Calificadoras: en la picota, influyen menos

Resulta irónico que, saturadas de errores y conflictos de interés, Standard & Poor’s, Moody’s Investors’ Service y Fitch Ratings arriesguen sus triple A. En buena medida, porque no previeron desastres como las malas hipotecas y la eurocrisis.

20 diciembre, 2011

<p>&ldquo;Hay s&oacute;lo dos potencias capaces de destruir una econom&iacute;a nacional: la aviaci&oacute;n estadounidense y el tr&iacute;o Moody&rsquo;s-S&amp;P-Fitch&rdquo;. Hace unos cuarenta a&ntilde;os, era una humorada. Con el tiempo, las &ldquo;tres parcas&rdquo; adquirir&iacute;an peso mundial. Empezaron hostigando a deudores emergentes o subdesarrollados, pero no se detuvieron ah&iacute;.<br />
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Hasta los a&ntilde;os 90, sus evaluaciones podr&iacute;an acorralar empresas y estados de segundo o tercer orden. En tiempos idos, se ensa&ntilde;aban con v&iacute;ctimas tan propiciatorias como Indonesia, Malasia, Tailandia o Argentina. Sus l&iacute;mites parec&iacute;an los del propio Fondo Monetario Internacional y su tecnocracia.<br />
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No fue as&iacute;. La crisis sist&eacute;mica de 2007/09 y la eurocrisis de la Eurozona (desde 2009) llevaron las cosas a un punto de no retorno. Primero fue golpeado Estados Unidos, despu&eacute;s Francia y, estos d&iacute;as nada menos que quince pa&iacute;ses de la Uni&oacute;n Europea. Estos acontecimientos trasuntan un misterio: criticadas y detestadas m&aacute;s que nunca, se las acusa de ser juez y parte, cuando no proclives a intervenciones poco serias o, peor, favorables a un grupo de grandes bancos privados anglosajones y holandeses.<br />
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No obstante, semejantes facultades fueron si&eacute;ndoles conferidas en el curso del tiempo por las potencias y sus reguladores. Norma tras norma, el poder no ha cesado de fluir a las agencias, a quienes se les paga para calificar a sus &ldquo;v&iacute;ctimas&rdquo;. Sus notas marcan l&iacute;mites legales a las posibilidades de inversi&oacute;n de bancas especializadas, aseguradoras y fondos jubilatorios.<br />
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Asimismo, obran como referencias para el mismo Banco Central Europeo y su evaluaci&oacute;n de t&iacute;tulos. Tan general capitulaci&oacute;n acab&oacute; por dar a las agencias una influencia desmedida. Sus notas se han vuelto ultradominantes, por no decir exclusivas, en las decisiones inversoras de medio mundo. En suma, las tres parcas son omnipresentes en el negocio financiero, comercial y, ahora, pol&iacute;tico. Esto explica los ataques de EE.UU., Francia, Italia, B&eacute;lgica, etc., a las calificadoras y la existencia de varios proyectos en el Europarlamento (Estrasburgo). Su objeto com&uacute;n, poner fuera de ley a Moody&rsquo;s, S&amp;P y Fitch.</p>
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