6 claves para entender el futuro del trabajo

Nuevos empleos con nuevas habilidades, diversos formatos de trabajo, el toque humano en el centro y la necesidad de innovación para construir sistemas de protección social que no dejen a nadie atrás, son algunas de las tendencias que marcan la antesala de un futuro del trabajo que ya está tomando forma en el presente.

23 agosto, 2019

Randstad, el gran grupo global de servicios de Recursos Humanos, dio a conocer 6 claves que su equipo de especialistas en gestión del talento identificó como las más relevantes para comprender los desafíos que traerá el futuro del trabajo. Como un actor central del mundo del trabajo, y con una mirada global que trasciende la coyuntura, Randstad compartió los principales factores que inciden en la construcción de nuevos paradigmas para abrazar el futuro.

“El imparable avance de la automatización y la tecnología provocan el debate público y una creciente preocupación por el futuro del trabajo en todo el mundo, poniendo a la sociedad y a sus líderes frente al desafío de subirse a la ola de la innovación para impulsar el desarrollo económico inclusivo, pero garantizando a la vez el trabajo decente, un salario justo y una seguridad social adecuada”, afirmó Andrea Ávila, CEO de Randstad para Argentina y Uruguay.

Estas conclusiones presentadas por Randstad surgen de su último estudio global “Flexibility@Work 2019”, que aborda la agenda del futuro del trabajo y sus principales retos.

“El futuro se construye hoy, el momento de poner manos a la obra es ahora. Porque estamos frente a una verdadera revolución que combina nuevas tecnologías y profundos cambios sociales, y que ya está dando forma al nuevo contrato social del mundo del trabajo del futuro”, agregó Ávila.

Según el equipo de expertos de Randstad, estas son las 6 tendencias clave para entender los desafíos del futuro del trabajo:

Si bien la amenaza de los robots y la inteligencia artificial como reemplazo de la fuerza de trabajo humana ha desatado grandes debates, y ciertamente muchos temores, hay evidencia sólida que plantea que la tecnología nunca reemplazará por completo a las personas y que, en todo caso, los puestos laborales que destruya el avance de las máquinas se compensarán con la creación de nuevos trabajos generados por la misma innovación. Y si bien habrá un efecto positivo neto y un aumento del empleo total, los trabajos del futuro no serán los mismos de hoy. Con el avance tecnológico aparecerán tres nuevos tipos de trabajo: “trabajo fronterizo”, “trabajo de riqueza” y “trabajo de última milla”. El trabajo fronterizo se refiere a empleos en nuevos campos tecnológicos, el trabajo de riqueza se refiere a tareas creadas gracias a una mayor productividad y el trabajo de última milla se refiere a labores que aún no se pueden automatizar.

A pesar de los miedos que pueda generar el avance de la digitalización y la automatización del trabajo, el futuro cercano tendrá a las máquinas como complemento del trabajo humano y serán clave para lograr una mayor productividad de la economía y una mejor calidad de vida para las personas.

 

Estos nuevos trabajos requerirán habilidades nuevas y diferentes. Si bien la demanda creciente de habilidades STEM (por sus siglas en inglés de Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) y de competencias digitales básicas se consolida y toma visibilidad pública, también hay señales claras que muestran un aumento sostenido de la demanda de habilidades blandas o sociales. Resulta indispensable adecuar los sistemas educativos para los trabajos del siglo XXI. También es necesario crear alianzas público-privadas que conecten el mundo del trabajo con el de la educación, permitiendo oportunidades de aprendizaje para apoyar a los trabajadores en sus carreras y ayudarlos a realizar una transición segura a hacia los nuevos empleos del futuro.

 

La tecnología se combina con nuevas actitudes hacia el trabajo, dando lugar a nuevas formas de empleo que no necesariamente reemplazan a los trabajos de tiempo completo tradicionales, sino que ofrecen un camino alternativo para que la fuerza laboral inactiva o informal encuentre ámbitos de desarrollo profesional más cercanos a sus necesidades e intereses.

En este sentido, las nuevas formas de trabajo que aparecen dentro de la “gig economy” ofrecen modelos más laxos y adaptables a las necesidades de cada trabajador como el trabajo remoto, los horarios flexibles y una amplia diversidad de acuerdos de compensación. Esto permite que las personas que nunca encajaron en el formato tradicional de 40 horas semanales de trabajo, se inserten en la fuerza laboral formal.

En este contexto, resulta indispensable reformar los sistemas y marcos regulatorios del trabajo para que se adapten a la nueva realidad laboral y proporcionen a los trabajadores la seguridad que necesitan para gestionar con éxito sus carreras. Los Estados tienen que encontrar la manera de asegurar un piso de protección básica y derechos para los trabajadores, con independencia del formato o tipo de trabajo que realicen.

 

El desafío para las organizaciones y para los expertos en recursos humanos es lograr que la digitalización de la economía tenga un impacto positivo en el mercado de trabajo y se de en un marco de transición beneficiosa para todos. Esto supone adoptar la tecnología, pero sin perder de vista el factor humano. Es más, la tecnología debe potenciar el factor humano y utilizarse de manera ética y justa para proporcionar a las personas los trabajos que aman y para conectar a los empleadores con el talento que necesitan. En el mundo del trabajo del futuro, el toque humano seguirá siendo siempre lo que marque la diferencia y las máquinas estarán al servicio de las personas para ayudarlas a ser más productivas y tener una mejor calidad de vida.

 

Es imprescindible repensar la forma en que se organiza el trabajo y apoyar a los trabajadores en la búsqueda de empleos decentes, que aseguren un equilibrio entre vida personal y profesional. La legislación actual no parece ser la más adecuada para el futuro del trabajo ya que las nuevas formas de empleo que surgen requieren de una nueva perspectiva y un marco regulatorio más abarcativo. Por este motivo, es necesario establecer un programa integral de innovación social que conduzca a soluciones nuevas e integradas para el empleo, el aprendizaje y la protección social en beneficio de los trabajadores, los empleadores y la sociedad en general. Es necesario asegurar un acceso igualitario, pleno e inclusivo a los mercados laborales a través de diversas formas de trabajo.

 

Las nuevas herramientas, modalidades de trabajo y posiciones laborales que surgen del avance de la digitalización obligan a los trabajadores a adquirir nuevas habilidades para poder mantener su empleabilidad.

Estamos dejando atrás una era en la que la educación formal se estructuraba en un determinado período y a una determinada edad para que luego, con lo aprendido, la persona desarrollara su profesión por el resto de su vida. Tenemos que asegurar que la empleabilidad sea un componente clave de los sistemas educativos que, por otra parte, tendrán a las empresas en un rol cada vez más activo.

La velocidad en que se dan los cambios hace que la vida media de las habilidades hoy no supere los 5 años, generando la imperiosa necesidad de que las personas adopten rápidamente un modelo de aprendizaje permanente a cualquier edad. Solo así podremos generar oportunidades de aprendizaje para apoyar a los trabajadores en sus carreras y ayudarlos a realizar una transición segura a nuevos empleos.

 

 

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