Aflojan las presiones y se espera un arreglo con las AFJP(5-X)

El inminente acuerdo con las AFJP, acreedoras locales, desinfla las presiones iniciadas con la aprobación de la SEC. Salvo en Italia, cuyo gobierno responde a supuestos “bonistas”. Mientras, el riesgo soberano baja de 900 puntos.

5 octubre, 2004

Las críticas de Roberto Lavagna a Roma hicieron que el ministro de Economía italiano soltase al financista suizo Nicola Stock, cuyo acceso a medios de aquí y allá llama la atención. “Argentina debe allanarse, porque tenemos los números para obligarla”, proclamó el lunes el copresidente del llamado “comité global de tenedores de bonos en cese de pagos”.

Pero ni Stock ni su colega Hans Humes añadieron datos concretos a sus reclamos de siempre. Dicen representar tenencias por US$ 38.000 millones. De ese monto, 14.500 millones estarían en manos de 420.000 ahorristas e inversores italianos. Pero la Comisión Federal de Valores (SEC) y el fiscal neoyorquino Eliot Spitzer aún esperan un informe detallado de montos y tenedores, en especial los fondos buitres.

Antes y después de la pálida asamblea semestral FMI-BIRF, ministros de Hacienda del Grupo de los 7 –persuadidos por Italia, el gobierno más afín al “comité”- emitieron un curioso comunicado. Constaba de dos puntos serios: evolución de la economía mundial (cuyo optimismo tiene escaso sustento en datos reales) e Irak. Pero Italia y Japón lograron deslizar un agregado sobre Argentina. Su texto, difundido por varias agencias plantea “una restructuración de pagos sustentable con alta adhesión de acreedores privados”. Buenos Aires debiera “instrumentar lo antes posibles medidas y reformas comprometidas con el Fondo”. Por si las moscas, el martes Alemania salió en fuerte apoyo de Argentina.

Según medios locales, el planteo atribuido al G-7 abarca tarifas de servicios públicos, ley de coparticipación provincial y venta de bancos públicos. Pero la versión distribuida desde Washington por Internet no especifica esas medidas ni el porcentaje de adherentes al canje. Sí lo hace un disimulado comentario de Bear Stearns –firma bursátil que maneja el “lobby” de los fondos buitres-, que se añadió localmente sin especificar el detalle.

Tras definir el comunicado y sus interpretaciones locales como “otra presión originada en los mercados”, el gobierno ratificó que no se mejorará la oferta básica. No obstante, observadores de Nueva York y Londres insisten en que habrá retoques durante el tránsito de la propuesta por las comisiones de valores francesa, japonesa, británica, alemana y luxemburguesa. Este factor hizo que el propio “comité global” amagase con morigerar sus propias exigencias y se “conformara” con un adelanto de US$ 5.000 millones en efectivo, cosa imposible para las arcas argentinas.

Pero ni siquiera el FMI pudo sostener el nivel de fuego cruzado. A dos días de que Rodrigo Rato reiterase sus presiones habituales, el comité financiero de la entidad admitió “las mejoras fiscales y los esfuerzos en pro de una restructuración amplia y sustentable”. Sin embargo, quizá la clave de este cambio esté en el Institute for International Finance, “lobby” del propio negocio, que –en un documento privado- estima puede haber 75% de aceptación de la oferta argentina entre acreedores (en términos de monto, no de tenedores).

En medios de tanta polémica, Joseph Stiglitz (Nobel económico compartido, 2001), puso los puntos sobre las íes. “El verdadero problema de las entidades multilaterales está en Latinoamérica y África, donde el crecimiento no alcanza para reducir desigualdades, pobreza, corrupción y violencia”. A criterio del economista, James Wolfensohn –presidente del BIRF- mantiene un discurso orientado a los mercados financieros, no al desarrollo.

No obstante “se ha dejado de insistir en que el libre flujo de capitales financieros sea tan buena idea. Pero el FMI y el Banco Mundial siguen eligiendo autoridades en función de la interna, como ocurre también en la Unión Europea”. Aludiendo a Rato, Stiglitz señala: “No conoce nada del mundo real ni ha estudiado economía”.

Las críticas de Roberto Lavagna a Roma hicieron que el ministro de Economía italiano soltase al financista suizo Nicola Stock, cuyo acceso a medios de aquí y allá llama la atención. “Argentina debe allanarse, porque tenemos los números para obligarla”, proclamó el lunes el copresidente del llamado “comité global de tenedores de bonos en cese de pagos”.

Pero ni Stock ni su colega Hans Humes añadieron datos concretos a sus reclamos de siempre. Dicen representar tenencias por US$ 38.000 millones. De ese monto, 14.500 millones estarían en manos de 420.000 ahorristas e inversores italianos. Pero la Comisión Federal de Valores (SEC) y el fiscal neoyorquino Eliot Spitzer aún esperan un informe detallado de montos y tenedores, en especial los fondos buitres.

Antes y después de la pálida asamblea semestral FMI-BIRF, ministros de Hacienda del Grupo de los 7 –persuadidos por Italia, el gobierno más afín al “comité”- emitieron un curioso comunicado. Constaba de dos puntos serios: evolución de la economía mundial (cuyo optimismo tiene escaso sustento en datos reales) e Irak. Pero Italia y Japón lograron deslizar un agregado sobre Argentina. Su texto, difundido por varias agencias plantea “una restructuración de pagos sustentable con alta adhesión de acreedores privados”. Buenos Aires debiera “instrumentar lo antes posibles medidas y reformas comprometidas con el Fondo”. Por si las moscas, el martes Alemania salió en fuerte apoyo de Argentina.

Según medios locales, el planteo atribuido al G-7 abarca tarifas de servicios públicos, ley de coparticipación provincial y venta de bancos públicos. Pero la versión distribuida desde Washington por Internet no especifica esas medidas ni el porcentaje de adherentes al canje. Sí lo hace un disimulado comentario de Bear Stearns –firma bursátil que maneja el “lobby” de los fondos buitres-, que se añadió localmente sin especificar el detalle.

Tras definir el comunicado y sus interpretaciones locales como “otra presión originada en los mercados”, el gobierno ratificó que no se mejorará la oferta básica. No obstante, observadores de Nueva York y Londres insisten en que habrá retoques durante el tránsito de la propuesta por las comisiones de valores francesa, japonesa, británica, alemana y luxemburguesa. Este factor hizo que el propio “comité global” amagase con morigerar sus propias exigencias y se “conformara” con un adelanto de US$ 5.000 millones en efectivo, cosa imposible para las arcas argentinas.

Pero ni siquiera el FMI pudo sostener el nivel de fuego cruzado. A dos días de que Rodrigo Rato reiterase sus presiones habituales, el comité financiero de la entidad admitió “las mejoras fiscales y los esfuerzos en pro de una restructuración amplia y sustentable”. Sin embargo, quizá la clave de este cambio esté en el Institute for International Finance, “lobby” del propio negocio, que –en un documento privado- estima puede haber 75% de aceptación de la oferta argentina entre acreedores (en términos de monto, no de tenedores).

En medios de tanta polémica, Joseph Stiglitz (Nobel económico compartido, 2001), puso los puntos sobre las íes. “El verdadero problema de las entidades multilaterales está en Latinoamérica y África, donde el crecimiento no alcanza para reducir desigualdades, pobreza, corrupción y violencia”. A criterio del economista, James Wolfensohn –presidente del BIRF- mantiene un discurso orientado a los mercados financieros, no al desarrollo.

No obstante “se ha dejado de insistir en que el libre flujo de capitales financieros sea tan buena idea. Pero el FMI y el Banco Mundial siguen eligiendo autoridades en función de la interna, como ocurre también en la Unión Europea”. Aludiendo a Rato, Stiglitz señala: “No conoce nada del mundo real ni ha estudiado economía”.

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