Chirac: ¿un involuntario salvavidas para Bush?

Jacques Chirac le presentará este martes de George W. Bush un plan alternativo para Irak. En apariencia, una presión. En realidad, quizá sea un salvavidas para la administración norteamericana.

22 septiembre, 2003

En esencia, Francia -como Rusia, China o Brasil- pide la restitución de
soberanía a los iraquíes y un despliegue de fuerzas -no sólo
militares- al mando de las Naciones Unidas. París contempla dos etapas:
transferencia simbólica de autoridad ejecutiva al consejo de 25 miembros
ya existente y, luego, gradual traspaso de funciones.

El proceso podría llevar nueve meses. Francia se ofrece para adiestrar
policías, gendarmes y soldados. Sólo en caso de necesidad, destacaría
tropas propias.

A primera vista, el esquema deja malparado a Washington. Pero el deterioro
en Irak y algunos riesgos en Estados Unidos podrían convertir el plan
en un salvavidas. Como debió admitirlo el propio Bush -en el mensaje
del domingo 7, al pedir US$ 87.000 adicionales-, la situación "no
responde a nuestros planes".

Si EE.UU. no resuelve esta posguerra en algunos meses, "sus costos trabarán
el paquete de rebajas impositivas en curso y elevarán las tasas, al punto
de comprometer la incipiente reactivación", sostiene "Business
Week". El semanario y otras fuentes estiman "imposible saber cuánto
durará la misión. Pero los expertos en defensa barajan perspectivas
financieras por demás costosas".

Según la Oficina Presupuestaria del Congreso, Washington tiene 180.000
efectivos en Irak y alrededores. "Sólo la mitad -calcula Steven
Kosiak, Center for Strategic & Budgetary Assessments- insumiría US$
105.000 millones anuales. Nueve veces lo estimado por la legislatura".

En cuanto a la reconstrucción, las cifras son todavía más
inciertas. La Casa Blanca habla de US$ 75.000 millones anuales. Kosiak sostiene
que la suma no bajará de 100.000 millones anuales en un quinquenio. Pero,
antes de la invasión, el general Eric Shinseki -entonces jefe del Estado
Mayor- advertía al Congreso que, "tomando la experiencia en Bosnia
y Kósovo, se precisarán de 250.000 a 500.000 efectivos para poner
orden en Irak". En ese momento, Paul Wolfowitz -subsecretario de Defensa-
rechazó duramente ese diagnóstico y desplazó al militar.

Meses después, surgen los aprietos fiscales. Al empezar el ejercicio
2002, hace dos años, Washington esperaba un superávit presupuestario
total de US$ 5,5 billones en la década 2002-11. Ahora, Goldman Sachs
estima un déficit fiscal acumulado de similar magnitud para 2004-13.
La diferencia equivale a once billones de dólares, o sea el actual PBI
a precios corrientes. Ya los US$ 87.000 millones solicitados para el ejercicio
2004 representan el doble de lo asignado a educación.

Estas facturas se suman a un peligroso síntoma político: ya circulan
encuestas donde sólo 40% de los consultados cree que Bush merece ser
reelecto (contra 49% en agosto). En este cuadro, propuestas como la de Chirac
pueden ser una salida elegante.

En esencia, Francia -como Rusia, China o Brasil- pide la restitución de
soberanía a los iraquíes y un despliegue de fuerzas -no sólo
militares- al mando de las Naciones Unidas. París contempla dos etapas:
transferencia simbólica de autoridad ejecutiva al consejo de 25 miembros
ya existente y, luego, gradual traspaso de funciones.

El proceso podría llevar nueve meses. Francia se ofrece para adiestrar
policías, gendarmes y soldados. Sólo en caso de necesidad, destacaría
tropas propias.

A primera vista, el esquema deja malparado a Washington. Pero el deterioro
en Irak y algunos riesgos en Estados Unidos podrían convertir el plan
en un salvavidas. Como debió admitirlo el propio Bush -en el mensaje
del domingo 7, al pedir US$ 87.000 adicionales-, la situación "no
responde a nuestros planes".

Si EE.UU. no resuelve esta posguerra en algunos meses, "sus costos trabarán
el paquete de rebajas impositivas en curso y elevarán las tasas, al punto
de comprometer la incipiente reactivación", sostiene "Business
Week". El semanario y otras fuentes estiman "imposible saber cuánto
durará la misión. Pero los expertos en defensa barajan perspectivas
financieras por demás costosas".

Según la Oficina Presupuestaria del Congreso, Washington tiene 180.000
efectivos en Irak y alrededores. "Sólo la mitad -calcula Steven
Kosiak, Center for Strategic & Budgetary Assessments- insumiría US$
105.000 millones anuales. Nueve veces lo estimado por la legislatura".

En cuanto a la reconstrucción, las cifras son todavía más
inciertas. La Casa Blanca habla de US$ 75.000 millones anuales. Kosiak sostiene
que la suma no bajará de 100.000 millones anuales en un quinquenio. Pero,
antes de la invasión, el general Eric Shinseki -entonces jefe del Estado
Mayor- advertía al Congreso que, "tomando la experiencia en Bosnia
y Kósovo, se precisarán de 250.000 a 500.000 efectivos para poner
orden en Irak". En ese momento, Paul Wolfowitz -subsecretario de Defensa-
rechazó duramente ese diagnóstico y desplazó al militar.

Meses después, surgen los aprietos fiscales. Al empezar el ejercicio
2002, hace dos años, Washington esperaba un superávit presupuestario
total de US$ 5,5 billones en la década 2002-11. Ahora, Goldman Sachs
estima un déficit fiscal acumulado de similar magnitud para 2004-13.
La diferencia equivale a once billones de dólares, o sea el actual PBI
a precios corrientes. Ya los US$ 87.000 millones solicitados para el ejercicio
2004 representan el doble de lo asignado a educación.

Estas facturas se suman a un peligroso síntoma político: ya circulan
encuestas donde sólo 40% de los consultados cree que Bush merece ser
reelecto (contra 49% en agosto). En este cuadro, propuestas como la de Chirac
pueden ser una salida elegante.

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