<p>Las acciones de Facebook cerraron la semana pasada en US$ 32 y se mantuvieron allí, llegando por fin a una meseta que debe tranquilizar a sus inversionistas. Pero el inicio turbulento en la bolsa reveló algunos problemas que Zuckerberg deberá aprender a maniobrar ahora que su compañía se hizo pública.</p>
<p>Afortunadamente, puede aprender de los errores de otros. Una de las compañías que más dice haber facturado gracias a su inversión en redes sociales, helados Ben & Jerry, podría representar la primera gran lección para Zuckerberg. A pesar de que su gerente de marketing digital, Katie O’Brien, dijo que por cada US$ 1 invertido en la red social el retorno en ventas es de US$ 3, vale la pena preguntarse por la ausencia de los fundadores de la compañía en las presentaciones públicas.</p>
<p>Ben Cohen y Jerry Greenfield, los hippies que crearon la marca en 1978 y cuyas caras todavía adornan el packaging, fueron desplazados en 2000 cuando su pequeña compañía fue adquirida por el gigante Unilever. Aunque Zuckerberg era joven entonces –tenía solo 16 años- haría bien en leer sobre esta historia en su laptop: al dúo también le interesaba, como a él, mantener el control de la compañía por sobre la avaricia de sus inversionistas.</p>
<p>Cuando Ben & Jerry salieron a la bolsa su éxito fue el resultado de un sentimiento de comunidad: iban puerta a puerta vendiendo acciones en su Estado natal de Vermont a US$ 126 cada una. Eventualmente esas acciones representaron US$ 750.000 que fueron usados para construir una nueva fábrica. Un año después ofrecieron US$ 5,8 millones de valor en acciones en Nasdaq para expandir su distribución. Esta oferta pública inicial tuvo pros y contras: les ofreció una oportunidad para convertirse en una marca a nivel nacional, ampliamente conocida, pero llegar a ese nivel de intercambio los convirtió en presa fácil de la compra de grupos más grandes.</p>
<p>En 2008 Greenfield se refirió públicamente a la venta de Ben & Jerry a Unilever: “No queríamos que nos comprasen. Pero para ese momento ya éramos una compañía pública y la responsabilidad principal de la junta de directores es con los inversionistas. Fue difícil; una experiencia horrible para mi y estoy seguro de que también lo fue para Ben”.</p>
<p>Pero la venta no fue lo peor. Desde 2000 muchas de las ideas e ideales que Cohen y Greenfield habían impulsado en la compañía fueron descartadas en favor de prácticas más rentables. El producto final ya no es lo que era en los tiempos de los fundadores: Ben & Jerry se caracterizaba por ser un helado artesanal, hecho a base de ingredientes naturales; hoy, su receta original ha sido reemplazada por sustitutos artificiales.</p>
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<p>Zuckerberg tiene una ventaja por sobre Cohen y Greenfield. Aunque hoy es dueño de 18% de las acciones de la compañía controla 57% de los votos. Lo que significa que será quien controle la compañía por muchos años más. Sin embargo también tiene cuestiones en común con los fundadores de Ben & Jerry. Como ellos, creó y desarrolló rápidamente una compañía que barrió con la competencia.</p>
<p>El problema, finalmente, es que al hacer pública a la compañía Facebook –como Ben & Jerry- se vuelve presa de uno de sus públicos más importantes, sus inversionistas. Vale un ejemplo: en los días posteriores a la debacle de sus acciones en la bolsa dos grupos diferentes intentaron demandar a la compañía, argumentando que habían sido provistos de información falsa al momento de la compra.</p>
<p>Nada de esto ha impactado directamente en Zuckerberg, sus acciones o su control sobre la compañía. Sin embargo recientemente las demandas judiciales se han hecho populares como herramientas para hacerse con porciones de poder. Si lo sucedido en Yahoo, por ejemplo, puede extenderse al resto del sector entonces Zuckerberg tendrá que aprender a manejar a los inversionistas cuando el precio de las acciones caiga. En síntesis: aunque puede quedarse con el control de Facebook para siempre, los ataques de los inversionistas podrían contribuir a que no lo desee. </p>