La paternidad está en proceso de redefinición, especialmente entre los integrantes de la Generación Z, un segmento que modifica las prácticas y percepciones tradicionales asociadas al rol de padre. Este cambio cultural impacta en el modo en que las marcas deben diseñar sus estrategias de comunicación y marketing, adaptándolas a nuevas formas de consumo y expresión.
En las últimas décadas, el “papá tradicional” fue un arquetipo recurrente en la publicidad, caracterizado por atributos como la autoridad o la torpeza amable. Sin embargo, este modelo pierde vigencia frente a una generación que concibe la paternidad como una experiencia emocional, visible y estéticamente cuidada, inmersa en el entorno digital. Este fenómeno fue analizado por Natalia Sánchez, especialista en Another, agencia regional de comunicación estratégica, quien enfatiza que para estos nuevos padres la paternidad trasciende el cuidado básico y se convierte en una vivencia para compartir.
«Los nuevos padres están redefiniendo qué significa ser papá, y también cómo quieren vivir, compartir y consumir esa experiencia», señaló Sánchez. Esta transformación implica que las marcas deben repensar el marketing experiencial, modalidad que se basa en generar vivencias que conecten emocionalmente con el público, destacando elementos como la sensibilidad y los valores propios de esta audiencia emergente.
Cambios en el marketing experiencial
El marketing experiencial, o experiential marketing, consiste en diseñar interacciones que permiten al consumidor vivir una experiencia de marca más allá de la simple adquisición de un producto o servicio. Frente a la evolución de la paternidad, esta disciplina debe adaptarse para reflejar la nueva sensibilidad de los padres jóvenes. La emocionalidad y la visibilidad son ahora aspectos centrales, ya que ser papá se expresa públicamente en redes sociales y plataformas digitales, donde la narrativa personal y la estética tienen un papel preponderante.
Esta realidad impone a las empresas el desafío de generar campañas que no solo atraigan la atención, sino que también promuevan la identificación y el sentido de pertenencia. La comunicación debe evitar estereotipos rígidos y ser auténtica, respetando la diversidad de emociones y formas de expresión que caracterizan a la paternidad de la Generación Z.
Adán Ramírez, experto en relaciones públicas y consultoría en another, remarca que «ser padre es emocional, visible, estético y profundamente digital». Esta definición sintetiza la necesidad de que las marcas comprendan que los nuevos padres no buscan únicamente productos o servicios, sino experiencias significativas para compartir y representar en sus entornos sociales y digitales.
Implicancias para las marcas
La transformación cultural en la paternidad obliga a que las compañías adecuen sus estrategias para no solo atraer sino también fidelizar a este segmento. El marketing para padres de la Generación Z es un terreno propicio para la innovación y la creatividad, siempre que se base en un conocimiento profundo de sus motivaciones y estilos de vida.
Este perfil de consumidor combina el cuidado con la expresión estética y la construcción de identidad en el mundo digital, lo que requiere una comunicación menos tradicional y más acorde a las formas actuales de interacción y consumo. Las marcas que adopten esta perspectiva pueden establecer vínculos más auténticos y duraderos con sus públicos.
Natalia Sánchez concluye que «las marcas que quieran conectar con ellos deben entender que el marketing de experiencias también está cambiando», subrayando la importancia de adaptarse a esta nueva realidad para generar impacto y relevancia en el mercado.
Según informó la agencia another, esta tendencia implica un replanteo integral del marketing dirigido a padres, que incorpora nuevas dimensiones emocionales y digitales, y abandona los clichés asociados a modelos pasados.