A medida que cunden ceses de pagos, Washington se desvela

Con las crisis inmobiliaria aún en curso, inversores institucionales y expertos están seguros de una cosa: las tasas de insolvencia heredadas de 2006 no tendrán precedentes en la historia. Igual cree el gobierno de George W.Bush.

18 octubre, 2007

Pero ahora aparece otro segmento con aspiraciones de “superar” al anterior: los préstamos otorgados en los primeros seis meses de 2007. Quienes tomaron créditos en ese lapso comienzan a incumplir a mayor ritmo que los deudores de 2005/6. Así revela un informe de la banca inversora Friedman, Billings, Ramsey. Sus datos señalan que aumentó la cantidad de familias norteamericanas en riesgo de quedarse sin vivienda.

En otras palabras, la crisis hipotecaria podría persistir más de
lo que muchos analistas –empezando por los de Wall Street- están pronosticando para impedir que los indicadores bursátiles se vengan abajo. El trabajo de FBR revela que, en general, las cajas hipotecarias y los bancos (como ocurriera en Gran Bretaña) “no han elevado exigencias para deudores de antecedentes débiles o malos hasta mediado de este año. No obstante, reguladores y analistas independientes sabían perfectamente que la tolerancia de 2005/6 iba camino de agravar los coeficientes de insolvencia este año”.

El informe es demoledor. “Hay en EE.UU. US$ 10,6 billones en préstamos pendientes. Aunque se apliquen ya frenos, llevará mucho tiempo desactivar esta crisis todavía en proceso”, apunta el texto. Pero “esos frenos no se han aplicado. Por el contrario, el gobierno hizo que los grandes bancos armasen un fondo de US$ 100.000 millones para salvarse a sí mismo, no al conjunto de afectados”.

Countrywide Financial, máximo prestamista hipotecario del país, no modificó sus normas hasta agosto. Recién un mes antes, las calificadoras Moody’s Investors Service y Standard & Poor’s anunciaron cambios en sus procedimientos para evaluar los paquetes basados en malas hipotecas que se colocan entre inversores de todo tipo. Pese a su larga experiencia en Goldman Sachs, el secretario de hacienda Henry Paulson tampoco hacía casi nada para afrontar la situación.

A fines de agosto, apunta el informe FBR, “las tasas de insolvencia para malas hipotecarias subscriptas en 2007 saltaban de 5,77% en julio a 8,05% de la masa crediticia total. En comparación, sólo 5,36% de las tomadas en enero-junio de 2006 habían entrado en mora para agosto del mismo año”. Datos elaborados por Moody’s convalidan ese cuadro.

Durante el primer semestre, Wall Street misma dio una pauta. Mientras inflaba indicadores accionarios cada vez más huecos, titulizó US$ 215.000 millones en préstamos hipotecarios de mala calidad. Eso representa 23% menos que en el mismo lapso de 2006. Al terminar agosto, el volumen era 33% inferior al de los primeros ocho meses del año anterior. El negocio estaba licuándose.

Pero ahora aparece otro segmento con aspiraciones de “superar” al anterior: los préstamos otorgados en los primeros seis meses de 2007. Quienes tomaron créditos en ese lapso comienzan a incumplir a mayor ritmo que los deudores de 2005/6. Así revela un informe de la banca inversora Friedman, Billings, Ramsey. Sus datos señalan que aumentó la cantidad de familias norteamericanas en riesgo de quedarse sin vivienda.

En otras palabras, la crisis hipotecaria podría persistir más de
lo que muchos analistas –empezando por los de Wall Street- están pronosticando para impedir que los indicadores bursátiles se vengan abajo. El trabajo de FBR revela que, en general, las cajas hipotecarias y los bancos (como ocurriera en Gran Bretaña) “no han elevado exigencias para deudores de antecedentes débiles o malos hasta mediado de este año. No obstante, reguladores y analistas independientes sabían perfectamente que la tolerancia de 2005/6 iba camino de agravar los coeficientes de insolvencia este año”.

El informe es demoledor. “Hay en EE.UU. US$ 10,6 billones en préstamos pendientes. Aunque se apliquen ya frenos, llevará mucho tiempo desactivar esta crisis todavía en proceso”, apunta el texto. Pero “esos frenos no se han aplicado. Por el contrario, el gobierno hizo que los grandes bancos armasen un fondo de US$ 100.000 millones para salvarse a sí mismo, no al conjunto de afectados”.

Countrywide Financial, máximo prestamista hipotecario del país, no modificó sus normas hasta agosto. Recién un mes antes, las calificadoras Moody’s Investors Service y Standard & Poor’s anunciaron cambios en sus procedimientos para evaluar los paquetes basados en malas hipotecas que se colocan entre inversores de todo tipo. Pese a su larga experiencia en Goldman Sachs, el secretario de hacienda Henry Paulson tampoco hacía casi nada para afrontar la situación.

A fines de agosto, apunta el informe FBR, “las tasas de insolvencia para malas hipotecarias subscriptas en 2007 saltaban de 5,77% en julio a 8,05% de la masa crediticia total. En comparación, sólo 5,36% de las tomadas en enero-junio de 2006 habían entrado en mora para agosto del mismo año”. Datos elaborados por Moody’s convalidan ese cuadro.

Durante el primer semestre, Wall Street misma dio una pauta. Mientras inflaba indicadores accionarios cada vez más huecos, titulizó US$ 215.000 millones en préstamos hipotecarios de mala calidad. Eso representa 23% menos que en el mismo lapso de 2006. Al terminar agosto, el volumen era 33% inferior al de los primeros ocho meses del año anterior. El negocio estaba licuándose.

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