Banco central: nuevo récord en reservas internacionales

Tras la compra del jueves, US$ 120 millones, el emisor acumula poco más de 37.430 millones. Vale decir, unos cincuenta millones sobre el máximo previo (enero de 2001).

13 abril, 2007

Se trata de datos anunciados por el presidente Néstor Kirchner –en un acto de la campaña electoral bonaerense, no el marco más apropiado- y confirmados por Martín Pérez Redrado, jefe del BCRA. “No prevemos emplear esas reservas para pago específico alguno”, señaló el funcionario, aunque varios analistas supongan lo contrario.

Por supuesto, Redrado aludía tácitamente al club de París y a las interminables presiones de sedicentes bonistas o gestores estilo Nicola Stock y Charles Dallara. En cuanto al circulante en títulos del emisor, roza los US$ 16.670 millones.

Corresponde aclarar que el récord anterior era tan ficticio como el maquillaje contable iniciado en 1997 con apoyo del Fondo Monetario. Se componía de créditos multilaterales, conocidos por “blindaje”, conducentes a prolongar una convertibilidad que se había derrumbado bastante antes. Como recuerdan fallos judiciales en Italia y Alemania, los bonos argentinos eran chatarra desde 2000 –de ahí su rinde- y quienes los colocaban entre ahorristas bisoños ocultaban el detalle.

Se trata de datos anunciados por el presidente Néstor Kirchner –en un acto de la campaña electoral bonaerense, no el marco más apropiado- y confirmados por Martín Pérez Redrado, jefe del BCRA. “No prevemos emplear esas reservas para pago específico alguno”, señaló el funcionario, aunque varios analistas supongan lo contrario.

Por supuesto, Redrado aludía tácitamente al club de París y a las interminables presiones de sedicentes bonistas o gestores estilo Nicola Stock y Charles Dallara. En cuanto al circulante en títulos del emisor, roza los US$ 16.670 millones.

Corresponde aclarar que el récord anterior era tan ficticio como el maquillaje contable iniciado en 1997 con apoyo del Fondo Monetario. Se componía de créditos multilaterales, conocidos por “blindaje”, conducentes a prolongar una convertibilidad que se había derrumbado bastante antes. Como recuerdan fallos judiciales en Italia y Alemania, los bonos argentinos eran chatarra desde 2000 –de ahí su rinde- y quienes los colocaban entre ahorristas bisoños ocultaban el detalle.

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