<p> DE LA CONSULTORA OB</p><p><br /><br /><em>Por Federico Pauls<br /></em><em>Consultora OB</em></p><p>Estamos saturados de crisis y su sola mención expande aún más su devastador efecto sobre nuestra energía.<br />Se ha declarado una epidemia global de crisis y parece que día a día se incrementa de manera exponencial el número de víctimas.<br />Una vez más estamos frente a la circunstancia de estar a punto de caer en el facilismo tan natural a nuestra cultura, de mirar el vaso medio vacío que nos pone en riesgo de adoptar la típica mirada apocalíptica.<br />En este contexto, complejo desde una perspectiva, pero conveniente desde otra, nos solemos acomodar en un rol desde el cual podamos representar el papel de victimas de un mal que nos es ajeno. <br />La crisis, debemos reconocer, también es una buena excusa.<br />Más allá del grupo de las autoproclamadas víctimas, también encontramos a los espectadores, quienes frente a esta situación particular, sencillamente se quedan estáticos viendo lo que pasa y esperando que mágicamente les llegue una parte del salvataje, en un momento que clara y paradójicamente se nos demanda una mayor atención, esfuerzo y acción.<br />Por suerte para nosotros, además de los roles de víctimas y espectadores, esta obra tiene un papel más disponible para nosotros. Este papel es el protagónico, ni más ni menos.<br />También podemos ser protagonistas de este momento y como pocas veces en los últimos años, ser protagonistas de una historia que nos marque y constituya un punto de inflexión en nuestro recorrido.<br />Hace unos días, en una convención comercial, los participantes coincidían en el hecho que hasta hace poco, cualquiera que estuviera en la calle vendiendo sus productos o servicios, lo hacía con relativo éxito y en ese contexto no resultaba tarea sencilla separar la paja del trigo. Las ventas tapaban las diferencias.<br />En cambio en este momento, quedarán bien claras las diferencias entre los buenos jugadores y los improvisados que solo aprovecharon el viento a su favor para moverse.<br />En esta turbulenta realidad se destacarán aquellos que estén preparados y dispuestos a hacerle frente a la dificultad para vencerla y salir fortalecidos de ella.</p><p><br /></p><p> </p><p> </p><p><br /></p>
<strong>Lo que no mata, fortalece.<br /><br /></strong>Las condiciones imperantes pueden matar a unos, pero también pueden fortalecer a otros, sólo es cuestión de ponerse en el grupo correcto.<br />Para ilustrar estos conceptos, intentaré citar un ejemplo de un ámbito distinto del empresarial, donde la crisis no fue más que un disparador, la chispa que desencadenó la combustión creativa y puso en movimiento el instinto de supervivencia que logró llevar a un grupo de personas a un lugar de privilegio. <br />Nuestra analogía la encontramos en el plano deportivo, más precisamente en el seleccionado de rugby argentino, los Pumas, quienes durante el año 2007 se encontraron con la que probablemente fue la mayor crisis en su historia.<br />La Unión Argentina de Rugby se debatía internamente en una etapa de alta conflictividad. Acababa de rescindir en malos términos su relación profesional con la empresa Sportfive, quien hasta entonces era su agente comercial.<br />Tuvo uno de sus momentos más complejos y confrontativos de la historia, en su relación con el plantel de jugadores seleccionados, justo en la etapa previa a la copa del mundo celebrada en Francia.<br />Hasta entonces, si bien estas variables afectaban directamente el estado emocional del plantel, podríamos decir desde alguna óptica alternativa, que las mismas no impactaban en las fibras más íntimas del equipo, del núcleo de ese gran seleccionado, de esa hermandad confirmada por una misma camiseta que supieron defender una y otra vez en épicas batallas casi siempre en inferioridad de condiciones.<br />Estas circunstancias, críticas por cierto, sumadas al hecho ser el único seleccionado amateur entre la elite conformada por los diez mejores equipos del planeta, a que los jugadores están dispersos por el mundo con escasa posibilidad de entrenar y jugar juntos, a no tener una competencia internacional establecida, como el seis naciones en el norte o el tres naciones en el hemisferio sur, hacían preveer que el desempeño en el mundial no estaría a la altura de las expectativas que este equipo podía generar. <br />Por si todo esto fuera poco, de pronto, a pocos días de comenzar el mundial, en el último partido preparatorio, se le detectó una enfermedad cardiaca a uno de los jugadores del plantel, el “negro” Martín Gaitán, que hizo que tuviera que retirarse del plantel y del rugby, no pudiendo hacer realidad su sueño de jugar el mundial. <br />La crisis se presentó en el peor momento y de la peor manera.<br />Esto amenazo con quebrar la muralla Puma. Sus cimientos sintieron el impacto, pero una vez más los liderados por el gran capitán, Agustín Pichot, capitalizaron cada uno de los elementos de la crisis para unirse y salir adelante haciendo de esta desgracia una motivación más. Ahora debían cumplir con su país, con el deporte, con ellos mismos y con ese hermano que quedo en el camino esperanzado de verlos triunfar.<br />En ese momento fue cuando clarificaron la situación, analizaron sus 4 P y decidieron agregarle muchas “P” más. La “P” de Pumas, la ventaja competitiva que constituye el significado de ese símbolo en el pecho, la “P” de Pichot liderando en la tormenta, la de Pasión, que se jugaba desde el momento en que se cantaba el himno, la de Perseverancia para entrenar como nunca, la de Profesionalismo para tomar la dificultad como desafío. Esas últimas P fueron la clave para convertir su crisis en oportunidad y a partir de allí lograr el éxito más importante de la historia del rugby argentino.<br />
La crisis fue el punto de partida para llevar al rugby del fin del mundo a un podio inédito.<br />
Ellos decidieron no acomodarse en la justificación, decidieron no mirar por la ventana para buscar afuera los culpables de las circunstancias que los amenazaban, cerraron las persianas y allí, en la intimidad, se miraron al espejo y buscaron en ellos mismos las respuestas, asumieron la responsabilidad y desplegaron su potencial en la búsqueda de sus objetivos, paso a paso, con humildad, con inteligencia, con confianza <br />
Es en este momento donde debemos rescatar de la memoria esa epopeya para inspirarnos en nuestro propio campeonato, en nuestros jugadores y en nuestros objetivos, para que la memoria nos guíe y sustente la confianza necesaria para que cada uno de nosotros salga a la cancha hoy, en plena crisis mundial, inspirados en ese gran equipo y con la convicción de lograr un gran resultado, uno de esos que recordaremos hasta el último de nuestros días.<br />
Aprendizajes para capitalizar de aquellos gloriosos Pumas:
<p> Protagonismo: <br />
No mirar de afuera, no mirar para afuera. Hay un partido duro, pues entonces deberemos jugar más duro. Si ignoramos las condiciones existentes seremos, además de necios, suicidas. En este contexto, o nos hacemos dueños de la pelota y proponemos jugamos a ganar, o nos ganará la dificultad, no hay empate posible. <br />
 Orgullo: <br />
Defender la camiseta, hacerse cargo de la historia y de todos aquellos que esperan ver desde algún lugar de la organización, que salimos a la cancha a jugarle con garra a lo que se nos presente, porque de nuestro éxito depende el futuro de muchos.<br />
 Liderazgo: <br />
Tomar la posta y hacerse cargo. Inspirar, motivar, impulsar, contener, alentar. Todos tenemos la semilla del liderazgo en nosotros. Es hora de que germine y crezca para transmitir la convicción de que es posible si lo creemos posible y que, paso a paso, vamos a subir al podio, todos juntos. <br />
 Pasión: <br />
Sin pasión no hay posibilidades. La vida es el escenario ideal para que la pasión se derrame a través de nuestras acciones. El músculo tenso, la mente fría, la sangre hirviendo, los dientes apretados. La vida sin pasión es un relato monocorde sin sentido.<br />
 Perseverancia: <br />
Nada será fácil este año, la cosa se puso cuesta arriba, será agotador, será muy exigente. Como escuché alguna vez, “son muchos más los que renuncian, que los que fracasan”. Y esto se dará sin dudas este año de manera particular. Hacer, insistir, aprender, intentar y volver a intentar. No hay atajos sustentables para subir al podio.<br />
 Profesionalismo: <br />
Cada convicción y cada fundamento profesional será puesto a prueba este año. Como afirmaba el famoso entrenador Don Shula, resulta fundamental mantener la perspectiva tanto en las buenas como en las malas. Ser profesional tiene que ver, hoy más que ayer, con desarrollar la capacidad de resolver las tensiones a las que el presente nos somete. </p>
<p>Debemos buscar en cada organización el fuego interno, la unión, la ambición de ir más allá de la supervivencia para evolucionar y acercarnos a la excelencia.<br />
“Ayer paso, mañana será tarde, hoy es siempre todavía” siguiendo este concepto debemos comprender que “toda la vida es ahora”, llego el momento de encontrar el liderazgo de Pichot, y la creatividad de Juan Martin Hernandez, en nuestra organización.<br />
El mercado y las empresas que lo componen, están en jaque enfrentando una crisis que puede ser un trágico final, o un prometedor comienzo.</p>