¿Los semanarios siguen siendo relevantes? “No”, respondió un miembro de la redacción de Newsweek. “Y todos lo sabemos.”
Este planteo resurgió a partir de informes que indican que la revista U.S. News & World Report podría cambiar de tema y dedicarse a la ciencia y la historia.
Mort Zuckerman , dueño de U.S. News, dijo que no haría comentarios sobre los “rumores que circulan en la prensa”. Cuando se le preguntó sobre un posible cambio de frecuencia, contestó que “de ninguna manera”.
Y agregó: “Pero decidimos dejar de dedicarnos tanto a las noticias internacionales –de menor atractivo desde el desmembramiento de la Unión Soviética—y además estamos comprobando que tampoco hay ya el mismo interés que antes por las noticias de política nacional. La atención del país no está en Washington sino en el sector privado.”
Eso puede borrar del tablero a una marca prestigiosa como US News; y eso habla también del gran desafío que tienen ante sí los tres grandes semanarios de Estados Unidos.
Stephen Smith, director de U.S. News expresó que “estamos analizando la revista para asegurarnos de que sigamos estando en sintonía con nuestros lectores. Todavía no hemos decidido nada sobre si hay que cambiar algo. Insisto, “si es que hay que cambiar algo”. Inside.com fue la primera en publicar posibles modificaciones en U.S. News.
Aparte de los desafíos que el nuevo siglo ha traído a las revistas (la cobertura de noticias segundo a segundo de los principales canales de cable, la proliferación de sitios Web que también cambian las noticias minuto a minuto), este año es espantoso. En abril, las páginas de publicidad de Time cayeron 23,9%; las de Newsweek, 22,1%; y las de U.S. News, 17,2%.
También están sufriendo las áreas más “dulces” de las revistas: tecnología, automovilismo, finanzas. “Por donde se las mire, las publicaciones están pasando un mal momento”.
El año pasado, sin embargo, Time tuvo ganancias récord. Newsweek de Washington Post Co. registró ganancias récord en 1999.
“El crecimiento de Time durante los últimos cinco años fue fenomenal”, indicó el editor Ed McCarrick. A excepción de People, “no hay revista en el mundo que no desee tener nuestros ingresos”. En 1999, según las cifras que publicó Advertising Age, los ingresos totales de Time por publicidad y venta de ejemplares fueron de US$ 962,7 millones; los de Newsweek se ubicaron en US$ 594,2 millones; y los de U.S. News sumaron US$ 355 millones.
“Se puede recomponer este negocio – algo que ya se hecho — por medio de todo tipo de mecanismos”, expresó el ejecutivo. “Pero, ¿cómo se hace para salvar a los semanarios en la era de las noticias instantáneas?”
Como bien saben los lectores asiduos, la respuesta está en ofrecer información que trate de lograr resonancia cultural, algo que es bastante necesario. En el período previo a las elecciones del año pasado, por primera vez la gente dijo que la cobertura de los semanarios no aportó absolutamente nada.
El contra argumento: los semanarios de noticias todavía siguen fijando una agenda cultural que no está pensada para los entendidos. “Esta gente está atrapada en medio de una gran transición que experimenta la sociedad. La transición de las revistas pensadas para el público general, a las revistas para públicos limitados para terminar con publicaciones pensadas para individuos”, explica Jim Harris, CEO de estrategia de marketing de Thought-Step, Chicago. “La gente joven consume noticias en otra parte.” Un ex ejecutivo de Newsweek contó que, hace veinte años, la edad promedio de un lector de esta publicación era de 32 años. Hoy, esa edad — también para Time — oscila en los 40. La edad promedio del lector de U.S. News es de 46.
La cuestión es que tal vez resulte difícil erradicar las costumbres del consumidor. El terreno de los medios ya está repleto con lo que muchos denominan marcas condenadas a morir –desde canales de TV o cadenas radiales hasta publicaciones como The Reader’s Digest. Y muchos semanarios corren el riesgo de encontrar la misma suerte, aunque tengan marcas extraordinarias.
Tal vez la clave esté en que sepan reaccionar a tiempo.
Por Jon Fine
© Advertising Age / MERCADO
¿Los semanarios siguen siendo relevantes? “No”, respondió un miembro de la redacción de Newsweek. “Y todos lo sabemos.”
Este planteo resurgió a partir de informes que indican que la revista U.S. News & World Report podría cambiar de tema y dedicarse a la ciencia y la historia.
Mort Zuckerman , dueño de U.S. News, dijo que no haría comentarios sobre los “rumores que circulan en la prensa”. Cuando se le preguntó sobre un posible cambio de frecuencia, contestó que “de ninguna manera”.
Y agregó: “Pero decidimos dejar de dedicarnos tanto a las noticias internacionales –de menor atractivo desde el desmembramiento de la Unión Soviética—y además estamos comprobando que tampoco hay ya el mismo interés que antes por las noticias de política nacional. La atención del país no está en Washington sino en el sector privado.”
Eso puede borrar del tablero a una marca prestigiosa como US News; y eso habla también del gran desafío que tienen ante sí los tres grandes semanarios de Estados Unidos.
Stephen Smith, director de U.S. News expresó que “estamos analizando la revista para asegurarnos de que sigamos estando en sintonía con nuestros lectores. Todavía no hemos decidido nada sobre si hay que cambiar algo. Insisto, “si es que hay que cambiar algo”. Inside.com fue la primera en publicar posibles modificaciones en U.S. News.
Aparte de los desafíos que el nuevo siglo ha traído a las revistas (la cobertura de noticias segundo a segundo de los principales canales de cable, la proliferación de sitios Web que también cambian las noticias minuto a minuto), este año es espantoso. En abril, las páginas de publicidad de Time cayeron 23,9%; las de Newsweek, 22,1%; y las de U.S. News, 17,2%.
También están sufriendo las áreas más “dulces” de las revistas: tecnología, automovilismo, finanzas. “Por donde se las mire, las publicaciones están pasando un mal momento”.
El año pasado, sin embargo, Time tuvo ganancias récord. Newsweek de Washington Post Co. registró ganancias récord en 1999.
“El crecimiento de Time durante los últimos cinco años fue fenomenal”, indicó el editor Ed McCarrick. A excepción de People, “no hay revista en el mundo que no desee tener nuestros ingresos”. En 1999, según las cifras que publicó Advertising Age, los ingresos totales de Time por publicidad y venta de ejemplares fueron de US$ 962,7 millones; los de Newsweek se ubicaron en US$ 594,2 millones; y los de U.S. News sumaron US$ 355 millones.
“Se puede recomponer este negocio – algo que ya se hecho — por medio de todo tipo de mecanismos”, expresó el ejecutivo. “Pero, ¿cómo se hace para salvar a los semanarios en la era de las noticias instantáneas?”
Como bien saben los lectores asiduos, la respuesta está en ofrecer información que trate de lograr resonancia cultural, algo que es bastante necesario. En el período previo a las elecciones del año pasado, por primera vez la gente dijo que la cobertura de los semanarios no aportó absolutamente nada.
El contra argumento: los semanarios de noticias todavía siguen fijando una agenda cultural que no está pensada para los entendidos. “Esta gente está atrapada en medio de una gran transición que experimenta la sociedad. La transición de las revistas pensadas para el público general, a las revistas para públicos limitados para terminar con publicaciones pensadas para individuos”, explica Jim Harris, CEO de estrategia de marketing de Thought-Step, Chicago. “La gente joven consume noticias en otra parte.” Un ex ejecutivo de Newsweek contó que, hace veinte años, la edad promedio de un lector de esta publicación era de 32 años. Hoy, esa edad — también para Time — oscila en los 40. La edad promedio del lector de U.S. News es de 46.
La cuestión es que tal vez resulte difícil erradicar las costumbres del consumidor. El terreno de los medios ya está repleto con lo que muchos denominan marcas condenadas a morir –desde canales de TV o cadenas radiales hasta publicaciones como The Reader’s Digest. Y muchos semanarios corren el riesgo de encontrar la misma suerte, aunque tengan marcas extraordinarias.
Tal vez la clave esté en que sepan reaccionar a tiempo.
Por Jon Fine
© Advertising Age / MERCADO