En el auge de la burbuja Internet, fines de 1999, una forma de sacar ganancias sin esfuerzo era ponerle “apellido Web” a una empresa. Vale decir, añadirle “.com” o variantes similares. Ya desinflado ese fenómeno, el “apellido” fue transformándose en objeto de chistes fáciles, especialmente por la Red.
Por tanto, los expertos en marcas y marketing empezaron a recomendar a sus clientes ir abandonando el “.com”. Ahora, esto puede convertirse en palabra santa, pues un grupo de docentes y analistas financieros en Estados Unidos ha detectado un síntoma concreto: las acciones de compañías que habían dejado caer el puntocom se cotizan mejor que el resto.
La investigación de mercado abarcó 183 firmas, entre junio de 1999 y fines de 2001. Reveló que quienes habían eliminado el “apellido Web” mejoraban casi 16% en términos bursátiles tras anunciar el cambio y hasta 22% en los treinta días subsiguientes. A menudo, los avances duraban poco, pero esas acciones ya no volvían a ceder como en su época puntocom.
En forma marginal, semiólogos integrantes del mismo equipo detectaron dos síntomas complementarios. Uno es la tendencia a considerar la “nueva economía” como una moda pasada. Otro es no emplear ya términos como clicks, bricks&clicks y parecidos, aun tratándose de empresas virtuales, B2B, etc.
En el auge de la burbuja Internet, fines de 1999, una forma de sacar ganancias sin esfuerzo era ponerle “apellido Web” a una empresa. Vale decir, añadirle “.com” o variantes similares. Ya desinflado ese fenómeno, el “apellido” fue transformándose en objeto de chistes fáciles, especialmente por la Red.
Por tanto, los expertos en marcas y marketing empezaron a recomendar a sus clientes ir abandonando el “.com”. Ahora, esto puede convertirse en palabra santa, pues un grupo de docentes y analistas financieros en Estados Unidos ha detectado un síntoma concreto: las acciones de compañías que habían dejado caer el puntocom se cotizan mejor que el resto.
La investigación de mercado abarcó 183 firmas, entre junio de 1999 y fines de 2001. Reveló que quienes habían eliminado el “apellido Web” mejoraban casi 16% en términos bursátiles tras anunciar el cambio y hasta 22% en los treinta días subsiguientes. A menudo, los avances duraban poco, pero esas acciones ya no volvían a ceder como en su época puntocom.
En forma marginal, semiólogos integrantes del mismo equipo detectaron dos síntomas complementarios. Uno es la tendencia a considerar la “nueva economía” como una moda pasada. Otro es no emplear ya términos como clicks, bricks&clicks y parecidos, aun tratándose de empresas virtuales, B2B, etc.