Por Alfredo Fagalde
Un cambio que se produce en un contexto cada vez más demandante, donde la escasez de talento es una tendencia en expansión, las nuevas generaciones desafían las estructuras de las organizaciones y modifican la relación empleador-empleado, y la tecnología impacta con fuerza.
Algunos de los cambios ya los estamos viendo: los modelos tradicionales están migrando a esquemas alternativos, basados en la flexibilidad, disponibilidad, agilidad y una dinámica de aprendizaje constante. Además, las necesidades de consumo de las personas y los objetivos de las empresas ya no son los mismos que antes.
Los Millennials, en particular, están marcado un cambio de paradigma significativo, dejando obsoletos a aquellos modelos estructurados que caracterizaron a sus antecesores. Tal es así que los procesos y puestos de trabajo que conocemos darán lugar a roles, profesiones y oficios que aún no existen y aparecerán nuevas oportunidades y responsabilidades que requerirán más conocimientos técnicos y creatividad.
Encontrar el equilibrio adecuado entre tecnología, talento y conexión humana será lo que permita lograr el éxito en esta “Revolución de las Habilidades” que está surgiendo. Quienes tengan las habilidades demandadas crearán las oportunidades y elegirán cómo, doÌnde y cuándo trabajar. El desafío de las compañías será comprender las expectativas de estas personas para atraerlas y retenerlas a largo plazo.
Por otra parte, la tecnología está transformando la necesidad de infraestructura física. En el futuro dominarán los modelos de negocio con menos activos y las organizaciones crearán valor a través de la captura, análisis e intercambio de grandes cantidades de datos.
Pero no solo las empresas tendrán más información, sino también los candidatos. Históricamente el reparto de poder en el ámbito laboral favoreció a los empleadores ya que los postulantes dependían de lo que ellos quisieran contarles sobre el puesto, la cultura corporativa, las compensaciones y beneficios. Pero el juego está cambiando.
Los candidatos tendrán cada vez más poder debido a un incremento sustancial de la información disponible sobre una compañía, y una posición definida incluso antes de comenzar un proceso de selección. Para tener una ventaja competitiva en la búsqueda global del mejor talento, los empleadores deberán transformar estos datos en conocimiento, y fomentar una experiencia positiva y atractiva.
Sin importar que no vayan a ser empleadores de por vida, será fundamental para las organizaciones romper el molde y gestionar el talento de una manera diferente para desarrollar el mayor potencial de sus colaboradores. Solo así podrán mantenerse competitivas en el mundo del trabajo del futuro.