En lo que hace a nuestro segmento que es la arquitectura sustentable, el actual contexto ha puesto de manifiesto en primer plano temas vinculados con la salud.
Así como hace algunos años, con la crisis energética mundial, la sustentabilidad estaba vinculada al ahorro de energía y las certificaciones de edificios sustentable como LEED (Leadership in Energy & Environmental Design) tenían la atención puesta en esta dirección, ahora la pandemia ha colocado al bienestar de las personas en el centro del diseño arquitectónico, algo de lo cual siempre se habló pero que en la práctica no está consolidado. En este sentido, comienza a cobrar relevancia, sobre todo en el mundo de la arquitectura corporativa, la Certificación WELL Building Standard, considerada como la primera certificación centrada principalmente en la salud y el bienestar de los seres humanos.
Cabe señalar que ambas certificaciones están íntimamente relacionadas, ya que muchos indicadores LEED están en sintonía con aspectos que valora el sistema WELL. Son dos caminos para llegar a un mismo lugar: crear espacios para vivir y trabajar más saludables y respetuosos del medio ambiente, en base al concepto de “una sola salud”.
En definitiva, un edificio y un entorno natural poco sustentable impactarán en la calidad de vida de sus habitantes. No puede haber personas sanas en ambientes tóxicos. Desde ESARQ, de hecho, estamos ya trabajando con grandes empresas en esta línea.
Empieza a instalarse como tendencia. La iniciativa, como suele suceder en estos casos, al menos en nuestro país, viene liderada por el sector privado. Con relación a esto, creo que la realidad desafiante que experimenta el mundo tendrá un impacto positivo en términos de sustentabilidad porque las empresas van a terminar volcándose con firmeza a la aplicación de estos conceptos. Quienes vengan desarrollando una gestión sustentable estarán un paso adelante en función de las demandas del nuevo contexto mundial y consolidarán sus estrategias. En lo macro, el desafío estará en resolver la crisis climática, la destrucción de los hábitat y la biodiversidad; en lo micro, el foco estará en la salud de la gente, creando ambientes saludables.
La crisis sanitaria mundial ha profundizado sin dudas las demandas de los ciudadanos hacia las empresas, en materia de ética, transparencia, compromiso con la sociedad y con sus empleados, gestión responsable, cuidado del medio ambiente, etc. En este sentido, fortalecer las áreas de RSE será prioritario para atender dichas demandas y contar con planes para dar respuesta y estar a la altura de las circunstancias.
(*) Director de ESARQ | Estudio Swiecicki Arquitectos