En definitiva, ¿de qué hablamos al mencionar sustentabilidad?

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El diccionario de la lengua española la define cómo lo “que se puede sustentar o defender con razones”. El desarrollo sustentable es hacer un uso correcto de los recursos actuales sin comprometer los de las generaciones futuras.

Esto significa que los procesos sustentables preservan, protegen y conservan los recursos naturales actuales y futuros.

El lector comprobará que esta edición contempla el tema desde diferentes ángulos. Así, los recursos renovables no deberán utilizarse a un ritmo superior al de su generación.

Las sustancias contaminantes no podrán producirse a un ritmo superior al que pueda ser reciclado, neutralizado o absorbido por el medioambiente.

Ningún recurso no renovable deberá aprovecharse a mayor velocidad de la necesaria para sustituirlo por un recurso renovable utilizado de manera sostenible.

Se debe impulsar aquella tecnología que aumente la productividad de los recursos naturales (un mayor beneficio por el uso del recurso) y reducir aquellas que requieren una mayor cantidad de recursos naturales para producir lo mismo.

Basado en estos principios se puede establecer que la relación entre el crecimiento de las actividades humanas (que implican el consumo de los recursos naturales), la resiliencia del ecosistema y las acciones para renovar los recursos naturales y/o las acciones efectuadas para mitigar los efectos contaminantes, determinarán si un proceso es sustentable o si por el contrario contribuye al deterioro ambiental.

En otro orden de cosas, hay también un debate sobre la agricultura como aliado contra el cambio climático.

Aunque en ciertas ocasiones se acusa a la agricultura actual de ser causante en cierta medida del cambio climático, lo cierto es que se está avanzado en un nuevo modelo agrícola que pueda proporcionar de manera sostenible suficientes alimentos para la creciente población mundial.

Esto va a requerir que ciertas prácticas agrícolas que tienen como objetivo aumentar el rendimiento de los cultivos, como la tala indiscriminada o el uso de fertilizantes poco sostenibles, se tengan que abandonar para no degradar más los ecosistemas que sustentan nuestra vida en el Planeta.

Así, las prácticas de lo que se conoce como agricultura regenerativa nos pueden ayudar a disponer de una agricultura y ganadería que preservan el suelo y restauran la biodiversidad degradada del mismo, dando como resultado una reducción en las emisiones de carbono y en un mejor aprovechamiento del ciclo del agua.

En 2020, algunas de las principales empresas de alimentación han profundizado en la adopción de prácticas agrícolas sostenibles y responsables que ayudan a la fijación del carbón en el suelo dedicado al cultivo de avena y trigo, fijando objetivos concretos de mejora y prestando apoyo e involucrando a los agricultores que participan en sus cadenas de suministro.

Otras tendencias importantes

 

  1. Nuevos compromisos climáticos por parte de las empresas

Las organizaciones buscan limitar el aumento promedio de la temperatura global a 1,5°C y alcanzar emisiones limpias en 2050. Toman medidas para limitar sus propias emisiones y, además, impulsan el cambio de políticas en sus países y regiones.

  1. Los inversores globales apuestan por la sostenibilidad

Las compañías sostenibles llaman cada vez más la atención de la comunidad global de inversores e incluso firman manifiestos para que los gobiernos intensifiquen sus esfuerzos contra el cambio climático. La Unión Europea cuenta con un plan de acción para avanzar hacia la divulgación obligatoria del riesgo climático como parte de un nuevo conjunto de regulaciones.

  1. La compra de energía renovable es cada vez más constante

El espacio de las energías renovables continúa avanzando como un mercado atractivo para los contratos de compraventa y la tendencia se acelerará a lo largo de este año.

  1. Riesgos del agua

La ONU predice que el mundo verá un déficit del 40 % del suministro mundial de agua durante la próxima década.

  1. Nuevas tecnologías transformadoras

La tecnología está dando lugar a nuevas oportunidades y modelos comerciales a través de dos vías: física y virtual. Los activos como turbinas eólicas, fotovoltaicas, vehículos eléctricos, almacenamiento de baterías, microrredes y otros recursos de energía distribuida (DER) se suman a soluciones digitales como la inteligencia artificial, el blockchain y el big data para ayudar a las organizaciones a ser más sostenibles, ágiles, efectivas y seguras. La conectividad y el Internet de las cosas están en claro auge.

  1. El cambio climático es real

Los desastres naturales acechan y los riesgos a los que se enfrenta el mundo aumentan día tras día. Las empresas ya se están viendo afectadas y deben prepararse para responder a las presiones de los inversores para que actúen en relación con el cambio climático.

  1. La reducción de las emisiones de carbono como imperativo

El auge de los objetivos de neutralidad de carbono ya era una gran tendencia en 2019 y en 2020 se concretarán más detalles acerca de las grandes cuestiones que rodean a esta tendencia.

  1. La cadena de suministro se verá impactada

La incorporación de la reducción de carbono en la cadena de suministro supondrá un verdadero avance, ya que los impactos podrían ser exponenciales en comparación con el hecho de centrarse únicamente en las emisiones de las propias operaciones de una empresa.

  1. Economía circular

Cada vez más empresas han comenzado a identificar oportunidades viables en la adopción de modelos comerciales circulares, es decir, adoptando estrategias asociadas al reciclaje y la extensión de la vida útil de los productos.

  1. Las microrredes ecólogicas aumentan

Las microrredes garantizan un acceso a un suministro de energía seguro y fiable a zonas en crecimiento, e incluso a aquellas regiones con escasez energética.

 

 

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