Ahora sí conversaciones reales sobre ALCA

Washington acepta poner comercio agricola en agenda formal La reunión ministerial de ALCA en Quito, la semana pasada, fue una de las más productivas, de las últimas reuniones preparatorias.

7 noviembre, 2002

En el frente puramente político, expresado en las calles, mostró que hay más oposición visceral a la iniciativa, vista por muchos como una fase más de la globalización neo-liberal, que ha dejado peor a gran parte de América Latina.

En el frente diplomático-comercial marcó cierta clase de victoria para los sudamericanos sobre EU: la reunión obtuvo el compromiso de sus 34 miembros (todos países independientes del hemisferio occidental, salvo Cuba) para la ´eliminación de subsidios a la exportación que afectan al comercio de productos agrícolas en el hemisferio´ y ratificó ´la importancia de la agricultura para las economías de la región´.

Esto puede parecer muy retórico, pero ha cambiado a este lenguaje, contra la oposición de EU, de los anexos a los documentos finales.

Sobre la base -no convincente al sur del Río Bravo- que no debe comprometerse la fecha tope de 2005 para el ALCA, EU argumenta que el tema del comercio agrícola debe dejarse para las negociaciones multilaterales de comercio de la OCM en la ronda de Doha.

Por supuesto, la verdadera ´diversión´ comienza después de la reunión de Quito, con EU y Brasil -extremos opuestos del espectro de negociación- que asumirán como co-presidentes de las negociaciones de ALCA, al entrar estas en la parte más sustantiva de las discusiones.

Bajo el Presidente Fernando Henrique Cardoso, Brasil ha dejado bastante claro que un pre-requisito para ALCA -principalmente, pero no exclusivamente- es desmantelar las barreras de EU a exportaciones de América Latina en la arena agrícola.

Ahora, las riendas del poder serán pasadas a Lula da Silva, que ha sido aun más beligerante que Cardoso en su retórica de campaña.

Washington parece no saber cómo responder. Por un lado, muy en el estilo de la administración Bush Jr, el Representante de Comercio de EU, Bob Zoellick, ha desdeñado la idea misma que Brasil se niegue. Los que no se unen a ALCA, dijo, podrán comerciar ´con lugares como la Antártida´. En Quito, el negociador jefe de EU, Peter Allgeier (el segundo de Zoellick), trató de ser diplomático, diciendo que el gobierno de EU estaba dispuesto a esperar que Lula fije la posición de su gobierno sobre ALCA, en vez de suponer por anticipado que adoptará una posición aislacionista.

En el frente puramente político, expresado en las calles, mostró que hay más oposición visceral a la iniciativa, vista por muchos como una fase más de la globalización neo-liberal, que ha dejado peor a gran parte de América Latina.

En el frente diplomático-comercial marcó cierta clase de victoria para los sudamericanos sobre EU: la reunión obtuvo el compromiso de sus 34 miembros (todos países independientes del hemisferio occidental, salvo Cuba) para la ´eliminación de subsidios a la exportación que afectan al comercio de productos agrícolas en el hemisferio´ y ratificó ´la importancia de la agricultura para las economías de la región´.

Esto puede parecer muy retórico, pero ha cambiado a este lenguaje, contra la oposición de EU, de los anexos a los documentos finales.

Sobre la base -no convincente al sur del Río Bravo- que no debe comprometerse la fecha tope de 2005 para el ALCA, EU argumenta que el tema del comercio agrícola debe dejarse para las negociaciones multilaterales de comercio de la OCM en la ronda de Doha.

Por supuesto, la verdadera ´diversión´ comienza después de la reunión de Quito, con EU y Brasil -extremos opuestos del espectro de negociación- que asumirán como co-presidentes de las negociaciones de ALCA, al entrar estas en la parte más sustantiva de las discusiones.

Bajo el Presidente Fernando Henrique Cardoso, Brasil ha dejado bastante claro que un pre-requisito para ALCA -principalmente, pero no exclusivamente- es desmantelar las barreras de EU a exportaciones de América Latina en la arena agrícola.

Ahora, las riendas del poder serán pasadas a Lula da Silva, que ha sido aun más beligerante que Cardoso en su retórica de campaña.

Washington parece no saber cómo responder. Por un lado, muy en el estilo de la administración Bush Jr, el Representante de Comercio de EU, Bob Zoellick, ha desdeñado la idea misma que Brasil se niegue. Los que no se unen a ALCA, dijo, podrán comerciar ´con lugares como la Antártida´. En Quito, el negociador jefe de EU, Peter Allgeier (el segundo de Zoellick), trató de ser diplomático, diciendo que el gobierno de EU estaba dispuesto a esperar que Lula fije la posición de su gobierno sobre ALCA, en vez de suponer por anticipado que adoptará una posición aislacionista.

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