¿China revaluará o no el yüan durante este año?

Esta semana, los mercados se pusieron nerviosos un rato, porque dos funcionarios chinos anticiparon un “profundo diálogo cambiario” ¿Dónde? En la reunión londinense del Grupo de los 7, la semana próxima. Entonces, surge otro debate.

27 enero, 2005

El martes, en efecto, un vocero del ministerio de Economía señaló que el G-7 será marco de una discusión abierta y franca sobre política cambiaria china. De inmediato, el dólar rebotó hasta 1,3% contra divisas rivales. Pero, el lunes, el jefe de la Oficina Nacional de Estadística dijo que “el país no se halla aún en condiciones de ajustar, por ahora, la paridad dólar-yüan”. Y el dólar perdió todo ese avance.

En verdad, el nuevo debate había sido desatado, días antes, por un informe de esa entidad. Primero, reveló un superávit comercial mensual récord en diciembre: US$ 11.100 millones. Eso puso frenéticos a los políticos norteamericanos (y mejicanos) que baten el parche de la “injusta competencia china”. Luego, se supo que el producto bruto interno (PBI) crecía a razón de 9,5% anual.

Aunque sean cifras nominales o algo infladas por razones políticas, ninguna sugiere que China se enfría. Por otra parte, la inflación cedió a 2,4% anual en diciembre, contra 5,3% a principios de 2004.

Las pruebas de que Beijing “precise” revaluar su moneda son, entonces poco substanciales. Stephen King (no el autor de malas novelas, sino un analista del HSBC) sostiene que “no hay sustento para postular la depreciación. Un modesto ajuste no enfriaría la economía y, en todo caso, el tipo de cambio real podría repreciarse si la inflación se mantuviese sobre la media de las economías centrales”. King descarta ajustes cambiarios amplios.

En cuanto a argumentos políticos, parece probable que China resista nuevas presiones estadounidenses. Bank of Tokyo-Mitsubishi duda de que Beijing vaya a anunciar un cronograma de ajuste y, mucho menos, disponga una revaluación efectiva en un margen capaz de calmar a los industriales norte y latinoamericanos. King apunta que “aun una revaluación de 25% influiría muy poco en la economía de EE.UU.”

Los mercados parecen apostar a una revaluación del yüan por medio del yen japonés. Según un trabajo de MG Financial Group, “revaluar la moneda china entrañaría que otros países de Asia oriental y sudoriental permitiesen a sus monedas repreciarse contra el dólar, compensando los efectos negativos en la competencia vía una declinación respecto del yüan. Por tanto, una demora en su revaluación tendría efecto opuesto y presionaría sobre todas esas monedas, yen inclusive”.

El martes, en efecto, un vocero del ministerio de Economía señaló que el G-7 será marco de una discusión abierta y franca sobre política cambiaria china. De inmediato, el dólar rebotó hasta 1,3% contra divisas rivales. Pero, el lunes, el jefe de la Oficina Nacional de Estadística dijo que “el país no se halla aún en condiciones de ajustar, por ahora, la paridad dólar-yüan”. Y el dólar perdió todo ese avance.

En verdad, el nuevo debate había sido desatado, días antes, por un informe de esa entidad. Primero, reveló un superávit comercial mensual récord en diciembre: US$ 11.100 millones. Eso puso frenéticos a los políticos norteamericanos (y mejicanos) que baten el parche de la “injusta competencia china”. Luego, se supo que el producto bruto interno (PBI) crecía a razón de 9,5% anual.

Aunque sean cifras nominales o algo infladas por razones políticas, ninguna sugiere que China se enfría. Por otra parte, la inflación cedió a 2,4% anual en diciembre, contra 5,3% a principios de 2004.

Las pruebas de que Beijing “precise” revaluar su moneda son, entonces poco substanciales. Stephen King (no el autor de malas novelas, sino un analista del HSBC) sostiene que “no hay sustento para postular la depreciación. Un modesto ajuste no enfriaría la economía y, en todo caso, el tipo de cambio real podría repreciarse si la inflación se mantuviese sobre la media de las economías centrales”. King descarta ajustes cambiarios amplios.

En cuanto a argumentos políticos, parece probable que China resista nuevas presiones estadounidenses. Bank of Tokyo-Mitsubishi duda de que Beijing vaya a anunciar un cronograma de ajuste y, mucho menos, disponga una revaluación efectiva en un margen capaz de calmar a los industriales norte y latinoamericanos. King apunta que “aun una revaluación de 25% influiría muy poco en la economía de EE.UU.”

Los mercados parecen apostar a una revaluación del yüan por medio del yen japonés. Según un trabajo de MG Financial Group, “revaluar la moneda china entrañaría que otros países de Asia oriental y sudoriental permitiesen a sus monedas repreciarse contra el dólar, compensando los efectos negativos en la competencia vía una declinación respecto del yüan. Por tanto, una demora en su revaluación tendría efecto opuesto y presionaría sobre todas esas monedas, yen inclusive”.

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