¿Dónde exactamente comenzó la pandemia?

MIT acaba de publicar un extenso artículo firmado por Antonio Regalado que analiza la teoría según la cual el virus se originó en un laboratorio.

28 junio, 2021

Alina Chan comenzó a hacerse preguntas en marzo 2020. Chateaba con amigos en Facebook sobre el virus que entonces de estaba difundiendo desde China y le pareció extraño que la gente estuviera diciendo que había salido de un mercado de alimentos. Si eso era así, ¡por qué nadie había encontrado ningún animal infectado?

Se preguntaba por qué nadie admitía otra posibilidad que para ella resultaba obvia: que el brote pudo haber sido el resultado de un accidente de laboratorio.

Chan es doctora en terapia genética en el laboratorio del Broad Institute. Un prestigioso instituto de investigación en Cambridge, Massachusetts., afiliado a Harvard y al MIT. Ella había trabajado en varios laboratorios y sabía que no eran lugares perfectos. En varias oportunidades había sido la persona en señalar lo que estaba mal. Había participado en una denuncia de irregularidades sobre las condiciones de trabajo en un laboratorio de Harvard. Chan siempre parecía ser la que daba un paso adelante, aunque hacerlo no favoreciera para nada su carrera.

La discusión en Facebook comenzó cuando una de sus amigas posteó una carta publicada por cinco virólogos en el diario Nature Medicine titulado “The Proximal Origins of SARS CoV-2,” que analizaba posibles orígenes del nuevo virus. Los autores de la carta analizaban en detalle l genoma del virus Cov-19 y decían que no podían encontrar ninguna señal de que hubiera sido ingenierizado a propósito. Una amiga le dijo a Chan que ese trabajo debería entonces descartar todas las teorías conspirativas. Pero al leer eso, ella ya veía un problema. Al descartar la posibilidad de que el virus fuera producto de una ingeniería genética estaban descartando otros escenarios más simples. Por ejemplo, un virus normal obtenido de murciélagos en la naturaleza, al ser trasladado al laboratorio de Wuhan, pudo haberse escapado.

“Se equivocaban porque no estaban pensando en todas las otras formas plausibles en que un virus puede escaparse de un laboratorio”, dice Chan.

Hoy su opinión es compartida por mucha gente, en parte gracias a su cuenta de Twitter. Durante todo el año 2020 Chan avivó implacablemente la discusión científica y las dudas

Muchos científicos creían para sus adentros que la fuga de laboratorio era posible, especialmente porque ocurre que el centro mundial de investigación en virus de murciélagos similares al SARS-CoV-2, el Wuhan Institute of Virology, se encuentra a ocho millas del lugar en que se observaron los primeros casos. Pero no había ninguna prueba real y “no convenía meterse con los big guys”, como dijo a Cahn un virólogo.

Pero Chan no temía enfrentarse a los grandes virólogos del mundo y su persistencia logró cambiar las opinión de algunos investigadores. El cambio de pensamiento ha sido tan drástico que muchas organizaciones de medios están actualizando viejos artículos que habían tachado la idea como una teoría conspirativa. Un artículo publicado en Vox, por ejemplo, ahora explica que “el consenso científico ha cambiado”.

Pero para Chan la vida cambio. Tendrá que sufrir las consecuencias de acusar a China, en realidad, de iniciar uno de los más grandes homicidios involuntarios de la historia. Acaba de firmar un contrato con HarperCollins para escribir un libro sobre los orígenes de Covid-19 en colaboración con el escritor Matt Ridley. Ha dicho que después de publicado el libro proyecta cambiarse el nombre y tratar de continuar silenciosamente su carrera científica.

 

 

 

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