La población mundial con necesidades especiales suma – según el foro de empleadores sobre discapacidad de Estados Unidos – 610 millones de personas, o 10% de la población total del planeta. En general, a los anunciantes se les escapa que la mayor parte de esas personas son miembros activos de sus comunidades y que gastan mucho dinero por año en las mismas cosas que todos los demás. Al no atender a esa comunidad con necesidades especiales (en Estados Unidos suma 20% de la población adulta) esos anunciantes están ignorando la realidad del poder adquisitivo de esa comunidad.
“Desde el punto de vista de la creación de marca, el mercado de las necesidades especiales es la minoría más grande del mercado, y sin embargo las marcas no se animan a tenerlo en cuenta”, dijo a Brandchannel Nadine O. Vogel, fundadora y presidenta de Springboard Consulting, una firma de Nueva Jersey que ayuda a educar a los anunciantes en el desarrollo de productos y servicios para el segmento de necesidades especiales. “Lo que no advierten es que las discapacidades no discriminan – incluye todas las razas y todos los credos. También parecería que suponen que los discapacitados no tienen capacidad de compra, y nada podría estar más alejado de la verdad. Los adultos con discapacidades muchas veces tienen el mismo ingreso, o activos o poder adquisitivo que cualquier otro adulto”.
Además, representar a ese segmento en la publicidad es una excelente manera de que las marcas se presenten como “inclusivas”, o sea, como empresas que se preocupan por incluir a los diferentes. Y no solamente habría que tenerlos en cuenta en los anuncios sino también darles trabajo.
Bridges es un programa auspiciado por la Fundación Marriot que trabaja a dos puntas. Por un lado muestra .a los empleadores el significado de contratar discapacitados leves mientras simultáneamente prepara para el trabajo a la comunidad con necesidades especiales.
La población mundial con necesidades especiales suma – según el foro de empleadores sobre discapacidad de Estados Unidos – 610 millones de personas, o 10% de la población total del planeta. En general, a los anunciantes se les escapa que la mayor parte de esas personas son miembros activos de sus comunidades y que gastan mucho dinero por año en las mismas cosas que todos los demás. Al no atender a esa comunidad con necesidades especiales (en Estados Unidos suma 20% de la población adulta) esos anunciantes están ignorando la realidad del poder adquisitivo de esa comunidad.
“Desde el punto de vista de la creación de marca, el mercado de las necesidades especiales es la minoría más grande del mercado, y sin embargo las marcas no se animan a tenerlo en cuenta”, dijo a Brandchannel Nadine O. Vogel, fundadora y presidenta de Springboard Consulting, una firma de Nueva Jersey que ayuda a educar a los anunciantes en el desarrollo de productos y servicios para el segmento de necesidades especiales. “Lo que no advierten es que las discapacidades no discriminan – incluye todas las razas y todos los credos. También parecería que suponen que los discapacitados no tienen capacidad de compra, y nada podría estar más alejado de la verdad. Los adultos con discapacidades muchas veces tienen el mismo ingreso, o activos o poder adquisitivo que cualquier otro adulto”.
Además, representar a ese segmento en la publicidad es una excelente manera de que las marcas se presenten como “inclusivas”, o sea, como empresas que se preocupan por incluir a los diferentes. Y no solamente habría que tenerlos en cuenta en los anuncios sino también darles trabajo.
Bridges es un programa auspiciado por la Fundación Marriot que trabaja a dos puntas. Por un lado muestra .a los empleadores el significado de contratar discapacitados leves mientras simultáneamente prepara para el trabajo a la comunidad con necesidades especiales.