China: nuevo orden, pero no sin vaivenes

La decisión de flexibilizar la paridad cambiaria –adoptada a partir de julio- llega a fin de año con una canasta dólar-euro-yen reflejando tensiones. Especialmente insoslayables en materia de intercambio, flujos de capital y demanda real.

21 diciembre, 2010

<p>Cualquier compañía que contrate servicios en economías de bajos salarios relativos lo hace para ahorrar enormemente en costos laborales. Ello es doloroso para trabajadores occidentales substituidos por rivales más baratos. Pero resulta positivo en materia de utilidades, precio final que paga el usuario y –exagerando- ciudadanos globales que trabajan en fábricas, centros de llamadas y otras especialidades baratas del mundo emergente”.<br /><br />Pero ¿y si esos componentes no funcionan como se supone? La investigación de McKinsey sostiene que debieran considerarse esas aparentes improbabilidades y analizar el riesgo de que una crisis financiera acelere la transición a un contexto donde el intercambio, el flujo de capitales y la demanda sean más equilibrados. Al respecto, las cúpulas empresarias han de aprestarse para un mundo que –según muestra la flexibilización del yüan- modifique nexos económicos anacrónicos.<br /><br />Generalmente, apunta Wolf, “se concibe la economía mundial en términos de resultados tangibles. Vale decir, la verdadera integración arranca de factores de producción, entre los cuales sobresalen las materias primas, el capital y el trabajo, claves para entender los problemas estructurales básicos. Un mercado se halla plenamente formado cuando todos los clientes obtienen las mismas cosas al mismo precio, extrapolando costos y márgenes transaccionales”. <br /><br />Esto se conoce como “ley de precio único” y, originalmente, la postuló Adam Smith. En lo atinente a productos primarios, se trata de condiciones de mercado existentes desde hace tiempo. La misma ley vale además para el dinero y la mayoría de instrumentos financieros. Pero no se limita a la mano de obra, para los ortodoxos el obstáculo estructural por excelencia.<br />Para aprehender el papel del trabajo, por supuesto, es preciso hacerlo con el arbitraje. Por ejemplo, su expresión transfronteriza en la economía financiera se centra en instrumentos transables cotizados en monedas. En la economía real, esos arbitrajes o transacciones captan diferencias en costos de producción entre diversos puntos. A medida como se abrían los mercados, especialmente especulativos, bajaban esos costos y, también, se agotaban las oportunidades de arbitraje en el plano financiero global, con lo cual se cumplía la ley del precio único.<br /><p> </p></p>

<p>Por el contrario, subsisten vastas oportunidades de transacción salarial, pues la misma tarea puede significar salarios muy variables alrededor del planeta. Esto lo aprovechan al extremo las empresas multinacionales, cuyo ahorro de costos opera por dos vías: salarios más bajos en el ex “tercer mundo” y creciente desempleo en economías centrales.<br />
<br />
Al margen de factores sociales regresivos en ambos extremos de la ecuación, surge un problema estructural. En el curso de la década entrante, lo afrontarán las economías en desarrollo y subdesarrolladas. Reside en puestos laborales de calidad que irán abandonando los países desarrollados rumbo a China, India, Indochina, Latinoamérica y parte de África. <br />
<br />
Serán cientos de millones, en tanto la fuerza laboral estadounidense no sube hoy de 150 millones. Desdeñando aquellos factores sociales regresivos –aunque ventajosos para el sector privado-, el estudio del MGI concluye que se vive un proceso global positivo. Sobre todo para el empleo en mercados emergentes y la dupla demanda-consumo en economías avanzadas.<br />
<br />
Sin embargo, el mayor empleo emergente implica menos demanda laboral en EE.UU., Japón o Europa occidental. Ya España, una economía intermedia enganchada a la tambaleante Eurozona, sufre 21,5% de desocupación, con EE.UU. y el resto de la Unión Europea promediando 10%. Por ello, el desempleo en las economías centrales se torna más estructural que cíclico; como en Alemania en los años 20 o EE.UU. en los treinta. En el primer caso, la salida fue el III Reich; en el segundo, su resultado, la II guerra mundial, fue prevista por John Kenneth Galbraith.</p>

<p>C&oacute;mo manejarlas y en qu&eacute; lapso ser&aacute;n factores cr&iacute;ticos en 2011. Los tres aspectos marcar&aacute;n la diferencia entre un ajuste mundial &ndash;no ya local- suave y uno signado por peligrosas crisis financieras, como la occidental de 2006/09 o la que atraviesa hoy la Uni&oacute;n Europea (ninguna de ambas se ha agotado). Un nuevo estudio del McKinsey Global Institute explora las implicancias estrat&eacute;gicas de la transici&oacute;n entre una globalidad y otra. <br />
<br />
Hasta cierto punto, el desplazamiento de actividades entre un mundo desarrollado y mercados emergentes simplemente refleja una especie de ley gravitatoria econ&oacute;mica. En un contexto donde las ideas fluyen libres y la mayor&iacute;a de pa&iacute;ses pasa por diversos estadios en la adopci&oacute;n de medios de producci&oacute;n, comunicaci&oacute;n o distribuci&oacute;n, &ldquo;los pa&iacute;ses menos desarrollados debieran crecer m&aacute;s que sus contrapartes en occidente. Al menos, tal como &eacute;stas eran antes de las crisis iniciadas en 2006 con el colapso inmobiliario norteamericano&rdquo;. Eso cree el analista econ&oacute;mico brit&aacute;nico Martin Wolf.<br />
<br />
Al respecto, es importante comprender que los mercados emergentes tienen ventajas estructurales asociadas a la nueva fase de la econom&iacute;a global. Muchos funcionarios occidentales suelen objetar paridades &ldquo;anormalmente bajas&rdquo; en pa&iacute;ses como China. Justamente, forman parte de las ventajas estructurales aludidas. <br />
<br />
Pero el fen&oacute;meno remite a un hecho fundamental: &ldquo;la mano de obra &ndash;subraya el MGI- no puede negociarse libremente en un mercado mundial &uacute;nico, rasgo normal en cuanto a productos primarios, insumos intermedios, alimentos y capitales.</p>

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades