British Petroleum y nuevos máximos en los principales mercados

Al cabo de varios errores severos, BP cerró un gran yacimiento en Alaska. Cayeron sus acciones y hubo récords en futuros. En Londres, el Brent nórdico alcanzó US$ 78,50. En Nueva York, los 7crudos tejanos dulces tocaron 77 el barril.

8 agosto, 2006

La historia reciente de British Petroleum es una larga serie de contratiempos en Estados Unidos. En marzo de 2005, una explosión en la refinería tejana dejó quince muertos y 170 heridos. En abril, las autoridades investigaban la seguridad en todas las instalaciones de la firma. En septiembre, la compañía británica debió pagar una multa sin precedentes, aunque modesta (US$ 21.500.000), por lo de Tejas.

En marzo pasado, el estado de Alaska abrió un sumario por derrames en el campo de bahía Prudhoe. Eso condujo a una causa penal. En abril, la empresa afronta una pequeña multa (US$ 2.400.000) por transgresiones a la seguridad en Ohio. El 20 de junio, BP despide al presidente operativo en EE.UU., pero poco después Washington a acusa a la compañía de manipular precios de gas propano.

Ya en julio, BP anuncia con bombos y platillos un aumento de 30% en utilidades y señala que invertirá en seguridad de las refinerías, las operaciones en Alaska, etc. Pero, el jueves 6 de agosto, resuelve cerrar el yacimiento de Pruhoe tras detectar un oleoducto carcomido y fugas de fluido. Obviamente, las ganancias reflejaban en parte falta de gastos en seguridad y las multas aplicadas eran demasiado suaves.

El problema es que ese yacimiento es el más grande de Estados Unidos y su cierre empieza a tener efectos en la oferta y los precios de crudos. Justamente cuando el mayor campo mejicano muestra señales de agotamiento y amenaza el abastecimiento en EE.UU. Se explican, pues, los máximos alcanzados en Nueva York y Londres.

Sin dudas, el cierre en Alaska tiene serias repercusiones, no sólo para BP sino, además, para sus poderosas socias, Exxon Mobil y ConocoPhillips. Tanto en explotación como en ingresos. En el plano bursátil, muchos inversores que habían comprado papeles de BP y las otras –confiando en su responsabilidad ecológica- salieron irritados a vender (el papel de BP cayó casi 3% en pocas horas).

British Petroleum es por ahora la más perjudicada. Tiene 26% de Prudhoe y su cierre le representa unos 100.000 barriles diarios menos de petróleo, o sea 4% de su producción total. Si la medida se prolonga en el tiempo, la compañía no logrará cumplir con sus objetivos: 4.100.000 b/d en crudos y gas natural durante todo el año. John Browne, su presidente ejecutivo, ha puesto las barbas en remojo.

La historia reciente de British Petroleum es una larga serie de contratiempos en Estados Unidos. En marzo de 2005, una explosión en la refinería tejana dejó quince muertos y 170 heridos. En abril, las autoridades investigaban la seguridad en todas las instalaciones de la firma. En septiembre, la compañía británica debió pagar una multa sin precedentes, aunque modesta (US$ 21.500.000), por lo de Tejas.

En marzo pasado, el estado de Alaska abrió un sumario por derrames en el campo de bahía Prudhoe. Eso condujo a una causa penal. En abril, la empresa afronta una pequeña multa (US$ 2.400.000) por transgresiones a la seguridad en Ohio. El 20 de junio, BP despide al presidente operativo en EE.UU., pero poco después Washington a acusa a la compañía de manipular precios de gas propano.

Ya en julio, BP anuncia con bombos y platillos un aumento de 30% en utilidades y señala que invertirá en seguridad de las refinerías, las operaciones en Alaska, etc. Pero, el jueves 6 de agosto, resuelve cerrar el yacimiento de Pruhoe tras detectar un oleoducto carcomido y fugas de fluido. Obviamente, las ganancias reflejaban en parte falta de gastos en seguridad y las multas aplicadas eran demasiado suaves.

El problema es que ese yacimiento es el más grande de Estados Unidos y su cierre empieza a tener efectos en la oferta y los precios de crudos. Justamente cuando el mayor campo mejicano muestra señales de agotamiento y amenaza el abastecimiento en EE.UU. Se explican, pues, los máximos alcanzados en Nueva York y Londres.

Sin dudas, el cierre en Alaska tiene serias repercusiones, no sólo para BP sino, además, para sus poderosas socias, Exxon Mobil y ConocoPhillips. Tanto en explotación como en ingresos. En el plano bursátil, muchos inversores que habían comprado papeles de BP y las otras –confiando en su responsabilidad ecológica- salieron irritados a vender (el papel de BP cayó casi 3% en pocas horas).

British Petroleum es por ahora la más perjudicada. Tiene 26% de Prudhoe y su cierre le representa unos 100.000 barriles diarios menos de petróleo, o sea 4% de su producción total. Si la medida se prolonga en el tiempo, la compañía no logrará cumplir con sus objetivos: 4.100.000 b/d en crudos y gas natural durante todo el año. John Browne, su presidente ejecutivo, ha puesto las barbas en remojo.

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