lunes, 9 de diciembre de 2024

Tecnología y productividad

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Según un informe de PricewaterhouseCoopers (PwC), las empresas que en 2000 no incursionaron en Internet aumentaron su productividad en 4,9%. Pero la productividad de las que usaron la Red creció 13,4%.

La medición de PwC es trimestral y cubre 369 ejecutivos de industrias tecnológicas. A su vez, éstos se dividen entre 150 representantes de grandes compañías o grupos cotizantes en Wall Street y 219 presidentes o directivos de empresas pequeñas y medianas; todas registradas en Estados Unidos y Canadá.

Paul Weaver, analista de la misma consultora para temas tecnológicos globales, calificó de “sorpresivo, inesperado” un dato de la encuesta: que seguía habiendo –en 2000, por lo menos- compañías de vanguardia remisas a emplear Internet en la mayor economía del mundo. “No lo entiendo, me supera. Cualquier firma tecnológica que no use Internet vive en un vacío, en un bolsón anacrónico”, dijo el especialista. El experto y otros sospechan que cierta proporción de participantes en la compulsa quizás hayan interpretado mal algunas preguntas “o –como cree Weaver-, sencillamente, han decidido que la Web no sea parte relevante de su negocio”.

Sea como fuere, apenas una fracción de las empresas incluidas en la muestra informó no estar utilizando Internet. Dado que el estudio –pensado para emplearse en benchmarking, o sea comparación de resultados sin identificar competidores- no da nombres, Weaver confiesa: “Me gustaría averiguar quiénes son, porque sabrían cuáles no sobrevivirán mucho tiempo”.

Volviendo a los números, 69% de las empresas participantes en la investigación experimentaron aumentos de productividad en 2000, 12% se mantuvo sin cambios, 9% perdió productividad y 10% no dio datos. Pese a la extrema vulnerabilidad bursátil, muchas compañías esperaban ulterior mejora de productividad en 2001, horizonte compartido sólo en parte por las proyecciones de PwC. Seguramente, la consultoría tuvo en cuenta que 68% de las consultadas habían pronosticado más productividad (contra 69% un año antes), 8% no esperaba cambios, apenas 1% preveían bajas y 13% no había respondido sobre el tema.

En otro plano, las propias estimaciones de los participantes y las deducciones hechas por la firma consultora no encajan en el horizonte genérico de “enfriamiento” que se vislumbra en el conjunto de la economía estadounidense. Según lo ven los analistas, la diferencia se relaciona con el propio perfil del sector: la vanguardia tecnológica depende de la innovación y ésta, en áreas tan decisivas como telecomunicaciones, hardware, bio y nanotecnologías, parece mantener el impulso de años anteriores.

El informe recuerda que Estados Unidos ha prosperado durante diez años sin interrupción y que, cuando sube la productividad, bajan los costos. “Si fabricar una computadores sale US$ 5.000, la firma lo venderá en US$ 5.500, con 10% de ganancia. Pero, si ese costo cede a US$ 4.000, lo vendrá en US$ 4.500 y ganará igual en términos absolutos, pero más en relativos: 11,1%”, concluye Weaver.

La medición de PwC es trimestral y cubre 369 ejecutivos de industrias tecnológicas. A su vez, éstos se dividen entre 150 representantes de grandes compañías o grupos cotizantes en Wall Street y 219 presidentes o directivos de empresas pequeñas y medianas; todas registradas en Estados Unidos y Canadá.

Paul Weaver, analista de la misma consultora para temas tecnológicos globales, calificó de “sorpresivo, inesperado” un dato de la encuesta: que seguía habiendo –en 2000, por lo menos- compañías de vanguardia remisas a emplear Internet en la mayor economía del mundo. “No lo entiendo, me supera. Cualquier firma tecnológica que no use Internet vive en un vacío, en un bolsón anacrónico”, dijo el especialista. El experto y otros sospechan que cierta proporción de participantes en la compulsa quizás hayan interpretado mal algunas preguntas “o –como cree Weaver-, sencillamente, han decidido que la Web no sea parte relevante de su negocio”.

Sea como fuere, apenas una fracción de las empresas incluidas en la muestra informó no estar utilizando Internet. Dado que el estudio –pensado para emplearse en benchmarking, o sea comparación de resultados sin identificar competidores- no da nombres, Weaver confiesa: “Me gustaría averiguar quiénes son, porque sabrían cuáles no sobrevivirán mucho tiempo”.

Volviendo a los números, 69% de las empresas participantes en la investigación experimentaron aumentos de productividad en 2000, 12% se mantuvo sin cambios, 9% perdió productividad y 10% no dio datos. Pese a la extrema vulnerabilidad bursátil, muchas compañías esperaban ulterior mejora de productividad en 2001, horizonte compartido sólo en parte por las proyecciones de PwC. Seguramente, la consultoría tuvo en cuenta que 68% de las consultadas habían pronosticado más productividad (contra 69% un año antes), 8% no esperaba cambios, apenas 1% preveían bajas y 13% no había respondido sobre el tema.

En otro plano, las propias estimaciones de los participantes y las deducciones hechas por la firma consultora no encajan en el horizonte genérico de “enfriamiento” que se vislumbra en el conjunto de la economía estadounidense. Según lo ven los analistas, la diferencia se relaciona con el propio perfil del sector: la vanguardia tecnológica depende de la innovación y ésta, en áreas tan decisivas como telecomunicaciones, hardware, bio y nanotecnologías, parece mantener el impulso de años anteriores.

El informe recuerda que Estados Unidos ha prosperado durante diez años sin interrupción y que, cuando sube la productividad, bajan los costos. “Si fabricar una computadores sale US$ 5.000, la firma lo venderá en US$ 5.500, con 10% de ganancia. Pero, si ese costo cede a US$ 4.000, lo vendrá en US$ 4.500 y ganará igual en términos absolutos, pero más en relativos: 11,1%”, concluye Weaver.

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