China desconoce la oferta rusa para asociarse a Yukos
La estatal China National Petroleum ignora la propuesta de Moscú para venderle una participación minoritaria en la flamante Yukos nacionalizada. No sabemos nada, señaló la compañía, apelando a un eufemismo.
Alguna agencia, de paso, confundió a la Yukos remanente con su mayor activo, Yuganskñeftyegaz (YÑG), vendido a la estatal Gazprom vía testaferros y sin avales de bancos sólidos. La idea rusa era –y es- encontrar un socio capaz de quedarse con 20% del paquete. Días atrás, y tras confirmar la estatización virtual del grupo Yukos, Moscú anunció que formaría una petrolera propia. En ese momento, entró en contacto con Beijing y ésta, como se ve, no se mostró entusiasmada por el esquema.
El plan y la propuesta indican claramente la firme intención del presidente Vladimir Putin de controlar los recursos no renovables más relevantes del país. No es casual que, en sus últimas expresiones públicas, el ex jefe de la KGB hablase de “recobrar espacios soviéticos”. Tiene un motivo electoral: tras el deterioro del rubro y el aumento de la pobreza durante la gestión de Boris Yeltsin, mucha gente siente nostalgias de la URSS y el “paraguas social” que ese régimen implicaba.
La nacionalización de la Yukos residual (1% del crudo mundial, cuando aún estaba entera) completará el esquema iniciado cuando la estatal Gazrpom compró, vía testaferros, Yugansk, su mayor división. El Kremlin no pudo hacer nada contra un bloqueo dictado por el tribunal federal de Houston (Texas), Ahí los accionistas habían pedido ampararse en el título XI de la ley estadounidense para quiebras y concursos.
Naturalmente, la oferta a China es una astuta movida. Beijing precisa asegurarse fuentes de energía y tener acceso a reservas de hidrocarburos. Pero, al mismo tiempo, Rusia ha dejado de ser un abastecedor fiable para Occidente. Las reservas chinas, en efecto, alcanzan sólo a 23.700 millones de barriles, con una producción de 3,4 millones b/d y un consumo de seis millones. Rusia posee 69.000 millones de barriles en reservas, produce 8,5 millones b/d pero sólo consume 2,5 millones.
Alguna agencia, de paso, confundió a la Yukos remanente con su mayor activo, Yuganskñeftyegaz (YÑG), vendido a la estatal Gazprom vía testaferros y sin avales de bancos sólidos. La idea rusa era –y es- encontrar un socio capaz de quedarse con 20% del paquete. Días atrás, y tras confirmar la estatización virtual del grupo Yukos, Moscú anunció que formaría una petrolera propia. En ese momento, entró en contacto con Beijing y ésta, como se ve, no se mostró entusiasmada por el esquema.
El plan y la propuesta indican claramente la firme intención del presidente Vladimir Putin de controlar los recursos no renovables más relevantes del país. No es casual que, en sus últimas expresiones públicas, el ex jefe de la KGB hablase de “recobrar espacios soviéticos”. Tiene un motivo electoral: tras el deterioro del rubro y el aumento de la pobreza durante la gestión de Boris Yeltsin, mucha gente siente nostalgias de la URSS y el “paraguas social” que ese régimen implicaba.
La nacionalización de la Yukos residual (1% del crudo mundial, cuando aún estaba entera) completará el esquema iniciado cuando la estatal Gazrpom compró, vía testaferros, Yugansk, su mayor división. El Kremlin no pudo hacer nada contra un bloqueo dictado por el tribunal federal de Houston (Texas), Ahí los accionistas habían pedido ampararse en el título XI de la ley estadounidense para quiebras y concursos.
Naturalmente, la oferta a China es una astuta movida. Beijing precisa asegurarse fuentes de energía y tener acceso a reservas de hidrocarburos. Pero, al mismo tiempo, Rusia ha dejado de ser un abastecedor fiable para Occidente. Las reservas chinas, en efecto, alcanzan sólo a 23.700 millones de barriles, con una producción de 3,4 millones b/d y un consumo de seis millones. Rusia posee 69.000 millones de barriles en reservas, produce 8,5 millones b/d pero sólo consume 2,5 millones.
