Abú Dhabí rescata a Citigroup y tonifica Wall Street

Un fondo controlado por un emir le compra al mayor conglomerado financiero de Estados Unidos una parte por US$ 7.500 millones. Pero esto, que evidencia la vulnerabilidad del banco, provocó un rebote especulativo en la bolsa de Nueva York.

27 noviembre, 2007

El 4,9% tomado ubica a Abú Dhabí segundo tras el emir Walid bin Talal, que tiene 5% desde hace unos quince años. Por entonces, el magnate saudí amigo del clan Bush contribuyó a poner en orden un balance en aprietos. Ahora, Abú Dhabí cumple el mismo papel, eleva a casi 10% la parte árabe en el paquete y desata euforia en Wall Street.

Pero la operación subraya la precariedad del banco en materia de capitales. También demuestra la peligrosa influencia musulmana en Occidente, merced a los ingentes petrodólares de estos estados feudales. Además de reconstruir la base de efectivo –por demás deteriorada por una serie de adquisiciones y la crisis en los mercado financieros-, la movida quizá disminuya presiones sobre dividendos. De ningún modo, justifica el laza del martes en los paneles bursátiles.

Por cierto, los FFS (fondos financieros soberanos, casi una ironía) de Levante se han lanzado a una fiesta de compras en Estados Unidos y Europa occidental, gracias a una combinación coyuntural: enormes excedentes de divisas y debilidad del dólar. Esta misma semana, Dubai International Capital –propiedad personal del emir- compró una parte minoritaria en Sony. Poco antes, Bourse Doubaï (así, en francés) tomaba, casi sigilosamente, 19,9% en el Nasdaq y compraba el 28% que este grupo tenía en la bolsa de Londres.

Las angustias de Citigroup cuestionan su modelo diversificado de negocios y prácticas de gestión inadecuadas para sortear uno de los períodos más turbulentos en la historia de los mercados. El banco ya ha anticipado US$ 10.000 a 13.000 millones en cargos relativos a malas hipotecas y desfinancimiento de compras apalancadas. Algunos expertos esperan otros 4.000 millones, también este trimestre. La entidad ha hecho demasiadas malas apuestas en materia de inversiones, hipotecas y préstamos ligados a tarjetas, responsabilidad de un management mediocre pero demasiado bien remunerado Hoy, analistas, accionistas e inversores institucionales reclaman el desmantelamiento de un grupo imposible de manejar.

Por ahora, un emir bastó para que Wall Street se recobrara parcialmente. El Dow Jones 30 remontó 1,69%, acompañado por el Nasdaq compuesto (1,57%) y el Standard&Poor’s 500 (1,49%). En síntesis, otra burbuja artificiosa.

El 4,9% tomado ubica a Abú Dhabí segundo tras el emir Walid bin Talal, que tiene 5% desde hace unos quince años. Por entonces, el magnate saudí amigo del clan Bush contribuyó a poner en orden un balance en aprietos. Ahora, Abú Dhabí cumple el mismo papel, eleva a casi 10% la parte árabe en el paquete y desata euforia en Wall Street.

Pero la operación subraya la precariedad del banco en materia de capitales. También demuestra la peligrosa influencia musulmana en Occidente, merced a los ingentes petrodólares de estos estados feudales. Además de reconstruir la base de efectivo –por demás deteriorada por una serie de adquisiciones y la crisis en los mercado financieros-, la movida quizá disminuya presiones sobre dividendos. De ningún modo, justifica el laza del martes en los paneles bursátiles.

Por cierto, los FFS (fondos financieros soberanos, casi una ironía) de Levante se han lanzado a una fiesta de compras en Estados Unidos y Europa occidental, gracias a una combinación coyuntural: enormes excedentes de divisas y debilidad del dólar. Esta misma semana, Dubai International Capital –propiedad personal del emir- compró una parte minoritaria en Sony. Poco antes, Bourse Doubaï (así, en francés) tomaba, casi sigilosamente, 19,9% en el Nasdaq y compraba el 28% que este grupo tenía en la bolsa de Londres.

Las angustias de Citigroup cuestionan su modelo diversificado de negocios y prácticas de gestión inadecuadas para sortear uno de los períodos más turbulentos en la historia de los mercados. El banco ya ha anticipado US$ 10.000 a 13.000 millones en cargos relativos a malas hipotecas y desfinancimiento de compras apalancadas. Algunos expertos esperan otros 4.000 millones, también este trimestre. La entidad ha hecho demasiadas malas apuestas en materia de inversiones, hipotecas y préstamos ligados a tarjetas, responsabilidad de un management mediocre pero demasiado bien remunerado Hoy, analistas, accionistas e inversores institucionales reclaman el desmantelamiento de un grupo imposible de manejar.

Por ahora, un emir bastó para que Wall Street se recobrara parcialmente. El Dow Jones 30 remontó 1,69%, acompañado por el Nasdaq compuesto (1,57%) y el Standard&Poor’s 500 (1,49%). En síntesis, otra burbuja artificiosa.

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