Alemania lanza un rescate por 500.000 millones, más allá del corto plazo

Tras cinco días de debates y sobre el modelo británico, el parlamento germano aprobó un plan de rescate para bancos. Angela Merkel fue clara: “esperamos que esta ley impida un empeoramiento de la crisis y no agrave el enfriamiento económico”.

18 octubre, 2008

Con mayor énfasis que George W. Bush, el gobierno de Berlín recalcó que “no habrá apoyo ni fondos frescos para entidades sin plantearles exigencias o contrapartidas”. Cuando el gabinete lo envió al poder legislativos (el martes), se presentó como parte de “esfuerzos coordinados en Europa occidental”. Esto aludía a Gran Bretaña y Suiza. La segunda acaba de iniciar un salvamento superior a FS 75.000 millones (€ 55.000 millones) para dos entidades antes sagradas: Union des Banques Suisses y Crédit Suisse (donde participa Qatar).
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<p>El esquema alem&aacute;n comprende &euro; 400.000 millones en aportes fiduciarios para reactivar el &ldquo;<em>call</em>&rdquo; interbancario. A ello se agregan 100.000 millones para comprar acciones preferidas que emitir&aacute;n los bancos. Como en los casos estadounidense &ndash;pese a dos desmentidas- y brit&aacute;nico, ello implica que el Bundesbank ubique representantes en los directorios. Por las dudas, habr&aacute; una reserva de &euro; 20.000 millones, con destino a emergencias, como la fuerza de tareas (&ldquo;c&eacute;lula anticrisis&rdquo;) a crearse en la Uni&oacute;n Europea. </p>
<p>La situaci&oacute;n apretaba pese al rebote muy parcial del viernes. En lo meramente financiero, hasta las ca&iacute;das de martes a jueves, seg&uacute;n tres consultores privados, US$ 10.000 puestos el 2 de enero llegaron al 15 de octubre con p&eacute;rdidas o neutros. &ldquo;Se acab&oacute; la &lsquo;revoluci&oacute;n conservadora&rsquo;, que dur&oacute; demasiado&rdquo;, afirmaba al respecto Francis Fukuyama. </p>
<p>Inversores y especuladores recordar&aacute;n este a&ntilde;o &ndash;excepto si este &uacute;ltimo trimestre depara milagros- como el de una espectacular quemaz&oacute;n de activos financieros. No reales, cabe aclarar. Los peores ejemplos son las acciones en Wall Street, tomando la cartera Standard&amp;Poor&rsquo;s 500 (US$ 10.000 valen s&oacute;lo 9.150, o sea -19,2%), los papeles emergentes (US$ 7.570, -24,3%) y los fondos burs&aacute;tiles en Occidente (US$ 7.465, -25,4%). </p>
<p>Mejor librados salen el oro en Londres (+6,8%), los bonos estatales internacionales (+6%) o los fondos monetarios (+1,8%). Pero, aun con 42,7% de ca&iacute;da desde el m&aacute;ximo absoluto de US$ 147,25 (13 de julio, Brent londinense) a los 70 de ahora, al petr&oacute;leo le falta mucho para llegar, como el pobre Dow Jones 30, al nivel de 2003/4. </p>
<p>Esta cat&aacute;strofe ha puesto contra las cuerdas a las variantes conservadoras de la &ldquo;revoluci&oacute;n Reagan&rdquo;. Remisos al rescate &ldquo;socialdem&oacute;crata&rdquo; de Bush y Henry Paulson &ndash;una bicoca de US$ 843.000 millones contando reembolsos impositivos que Barack Obama piensa ampliar-, los republicanos tradicionales y los neoconservadores explotan la histeria de Wall Street para &ldquo;castigar a un presidente que los traicion&oacute;&rdquo; (Paul Krugman). </p>
<p>Restan como opciones el &ldquo;capitalismo creativo&rdquo; de William Gates, el &ldquo;capitalismo regulatorio en versi&oacute;n norteamericana (Jacob Weisberg) o europea (Nicolas Sarkozy). A esta altura, el mercantilismo ingl&eacute;s no parece alternativa seria, ni siquiera para Gordon Brown. Tampoco para Fukuyama, ex ap&oacute;stol de la &ldquo;nueva econom&iacute;a&rdquo; y el &ldquo;fin de la historia&rdquo;. Pensador astuto, pero mal lector de G. W. Friedrich Hegel, abandon&oacute; ese barco en v&iacute;speras de la doble crisis &ndash;malas hipotecas, iliquidez) desatada hace catorce meses. </p>
<p>La historia, en efecto, no termin&oacute; con la licuaci&oacute;n de la Uni&oacute;n Sovi&eacute;tica. Hoy, sostiene Fukuyama, &ldquo;debemos archivar la revoluci&oacute;n reaganiana&rdquo;. Desde mediados de los a&ntilde;os 80, Occidente &ldquo;le explicaba al mundo que la receta justa para crecer era tasas bajas, poca regulaci&oacute;n y libre comercio&rdquo;. La versi&oacute;n para &ldquo;emergentes&rdquo; se llamaba consenso de Washington, apareci&oacute; en 1989 y muri&oacute; cuando Estados Unidos invadi&oacute; Irak, sin notar que China, India y Rusia iban en v&iacute;as de liquidar el mundo unipolar so&ntilde;ado por los neoconservadores y el Pent&aacute;gono. </p>
<p>Fukuyama se&ntilde;ala lo que sus malas copias latinoamericanas callan: &ldquo;el modelo auspiciado por el Fondo Monetario y el Banco Mundial fue deshecho por las crisis de 1997/2002. Las econom&iacute;as dirigistas &ndash;Rusia, China, India- superaron esos problemas, pero las que hab&iacute;an comprado la receta del FMI (Tailandia, Surcorea, Malasia, Indonesia, Argentina) fueron muy golpeadas&rdquo;. Ahora, el derrumbe de los mayores mercados alcanza &ldquo;la base misma del modelo Reagan: preeminencia del capital financiero sobre la econom&iacute;a real&rdquo;. </p>

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