo que las crisis financiera e inmobiliaria se diluyen. Por el otro, la segunda castiga a Citigroup y UBS.

2 octubre, 2007

El repentino cambio de opinión en quien dirigiera dieciocho años la Reserva Federal –hace pocos díass auguraba recesión en Estados Unidos- fue censurado por analistas y economistas no vinculados al negocio bursátil. En particular, porque coincide con otra “burbuja feliz” en un mercado, el accionario, sin el peso de otros tiempos. Además, varios documentos previos a la reunión semestral Fondo Monetario-Banco Mundial sostienen que la ola de iliquidez global y la crisis hipotecaria tienen para rato.

El caso de los dos colosos ahora en dificultades, UBS y Citigroup, ilustra al respecto. El mayor conglomerado financiero del mundo reveló que sus utilidades del tercer trimestre cedieron 60% y los negocios con malas hipotecas le representaron US$ 1,3 billones en quebrantos. La timba neoyorquina festejó llevando el Dow Industrial al pico de 14.080 puntos.

Menos expuesta, UBS informó que –para el mismo lapso- sus pérdidas vía malas hipotecar sumaban US$ 600 millones a pérdidas por 2.400 millones. Ahora bien ¿por qué Wall Street y otras plazas reaccionaban subiendo? Por una simple presunción: operadores y especuladores esperan que Citi y UBS sean el piso de las dos crisis y éstas vayan quedando atrás.

No deben pensar igual los 1.500 empleados que la mayor banca suiza proyecta despedir. Aunque los grandes intermediarios de Wall Street afirmen que la Reserva Federal tiene todo bajo control y, de ser necesario, seguirá bajando las tasas referenciales (otra expresión de deseos). Menos lírico, el emir saudí Alwalid bin Talal –máximo accionista individual del banco-, hablando con el quincenario “Barron´s”, pedía hace poco la cabeza de Charles Prince (presidente ejecutivo de Citi) “pues ya no tiene excusas”. Ahora, el magnate diluye esas críticas, quizá porque no hay un remplazante a la vista.

Por supuesto, Citi tiene activos por dos billones de dólares, que le permiten afrontar la tormenta. Pero la presente situación global inspira dudas sobre la capacidad del banco para gestionar riesgos sistémicos como los actuales A ello se añade un CEO de escasos reflejos e imagen distante. Similar perfil ofrece Marcel Rohner, director ejecutivo de UBS.,

El repentino cambio de opinión en quien dirigiera dieciocho años la Reserva Federal –hace pocos díass auguraba recesión en Estados Unidos- fue censurado por analistas y economistas no vinculados al negocio bursátil. En particular, porque coincide con otra “burbuja feliz” en un mercado, el accionario, sin el peso de otros tiempos. Además, varios documentos previos a la reunión semestral Fondo Monetario-Banco Mundial sostienen que la ola de iliquidez global y la crisis hipotecaria tienen para rato.

El caso de los dos colosos ahora en dificultades, UBS y Citigroup, ilustra al respecto. El mayor conglomerado financiero del mundo reveló que sus utilidades del tercer trimestre cedieron 60% y los negocios con malas hipotecas le representaron US$ 1,3 billones en quebrantos. La timba neoyorquina festejó llevando el Dow Industrial al pico de 14.080 puntos.

Menos expuesta, UBS informó que –para el mismo lapso- sus pérdidas vía malas hipotecar sumaban US$ 600 millones a pérdidas por 2.400 millones. Ahora bien ¿por qué Wall Street y otras plazas reaccionaban subiendo? Por una simple presunción: operadores y especuladores esperan que Citi y UBS sean el piso de las dos crisis y éstas vayan quedando atrás.

No deben pensar igual los 1.500 empleados que la mayor banca suiza proyecta despedir. Aunque los grandes intermediarios de Wall Street afirmen que la Reserva Federal tiene todo bajo control y, de ser necesario, seguirá bajando las tasas referenciales (otra expresión de deseos). Menos lírico, el emir saudí Alwalid bin Talal –máximo accionista individual del banco-, hablando con el quincenario “Barron´s”, pedía hace poco la cabeza de Charles Prince (presidente ejecutivo de Citi) “pues ya no tiene excusas”. Ahora, el magnate diluye esas críticas, quizá porque no hay un remplazante a la vista.

Por supuesto, Citi tiene activos por dos billones de dólares, que le permiten afrontar la tormenta. Pero la presente situación global inspira dudas sobre la capacidad del banco para gestionar riesgos sistémicos como los actuales A ello se añade un CEO de escasos reflejos e imagen distante. Similar perfil ofrece Marcel Rohner, director ejecutivo de UBS.,

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