Analistas de Wall Street torpedean tratativas con el FMI

Virtualmente, los mismos que anticiparon durante tres años el fracaso del canje, hacen hoy lo mismo respecto de un eventual acuerdo contingente. Junto con sus habituales voceros en la Argentina.

29 junio, 2005

Por el momento, son sólo opiniones obtenidas por enviados y corresponsales. Por ejemplo, la que –sin identificar fuentes o mencionando “informes confidenciales”- presume que hará falta un quinquenio para encarrilar el endeudamiento externo, aunque haya acuerdo con el Fondo en tres o cuatro meses. Cabría preguntarse si, para 2010, todavía existirá ese organismo.

También se reiteran advertencias sobre brotes inflacionarios y postergación de reformas (obviamente, las recomendadas por el Fondo y el sector financiero) luego de las elecciones parlamentarias. Al parecer, estos sombríos pronósticos se originan en algunas bancas de inversión y firmas de valores. Incluso Morgan Stanley, que vive una crisis de liderazgo y pierde cohesión interna.

También gurúes de Goldman Sachs (anuncia un rojo financiero de US$2.000 millones este año y otro de 10.000 millones en 2006-7) y Bank of America coinciden en que: a) sigue el cese selectivo de pagos; y, b) las tarifas deben responder a los planteos de las empresas privatizadas. A la inversa, un analista sí identificado –Alexander Kazan, Bear Stearns- estima que “si bien subsisten obstáculos, en particular el disenso sobre superávit fiscal primario, un acuerdo con el FMI continúa siendo posible”.

Acompañando las presiones de sectores económicos y financieros argentinos, BofA sugiere “dejar flotar libremente el peso”. Pero ocurre que, desde hace mucho tiempo, la flotación libre no existe en este mundo. Volviendo a MS, su “informe reservado” acusa a Buenos Aires por “no estar lista a romper con el pasado”. Pero estos expertos apoyaban, en ese pasado, la convertibilidad rígida y los maquillajes contables de Domingo Cavallo, Roque Fernández y sus sucesores, entre ellos él mismo.

En este clima de fronda, donde se busca –por ejemplo- enviar a Roberto Lavagna y Guillermo Nielsen lejos de la economía y las finanzas, importa subrayar que varias recetas fondistas están derrumbándose en el mundo serio. “Solas, las privatizacions ya no sirven de mucho. Por el contrario, a veces pueden llevar a un Estado a la insolvencia por falta de ingresos tarifarios, pues vender activos valiosos no siempre es prudente”. ¿Quién decía esto el martes? Pues Sara Bertin, analista principal y vicepresidenta de la agencia calificadora Moody’s, hablando con Domenico Siniscalco, ministro italiano de Economía. El caso argentino fue aun menos sensato, porque se malvendieron incluso empresas que daban superávit.

Por el momento, son sólo opiniones obtenidas por enviados y corresponsales. Por ejemplo, la que –sin identificar fuentes o mencionando “informes confidenciales”- presume que hará falta un quinquenio para encarrilar el endeudamiento externo, aunque haya acuerdo con el Fondo en tres o cuatro meses. Cabría preguntarse si, para 2010, todavía existirá ese organismo.

También se reiteran advertencias sobre brotes inflacionarios y postergación de reformas (obviamente, las recomendadas por el Fondo y el sector financiero) luego de las elecciones parlamentarias. Al parecer, estos sombríos pronósticos se originan en algunas bancas de inversión y firmas de valores. Incluso Morgan Stanley, que vive una crisis de liderazgo y pierde cohesión interna.

También gurúes de Goldman Sachs (anuncia un rojo financiero de US$2.000 millones este año y otro de 10.000 millones en 2006-7) y Bank of America coinciden en que: a) sigue el cese selectivo de pagos; y, b) las tarifas deben responder a los planteos de las empresas privatizadas. A la inversa, un analista sí identificado –Alexander Kazan, Bear Stearns- estima que “si bien subsisten obstáculos, en particular el disenso sobre superávit fiscal primario, un acuerdo con el FMI continúa siendo posible”.

Acompañando las presiones de sectores económicos y financieros argentinos, BofA sugiere “dejar flotar libremente el peso”. Pero ocurre que, desde hace mucho tiempo, la flotación libre no existe en este mundo. Volviendo a MS, su “informe reservado” acusa a Buenos Aires por “no estar lista a romper con el pasado”. Pero estos expertos apoyaban, en ese pasado, la convertibilidad rígida y los maquillajes contables de Domingo Cavallo, Roque Fernández y sus sucesores, entre ellos él mismo.

En este clima de fronda, donde se busca –por ejemplo- enviar a Roberto Lavagna y Guillermo Nielsen lejos de la economía y las finanzas, importa subrayar que varias recetas fondistas están derrumbándose en el mundo serio. “Solas, las privatizacions ya no sirven de mucho. Por el contrario, a veces pueden llevar a un Estado a la insolvencia por falta de ingresos tarifarios, pues vender activos valiosos no siempre es prudente”. ¿Quién decía esto el martes? Pues Sara Bertin, analista principal y vicepresidenta de la agencia calificadora Moody’s, hablando con Domenico Siniscalco, ministro italiano de Economía. El caso argentino fue aun menos sensato, porque se malvendieron incluso empresas que daban superávit.

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