Calificadoras, riesgo para la democracia

<p>En medio de la nueva borrasca, el presidente Nicolas Sarkozy fue claro: &ldquo;las agencias calificadoras representan, ellas mismas, un creciente peligro para la democracia&rdquo;. Exactamente, lo que hace un tiempo viene se&ntilde;alando Angela Merkel, canciller de la primera econom&iacute;a, Alemania.<br />
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&ldquo;No se precisa ser un premio N&oacute;bel como Joseph Stiglitz (2001) o Paul Krugman (2008) para entender el papel de S&amp;P, Moody&rsquo;s, Fitch, sus analistas y los bancos anglosajones allegados a ellos&rdquo;. As&iacute; coinciden Berl&iacute;n y Par&iacute;s, para quienes &ldquo;su peso pol&iacute;tico afecta a las econom&iacute;as centrales&rdquo; (quiz&aacute; porque las emergentes no les hacen caso). Igual piensa Barack Obama tras la degradaci&oacute;n (AAA a AA+) dictada d&iacute;as atr&aacute;s por S&amp;P.<br />
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Entretanto, Espa&ntilde;a e Italia pueden seguir el camino de Grecia, Portugal, Irlanda, B&eacute;lgica o Estonia. Roma, empero, imita el mal ejemplo de Estados Unidos o Gran Breta&ntilde;a. Silvio Berlusconi ha lanzado un programa de austeridad que privilegia el sector financiero sobre la econom&iacute;a real, o sea empleo y consumo.<br />
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En julio, Aix-en-Provence fue anfitriona para una reuni&oacute;n de economistas serios. Se analiz&oacute; en esa ocasi&oacute;n la posibilidad de transferir la facultad de medir d&eacute;bitos soberanos a una instancia multilateral. Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional.<br />
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No obstante, hay un nuevo problema: la directora gerente, Christine Lagarde, oscila entre las presiones de Sarkozy y sus propias ideas ortodoxas. Por su parte, los alemanes preferir&iacute;an aumentar los poderes del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) y aproximarlo a un FMI. Se entiende, como instrumento regional para gestionar salvamentos soberanos.<br />
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