Carlos Ghosn cuenta cómo se escapó de Japón

Por primera vez el hombre que fue el jefe de Nissan y de Renault dio detalles de su audaz escape. Cuenta cómo se disfrazó para pasar desapercibido en las calles de Tokio, por qué eligieron una gran caja de instrumentos musicales para esconderlo y la inmensa alegría que tuvo cuando por fin aterrizó en El Líbano.

“El entusiasmo se debía a que por fin iba a poder contar la historia”.

Ghosn fue arrestado en noviembre 2018 bajo acusaciones de Nissan de que declaraba sueldos inferiores a los que en realidad percibía y malversado fondos de la compañía, cosas que él niega. En aquel momento Ghosn era presidente de la japonesa Nissan, de la francesa Renault y dirigía también la alianza de ambas con Mitsubishi. Él insiste en que fue “víctima colateral” de una lucha entre Nissan y Renault por la creciente influencia de esta última sobre la compañía japonesa.

Describe el momento de su arresto como un shock y un trauma que lo paralizó cuando lo llevaron al Centro de Detención de Tokio, le dieron ropa de presidiario y lo recluyeron en una celda. “De repente tuve que aprender a vivir sin el reloj, sin la computadora, sin el teléfono, sin las noticias, sin la lapicera…nada.

Durante más de un año pasó largos periodos detenido o bajo arresto domiciliario en Tokio. No se sabía con precisión cuándo se celebraría el juicio, podían ser años. Y de ser encontrado culpable, la pena podría ser de 15 años. Durante el periodo de arresto domiciliario se le informó que no se le permitiría recibir la visita de su mujer. Fue entonces, dice, que concibió la idea de escaparse.

La única manera de salir del país sin ser reconocido era dentro de alguna caja. Lo más lógico entonces fue pensar en una caja de instrumentos musicales porque por esos días había muchos conciertos en Japón.

Pero antes había que salir de la casa. Para dar uno de sus acostumbrados paseos, y desaparecer en algún momento. Ghosn era un personaje muy famoso y muy conocido en Japón. Tenía que vestirse de manera muy informal y aparentar toda la normalidad de que era capaz. Debía viajar en tren de Tokio a Osaka, alojarse en un hotel donde lo esperaba la caja que le serviría de escondite y reunirse con dos norteamericanos que viajarían con él simulando ser músicos. En el aeropuerto de Osaka esperaba un avión privado rumbo al Líbano. En total, fue una hora y media dentro de la caja.

Hoy Ghosn sigue en el Líbano, su país de origen, porque no tiene tratado de xtradición con Japón. O sea, no puede salir de allí. Sus dos cómplices norteamericanos, en cambio, fueron extraditados a Japón por Estados Unidos y pued que les den tres años de prisión por contribuir al escape.