Bancos van hacia una reglobalización, pero diferente
Cuando en 2008 se sentían los efectos de la crisis financiera, políticos y economistas comenzaron a temer una desglobalización. S la crisis dañaba el comercio mundial y generaba proteccionismo, se decía entonces, provocaría un retroceso en la globalización de las economías.
3 enero, 2012
<p>Por supuesto que hay un cierto grado de pose entre los bancos que buscan minimizar los cambios impuestos a sus negocios, pero el planteo no deja de ser válido. La señal más cruda de desglobalización entre los bancos se ve en los mercados que financian, como los fondos norteamericanos que dejaron en bloque de financiar bancos europeos. Y los bancos más fuertes, nerviosos con los préstamos interbancarios, especialmente en el extranjero, han recurrido a depositar montañas de fondos excesivos en el Banco Central Europeo y la Reserva Federal de Estados Unidos.<br />
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¿Importa todo esto? Sí. Aunque parece justa decir que la globalización, en términos de comercio, ambición empresarial y movilidad del trabajo – ha salido prácticamente ilesa de la crisis y las recesiones económicas posteriores, esa tendencia no puede continuar si los bancos van en la dirección opuesta. Por lo menos las multinacionales que son los mayores impulsores de la economía global van a descubrir que sus servicios bancarios son menos eficientes y más caros.<br />
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La fractura de esas relaciones sólo sirve para acumular más ventajas en las economías de rápido crecimiento como China. Los bancos chinos tendrán el camino libre para ir tras sus mejores clientes en el extranjero y convertirse en la próxima generiación de bancos globales.<br />
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El tan anunciado dominio mundial de los bancos chinos es mucho más probable a través de este tipo de silenciosa transformación que mediante una toma hostil. Si eso pasa, o cuando eso pase, el negocio bancario tal vez no esté desglobalizado, sino reglobalizado pero en una forma diferente.</p>
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<p>Parecía una perspectiva realista pero en realidad no ocurrió nada de eso. Las mayores compañías del mundo siguen expandiéndose y generando negocios fuera de sus mercados locales. A modo de ejemplo, Walmart se expande en el extranjero tres veces más que en su mercado local. Algo parecido ocurre con ExxonMobil y con Toyota.</p>
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<p>Sin embargo en un área importante de la economía ha comenzado un proceso de desglobalización. Gracias a una poderosa mezcla de reformas regulatorias y autoimpuestas, los bancos del mundo están abandonando algunas operaciones en lugares remotos. Algunos han llegado a la conclusión de que no vale la pena hacer apuestas de largo plazo en mercados distantes. BNP Paribas fue el último en retirar su presencia en banca minorista en Rusia, luego de acciones similares de Barclays y HSBC de Gran Bretaña. El Royal Bank of Scotland, el banco británico en problemas, también se retiró de algunos mercados, especialmente en Asia. Citigroup ha racionalizado sus operaciones en Asia y en toda Europa. Y HSBC podría terminar retirándose de un tercio de los más de 80 países donde opera.<br />
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Muchos bancos, obligados a reducir sus requerimientos de capital para acomodarse a las duras reglas regulatorias, se retiran de ciertas áreas. Esos mismos banqueros de inversión que hace cinco años se jactaban de ser todo para todos en todos los mercados admiten ahora que tal vez las fusiones y adquisiciones escandinavas o los productos derivativos franceses deberían ser dejados en manos locales. <br />
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La fragmentación de la regulación amenaza con empeorar las cosas. Los banqueros se quejan de que mientras ciertos países y regiones rompen filas con el nuevo libro global de regulaciones Basilea III (que impone requisitos más duros en Gran Bretaña, Suecia y Suiza, y probablemente también nuevos impuestos a las transacciones financieras) queda dañada la capacidad de los bancos para brindar servicios globales en un pie de igualdad con competidores locales.</p>