Apelación en 15 días. Kirchner duro y multan a otro banco italiano

Tras la vista del miércoles, la apelación quizá lleve dos semanas. El presidente reiteró que el canje no se reabrirá en las condiciones exigidas por los buitres. Entretanto, el gobierno italiano multa a otro banco por engañar clientes.

27 abril, 2005

Días antes, fondos de Wall Street intercedían por Argentina y un buitre buscaba que Buenos Aires le comprase U$S 1.400 millones embargados. Parece que la idea había surgido cerca del juez Thomas Griesa. Pero al FMI no le gusta, aunque sirva para replantear aspectos del poscanje.

Néstor Kirchner insistió en que el resultado de la reestructuración ha sido exitoso. “Sería muy poco serio reabrirla, pues debe atenderse al 76,15% que entró”. El primer mandatario deploró que hubiese “algunos bonistas mal asesorados o conducidos por grupos de presión. Éstos especulaban con su rentabilidad y cómo se solucionaba el problema de la deuda”.

Un día antes de estas expresiones y llevado por una manía anglicizante, pero cocoliche, un comité italiano de “consumidores” (como si un bono pudiese comerse) se presentaba en varios juzgados de la península para que investigasen las responsabilidades de bancos locales en la colocación de “tangobonos” entre ahorristas bisoños. Entre ellos, los seis de primera instancia que ya habían fallado contra entidades financieras.

Pero los “consumidores” olvidan que el prospecto adjunto al canje, emitido por Buenos Aires, ya aclaraba que eran papeles para invesrores profesionales, no chiquitaje. En todo caso, la nueva ofensiva corre a cargo de estudios juríficos duchos en rentables acciones colectivas. No obstante, en Italia sigue corriendos un vientos desfavorables a quienes colocaron vendieron papeles sin explicar bien de qué se trabataban. El gobierno impuso el martes una multa de € 450.000 a Unicredito, una de las mayores bancas peninsulares.

Días antes, Kenneth Dart –explota varios fondos buitres- sugirió que Argentina adquiriese unos US$ 1.400 millones en bonos mantenidos en embargo por un fallo ambiguo de Griesa (Manhattan sur). Así se destrabarían, según el especulador, el canje y la maraña de juicios radicados en Estados Unidos.

Irónicamente, quienes accionan suelen ser fondos radicados en refugios “off shore” para no pagar impuestos ni sujetarse a las leyes norteamericanas. Más irónico es que magistrados como Griesa –mal visto por el fiscal neoyorquino Eliot Spitzer y la Securities & Exchange Commission- acepten sus demandas contra terceros. Máxime si se trata de países latinoamericanos, detestados por el juez.

La sugerencia de Dart se formalizó poco después en un escrito de sus abogados ante el tribunal de alzada (es incorrecto decirle “corte” en castellano) del II circuito. Esta instancia debe expedirse el miércoles y hay cierto optimismo respecto de su dictamen. En realidad, la presentación respondía una interpuesta hace una semana por los abogados de Buenos Aires. Ahí se demostraba que Dart y otros buitres intentan embargar no ya US$ 7.000 sino 28.000 millones en bonos ya entregados a los fideicomisarios.

La intención real era que Argentina emitiera deuda nueva y se la canjease a los buitres por papeles viejos… sin quita. Eso ocurrió en Rusia (1998/9) con complicidad de funcionarios del FMI y un soborno multimillonario pagado a autoridades de Moscú vía Liechtenstein. En esta oportunidad, falta el componente ruso y el Fondo no quiere saber nada de inflar la deuda argentina, porque eso trabaría los periódicos pagos a la entidad.

Elliot & Associates (Bahamas, controla NML Capital, demandante en la actual causa) hará suya la propuesta de Dart y su fondo, EM Limited. De paso, en otra presentación inminente, NML calificará a la Argentina de “deudor recalcitrante”. No sorprende que este término haya sido acuñado, meses atrás, por Thomas Dawson, vocero de la alta burocracia fondista. El cuadro a la fecha es curioso: Buenos Aires sostiene ante el tribunal de alzada que los títulos embargados pertenecían ya a los acreedores y los demandantes afirman que el canje puede hacerse de todos modos.

Días antes, fondos de Wall Street intercedían por Argentina y un buitre buscaba que Buenos Aires le comprase U$S 1.400 millones embargados. Parece que la idea había surgido cerca del juez Thomas Griesa. Pero al FMI no le gusta, aunque sirva para replantear aspectos del poscanje.

Néstor Kirchner insistió en que el resultado de la reestructuración ha sido exitoso. “Sería muy poco serio reabrirla, pues debe atenderse al 76,15% que entró”. El primer mandatario deploró que hubiese “algunos bonistas mal asesorados o conducidos por grupos de presión. Éstos especulaban con su rentabilidad y cómo se solucionaba el problema de la deuda”.

Un día antes de estas expresiones y llevado por una manía anglicizante, pero cocoliche, un comité italiano de “consumidores” (como si un bono pudiese comerse) se presentaba en varios juzgados de la península para que investigasen las responsabilidades de bancos locales en la colocación de “tangobonos” entre ahorristas bisoños. Entre ellos, los seis de primera instancia que ya habían fallado contra entidades financieras.

Pero los “consumidores” olvidan que el prospecto adjunto al canje, emitido por Buenos Aires, ya aclaraba que eran papeles para invesrores profesionales, no chiquitaje. En todo caso, la nueva ofensiva corre a cargo de estudios juríficos duchos en rentables acciones colectivas. No obstante, en Italia sigue corriendos un vientos desfavorables a quienes colocaron vendieron papeles sin explicar bien de qué se trabataban. El gobierno impuso el martes una multa de € 450.000 a Unicredito, una de las mayores bancas peninsulares.

Días antes, Kenneth Dart –explota varios fondos buitres- sugirió que Argentina adquiriese unos US$ 1.400 millones en bonos mantenidos en embargo por un fallo ambiguo de Griesa (Manhattan sur). Así se destrabarían, según el especulador, el canje y la maraña de juicios radicados en Estados Unidos.

Irónicamente, quienes accionan suelen ser fondos radicados en refugios “off shore” para no pagar impuestos ni sujetarse a las leyes norteamericanas. Más irónico es que magistrados como Griesa –mal visto por el fiscal neoyorquino Eliot Spitzer y la Securities & Exchange Commission- acepten sus demandas contra terceros. Máxime si se trata de países latinoamericanos, detestados por el juez.

La sugerencia de Dart se formalizó poco después en un escrito de sus abogados ante el tribunal de alzada (es incorrecto decirle “corte” en castellano) del II circuito. Esta instancia debe expedirse el miércoles y hay cierto optimismo respecto de su dictamen. En realidad, la presentación respondía una interpuesta hace una semana por los abogados de Buenos Aires. Ahí se demostraba que Dart y otros buitres intentan embargar no ya US$ 7.000 sino 28.000 millones en bonos ya entregados a los fideicomisarios.

La intención real era que Argentina emitiera deuda nueva y se la canjease a los buitres por papeles viejos… sin quita. Eso ocurrió en Rusia (1998/9) con complicidad de funcionarios del FMI y un soborno multimillonario pagado a autoridades de Moscú vía Liechtenstein. En esta oportunidad, falta el componente ruso y el Fondo no quiere saber nada de inflar la deuda argentina, porque eso trabaría los periódicos pagos a la entidad.

Elliot & Associates (Bahamas, controla NML Capital, demandante en la actual causa) hará suya la propuesta de Dart y su fondo, EM Limited. De paso, en otra presentación inminente, NML calificará a la Argentina de “deudor recalcitrante”. No sorprende que este término haya sido acuñado, meses atrás, por Thomas Dawson, vocero de la alta burocracia fondista. El cuadro a la fecha es curioso: Buenos Aires sostiene ante el tribunal de alzada que los títulos embargados pertenecían ya a los acreedores y los demandantes afirman que el canje puede hacerse de todos modos.

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