Bernard Madoff: ¿150 años no son realmente nada?

Parece una sentencia ejemplar. Pero ¿cuántos años le quedan de vida a este setentón? ¿cómo serán? ¿acaso como los de cualquier don nadie que robó, huyó y lo pescaron?. Dicho de otro modo ¿dónde están los US$ 65.000 millones que estafó?

1 julio, 2009

<p>Tambi&eacute;n hay otro asunto: &iquest;c&oacute;mo fue que las instancias reguladoras no supieron advertir a tiempo en qu&eacute; andaba el sujeto? La <em>Securities &amp; Exchange Commission </em>(comisi&oacute;n federal de valores) y todo un sistema no controlaron como deb&iacute;an. Ni siquiera examinaron a&ntilde;os de denuncias, que tampoco interesaron a poderosos medios especializados estilo &ldquo;Wall Street Journal&rdquo; o la agencia Bloomberg.</p>
<p>Las utilidades prometidas eran inveros&iacute;miles, muy superiores a las inversiones Era, claro, una forma acromeg&aacute;lica del esquema inventado en los a&ntilde;os 20 por Carlo Ponzi, recreado en los a&ntilde;os 60 por Roberto Vesco y perfeccionado por los bonos chatarra de Michael Milken (1987). En rigor, varias personas relacionadas con el veh&iacute;culo de Milken, Drexel Burnham Lambert, siguieron operando en Wall Street o Londres, v&iacute;a derivativos.</p>
<p>Escasos controles, dinero f&aacute;cil y gente bien relacionada son los ingredientes habituales. As&iacute;, las autoridades dejaban pasar esquemas hasta que se ven&iacute;an abajo. Por ese camino marcharon Jeffrey Skilling (Enron 2002, 24 a&ntilde;os de c&aacute;rcel), Bernard Ebbers (WorldCom 2004, 25 a&ntilde;os), Conrad Black (&ldquo;<em>Daily Telegraph</em>&rdquo; 2005, seis a&ntilde;os), John Rigas (<em>Adelphia</em> 2007, 11 a&ntilde;os) o Richard Scrushy (<em>HealthSouth</em> 2007, sieste a&ntilde;os). La guinda del postre es Maurice Greenberg, ex amo de <em>American International Group </em>y amigo de Madoff.</p>
<p>El problema de las megaestafas, si no implican delitos y complicidades penales, es que la responsabilidad es siempre personal. El extremo formalismo del derecho consuetudinario angosaj&oacute;n explica estas sentencias por decenios o siglos. Se trata de su resabio religioso derivado del puritanismo ingl&eacute;s y norteamericano: se supone que, muerto el reo, su alma seguir&aacute; cumpliendo la pena en el m&aacute;s all&aacute;. Aunque se trate de sentenciados no cristianos. <br />
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