Más imaginación, estilo Popcorn (I)

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En su último libro, Clicking, Faith Popcorn y Lys Marigold actualiza y amplía los contenidos del famoso The Popcorn Report, que presentaba al consumidor del futuro.

El argumento central del libro, que está contenido en el título, es una metáfora. Y bastante osada si se quiere. Las autoras comparan al marketinero con la persona que, sin la clave pero con habilidad y astucia, logra abrir la combinación de una caja fuerte.

Un marketinero, dicen, debe encontrar las combinaciones, los productos y las ofertas adecuados para que su negocio toque la tecla justa que haga consumir al consumidor.

Las tendencias del mundo actual revelan qué va a comprar la gente en el futuro y por qué. Muestran cómo llegar antes al lugar donde van a estar los consumidores en el futuro.

Esas tendencias, que suman ahora 16, ayudarán a los marketineros a decidir sobre productos y servicios.

1. La casa se convierte en un nidito cómodo, acogedor, agradable e íntimo, donde los consumidores pasan cada vez más horas de su tiempo libre.

El mundo se está haciendo más feo, más peligroso. En las calles hay más y peores crímenes. La gente tiene miedo de caminar por la calle y es por eso que se queda en su casa.

Los productos triunfadores serán los que den seguridad de todo tipo, desde sistemas de alarma hasta guardaespaldas. Pero, además de seguridad, los consumidores quieren que sus casas estén bien equipadas, que sean cómodas y acogedoras.

Los productos y servicios que atiendan algunos de esos aspectos harán clic en la mente del consumidor.

2. La gente busca pertenecer a algún grupo, sociedad, donde se mueva entre iguales o parecidos.

La respuesta de las empresas podría estar en ofrecer, por ejemplo, a grupos de lectores un lugar de lectura y compra de libros que sea acogedor y que les garantice la compañía de personas con intereses similares.

3. La revancha del placer.

Los consumidores están hartos de hacer lo que se debe hacer (como comer bien y hacer ejercicios). Demuestran su enojo, por ejemplo, yendo a comer a restaurantes exóticos y regocijándose con la idea de probar cosas prohibidas.

4. Pequeñas autoindulgencias.

Esta tendencia, más suave que la anterior, alude a la disposición de las personas a gastar dinero en su propia persona, porque sencillamente se lo merecen. Son ciertos lujitos accesibles.

5. Anclaje espiritual.

Hoy son un éxito los centros de yoga, los libros cristianos, los discos con cantos gregorianos y las publicaciones budistas.

6. Egonomía.

Los consumidores ya no quieren que se los considere como un ser no identificado en la multitud. Quieren que se los trate como individuos. Para la egonomía, el cliente es verdaderamente un monarca porque es quien da las órdenes.

7. La perspectiva de la mujer.

Es una actitud antimachista en las empresas. Es, también, reconocer las diferencias de género y comercializar los productos y servicios teniendo en cuenta esas diferencias. Hay, por ejemplo, vitaminas para hombres y vitaminas para mujeres.

8. La emancipación del hombre.

Se están abandonando muchos de los viejos estereotipos sobre el hombre macho. El mercado deberá ofrecer productos o servicios para un hombre más dulce, más gentil pero igualmente fuerte y varonil.

El argumento central del libro, que está contenido en el título, es una metáfora. Y bastante osada si se quiere. Las autoras comparan al marketinero con la persona que, sin la clave pero con habilidad y astucia, logra abrir la combinación de una caja fuerte.

Un marketinero, dicen, debe encontrar las combinaciones, los productos y las ofertas adecuados para que su negocio toque la tecla justa que haga consumir al consumidor.

Las tendencias del mundo actual revelan qué va a comprar la gente en el futuro y por qué. Muestran cómo llegar antes al lugar donde van a estar los consumidores en el futuro.

Esas tendencias, que suman ahora 16, ayudarán a los marketineros a decidir sobre productos y servicios.

1. La casa se convierte en un nidito cómodo, acogedor, agradable e íntimo, donde los consumidores pasan cada vez más horas de su tiempo libre.

El mundo se está haciendo más feo, más peligroso. En las calles hay más y peores crímenes. La gente tiene miedo de caminar por la calle y es por eso que se queda en su casa.

Los productos triunfadores serán los que den seguridad de todo tipo, desde sistemas de alarma hasta guardaespaldas. Pero, además de seguridad, los consumidores quieren que sus casas estén bien equipadas, que sean cómodas y acogedoras.

Los productos y servicios que atiendan algunos de esos aspectos harán clic en la mente del consumidor.

2. La gente busca pertenecer a algún grupo, sociedad, donde se mueva entre iguales o parecidos.

La respuesta de las empresas podría estar en ofrecer, por ejemplo, a grupos de lectores un lugar de lectura y compra de libros que sea acogedor y que les garantice la compañía de personas con intereses similares.

3. La revancha del placer.

Los consumidores están hartos de hacer lo que se debe hacer (como comer bien y hacer ejercicios). Demuestran su enojo, por ejemplo, yendo a comer a restaurantes exóticos y regocijándose con la idea de probar cosas prohibidas.

4. Pequeñas autoindulgencias.

Esta tendencia, más suave que la anterior, alude a la disposición de las personas a gastar dinero en su propia persona, porque sencillamente se lo merecen. Son ciertos lujitos accesibles.

5. Anclaje espiritual.

Hoy son un éxito los centros de yoga, los libros cristianos, los discos con cantos gregorianos y las publicaciones budistas.

6. Egonomía.

Los consumidores ya no quieren que se los considere como un ser no identificado en la multitud. Quieren que se los trate como individuos. Para la egonomía, el cliente es verdaderamente un monarca porque es quien da las órdenes.

7. La perspectiva de la mujer.

Es una actitud antimachista en las empresas. Es, también, reconocer las diferencias de género y comercializar los productos y servicios teniendo en cuenta esas diferencias. Hay, por ejemplo, vitaminas para hombres y vitaminas para mujeres.

8. La emancipación del hombre.

Se están abandonando muchos de los viejos estereotipos sobre el hombre macho. El mercado deberá ofrecer productos o servicios para un hombre más dulce, más gentil pero igualmente fuerte y varonil.

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